El documental tiene ya un público asiduo: Everardo González

A diferencia de hace una década, hoy en día ya hay público para el cine documental, incluso existen jóvenes que comenzaron a verlo hace algunos años y ahora ya hasta escriben sobre estas producciones en blogs, aseguró el cineasta Everardo González.

En conferencia de prensa, González celebró el ánimo que hay por ver cine documental, situación que aseguró se debe en mucho a la gente que está detrás de festivales o muestras para darles salida.

Tengo 44 años, 15 de trayectoria y actualmente el cine documental es mucho más respetado y mejor apreciado, incluso hay un público mejor formado, compartió.

Para el documentalista, este género sólo registra e interpreta un lugar que necesita ser denunciado, más no es una herramienta para la denuncia. “No es que el documental sea una herramienta sino que la realidad es desastrosa y lo que pongas en pantalla merece un reconocimiento”, anotó.

El realizador asistió a la presentación de su documental “El paso”, como parte de la Gira Ambulante 2016.

Este filme, que ganó el premio de la Prensa en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), narra la historia de un periodista víctima de la narcoviolencia, quien junto con su familia busca asilo político.

Al cuestionarle sobre el por qué siendo un tema tan fuerte no incluye imágenes violentas, expuso que ya el público exige ciertas cuotas de violencia en pantalla y que aunque esto sea redituable, opina que hay que ir bajando esa percepción y que la indignación sea vista desde otra perspectiva.

“Lo importante es que hay que indignarnos por cosas como que las oportunidades sean iguales para un periodista en México, que en Alemania, por ejemplo, y no necesitamos de cabezas ni cuerpos para hablar de eso”, indicó.

El propósito de manejar así su material es el mostrar el terror psicológico de cualquier familia que tiene a uno de sus miembros amenazado de muerte, “porque muchas veces sólo se piensa en el amenazado, pero cerca de él hay gente, lo que me interesa es mostrar lo que coexiste en esa familia, qué la paraliza”.

“El Paso”, una metáfora del destierro, de la migración forzada, del dolor y la nostalgia, construye un retrato íntimo de vidas personales.