Según un estudio realizado por la Universidad de Alabama comprobó, a través de una serie de exámenes e investigaciones, que el anticuerpo inmunoglobulina aumenta en las personas justo en el momento posterior a la realización de un tatuaje.

Los científicos visitaron varios centros de tatuajes y encuestaron a las personas respecto de cuántos se habían hecho y qué tan largas habían sido las sesiones. Luego de eso, tomaron muestras de saliva antes y después de la realización de un nuevo tatuaje. Los resultados fueron asombrosos. El anticuerpo inmunoglobulina A, que ayuda a combatir las infecciones comunes tales como el resfriado y el cortisol (hormona del estrés del estrés que interfiere con el sistema inmunológico), habían crecido considerablemente.

Christopher Lynn, Antropólogo que lideró la investigación, señaló que mientras más exposición al estrés, más sube el umbral que deben traspasar las infecciones para enfermarnos. Los tatuajes, para el ser humano, son un tipo de situación de estrés.