El Monstruo de Colores, de Anna Llenas, es otro de los imprescindibles en nuestra «biblioteca de sentimientos«.
Un álbum ilustrado súper ventas, presente en miles de hogares, aulas y ludotecas. Fue publicado a finales de 2012 pero creo que ya podemos decir que es todo un referente y una obra que no nos puede faltar si tenemos hijos.
El entrañable monstruo protagonista se ha levantado raro, confuso, aturdido… No sabe muy bien qué le pasa. Se ha hecho un lío con las emociones y, claro, todas juntas, revueltas, no pueden funcionar.
El Monstruo de Colores
Por suerte, su amiga le ayudará a identificarlas, describirlas y asociarlas con un color, para poder ordenarlas posteriormente en botecitos. En la fotografía inferior podéis ver la alegría, representada por el color amarillo.
El Monstruo de Colores
La última de las emociones quedará en el aire, para que sean los pequeños lectores los que averigüen con qué sentimiento se corresponde.
Sin duda alguna, El Monstruo de Colores puede ser una herramienta muy útil para que los padres podamos trabajar la inteligencia emocional de nuestros hijos. Ayudarles a expresar sus sentimientos sin miedo, a identificar qué se siente con cada uno de ellos, cómo nos hacen sentir.
Ayudarles a poner orden en la confusión que a veces pueden tener y que en ocasiones da lugar a lo que llamamos «rabietas«, dando validez a sus sentimientos, mostrándoles que nos interesa y haciéndoles ver que la mejor manera de gestionar sus emociones es entenderlas, conocer cuál es su origen y cómo nos transforman.
No es extrañar que esta obra se trabaje en numerosas escuelas infantiles, consultas de psicología infantil y otros centros donde se trabaja con niños. El enfoque que ha dado Anna Llenas a un tema tan complejo como éste es simplemente fantástico y así lo han entendido muchos profesionales enfocados en la infancia.
A la misma altura están sus ilustraciones, que literalmente parece que van a salirse del papel. De hecho, a veces es imposible resistirse a tocar la hoja porque parece que estemos ante personajes tridimensionales. Cada página es una obra de arte que dan ganas de enmarcar.