Mariela Mendoza tendría unos 9 años cuando visitaba la ciudad de Cuernavaca con sus padres. Iba de vacaciones a disfrutar de esa pintoresca ciudad con climas agradables y a conocer lugares mágicos como Tepoztlán, llegarían a la casa de unos tíos, a los cuales tenía mucho de no haber visto y sus papás visitarían a estos familiares de improviso y quizás quedarse a dormir. Todo iba bien hasta que llegaron, cuando bajaron del carro notaron con extrañeza que la colonia estaba muy sola y que las casas de los alrededores estaban vacías, la única casa que parecía habitada era de los tíos de Mariela.
Sin tomarle importancia se dirigieron con los familiares solo para recibir una extraña y desagradable sorpresa; habían muerto por causa de un terrible accidente y no lo supieron hasta ese momento, nadie les avisó; la señora que cuidaba la casa y que ayudaba a la familia fallecida vivía ahí y era una persona mayor de aspecto extraño; muy vieja con la cara completamente arrugada, de aliento terrible y con una sonrisa muy perturbadora que dejaba ver sus amarillos dientes postizos.
Sobre su cabeza tenía una pañoleta negra que le daba un aspecto aun más inquietante, y cada que caminaba iba dejando una estela de un extraño olor como a lavanda mezclado con excremento y orines. Los padres de la niña aun estaban en shock por el supuesto accidente en el cual murieron los tíos. La vieja nunca supo explicar con claridad que fue lo que les pasó y con algo de despreocupación, decía que le fue imposible comunicarse con los familiares y decirles, cosa que los padres de Mariela no creyeron, la madre al preguntarle por la casa y su destino, hizo que la mujer hablara con un tono molesto, diciendo que ella la cuidaría y que no cobraría nada.
Mis padres renuentes le dijeron que era deber de los familiares directos decidir eso, a lo que la anciana haciendo una mueca de desaprobación tan solo se paro del sillón-mecedora y se fue a la cocina diciendo un montón de majaderías entre dientes.
Al caer la noche, todos se dispusieron a dormir, los padres de Mariela cayeron en un sueño profundo y la niña lejos de tener sueño, dormitaba en la habitación que le había tocado, era de madrugada cuando se levanto al baño y para llegar a él, tenía que pasar por la sala de la casa, aun con la somnolencia encima, pasó de largo por la sala y notó por el rabillo del ojo que alguien se mecía en el sillón-mecedora con tapiz floreado. Al voltear vio con asombro que era la anciana que estaba sentada meciéndose plácidamente sobre el mueble, y al preguntarle que hacia ahí, la mujer lentamente volteó con la mirada fija dejando ver su rostro. Al verlo, la niña pegó un grito que se oyó por toda la casa. La anciana parecía mirarla fijamente; pero al observarla de cerca pudo darse cuenta que no tenia ojos, en cambio tenía unos parpados cerrados que se metían en las cuencas y una mueca asquerosa que hacía con una boca desprovista de dientes.
Aquel rostro era perturbador, la niña al querer salir de ahí, sintió como unas manos la tomaban de la sudadera que llevaba, jaloneándola para no dejarla ir, por lo que comenzó a sentir un terrible pánico, como pudo se zafó de aquellas manos que la aprisionaban para irse a meter a la cama y taparse de pies a cabeza, temblando comenzó a orinarse encima cuando escuchó el rechinido de la puerta que se abría y se cerraba lentamente. No sabía si la vieja había entrado o estaba afuera, cuando quiso ver un poco a través de la sabana, una parte de ella se levantaba para dejar ver el rostro siniestro de la anciana. La niña saltó de la cama y corrió a la habitación de sus padres que seguían dormidos profundamente, intentando despertarlos una y otra vez. Cuando por fin despertaron, escucharon el relato aterrador y salieron a ver que sucedía, no había nadie en la casa y la vieja roncaba en su habitación, molestos por el escándalo y la ocurrencia de la niña, renuentes atendieron sus súplicas de irse a dormir a un hotel, con algo de preocupación salieron de aquella casa a hospedarse en un hotel cercano.
Antes de salir, la niña corrió a su habitación por un cambio de ropa mientras sus padres esperaban en el carro, al momento de salir, fue tomada por detrás y tapándole la boca la siniestra
anciana le lanzó una advertencia con una voz ronca y grave:
-Mira maldita, mas les vale no regresar, si tú dices una sola palabra, voy a matar a tus padres y a ti voy a descuartizarte para comerme tu corazón-
Después de darle esa cruel amenaza le dio un frío y asqueroso beso de despedida, lamiendo su mejilla y dejándola llena de una baba hedionda. Cuando se sintió libre, sus piernas apenas podían caminar por el miedo, helada y sin color en el rostro se subió al auto y se alejaron de ahí, jamás regresaron. Tiempo después y aun en litigio por la casa de los tíos, se supo que la anciana había muerto en extrañas circunstancias, había sido encontraba muerta en el patio trasero de la casa, completamente desnuda y no tenía ojos, estaba rodeada de plumas y aves muertas que inundaban el ambiente de un hedor a plumas podridas y excremento. La verdad nunca se supo y aun en nuestros días, sigue siendo un misterio.
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