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15 Clásicos del pop y rock que quizás no sepas de qué trata la letra

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15 Clásicos del pop y rock que quizás no sepas de qué trata la letra
15 Clásicos del pop y rock que quizás no sepas de qué trata la letra

Gabriel García Márquez fue una gran inspiración para el mayor éxito de R.E.M., Axl Rose acabó bastante regular con la mujer a la que dedicó Sweet child o’ mine, Bryan Adams compuso Summer of 1969 con una intención que quizá desconozcan muchos..

– U2, ‘With or without you’ (1987)

El primer número uno de U2 en Estados Unidos parece una canción de amor tradicional, pero es en realidad bastante más complejo: reflexiona sobre la dualidad entre ser una rutilante estrella del rock y un esposo entregado. Por entonces Bono llevaba cinco años casado con Alison Stewart, con quien sigue a día de hoy. “La letra es puro tormento”, relata el vocalista en la autobiografía coral U2 by U2. Y añade: “Una de las cosas que ocurrían entonces era la colisión en mi mente de ser fiel a mi arte o a mi amante. ¿Tu regalo frente a las responsabilidades domésticas? Y no va sobre infidelidad sexual. Recuerdo pensar: ‘¿Esta es la vida de un artista? ¿Voy a tener críos y establecerme y traicionar mi don o traicionaré mi matrimonio?’. Pensaba que esas tensiones iban a destruirme pero, en realidad, ese soy yo. Esa tensión es la que me hace un artista, justo en el centro de la contradicción”. La frase “and you give yourself away” (“y tú te entregarás”) es la clave.

Bono en 1989 con su pareja, Ali Hewson, la misma que tiene ahora. En 'With or without you' el líder de U2 reflexiona sobre la dualidad de ser fiel a una vida de fama y a su pareja.

– Guns N’ Roses, ‘Sweet child o’ mine’ (1987)

Erin Everly, hija de Don Everly de los Everly Brothers, es “la dulce niña” que inspiró a Axl Rose para escribir la letra de este gran clásico del rock ochentero, ya atemporal, en realidad. Empezaron a salir en 1986 y fue entonces cuando el vocalista plasmó sus sentimientos en esta pegadiza canción que fluye sobre el famosísimo fraseo de guitarra de Slash, que surgió por casualidad en un ensayo. Es una canción de amor clásica y casi infantil incluida en el celebérrimo primer disco de Guns N’ Roses, Appetite for destruction, el debut más vendido de la historia del rock, que pronto quedó obsoleta para el siempre volátil autor. La pareja se casó en Las Vegas en abril de 1990 y un mes después Axl pedía el divorcio. Luego se reconciliaron y ella quedó embarazada, pero perdió al bebé… y terminó dejándole en noviembre de aquel año. Su matrimonio quedó anulado en enero de 1991 y Erin Everly le denunció por abusos físicos y emocionales en 1994. La demanda fue resuelta extrajudicialmente. Ah, y tanto Everly como todas las novias de los miembros del grupo aparecen en el vídeo de la canción.

– R.E.M., ‘Losing my religion’ (1991)

Incontables equívocos semánticos se han dado por esa vieja manía de traducir los títulos de las películas y las canciones a la lengua local. Exactamente eso pasa con Losing my religion, de R.E.M., pues erróneamente es interpretada por la mayoría como una canción sobre la pérdida de la fe religiosa. Pero no. Es verdad que la extraña imaginería religiosa de su vídeo -inspirada por el cuento Un señor muy viejo con unas alas enormes, de Gabriel García Márquez y que enfadó a colectivos ultracatólicos estadounidenses- conduce al equívoco… pero no. En realidad estamos sencillamente ante una canción de amor apoyada sobre la expresión ‘losing my religion’, que en el sur de Estados Unidos significa perder la compostura o llegar al límite de la paciencia. Perder los papeles, vaya. “Es sobre alguien que suspira por otra persona, es amor no correspondido, que te atrapa”, dijo Michael Stipe, líder de la banda, a la revista Q tras la salida del álbum. Se trata, en definitiva, como resumió después el cantante a Rolling Stone, de una clásica canción pop “sobre la obsesión amorosa”, tal y como quedó representada para toda una generación tras la ruptura de Dylan y Brenda en Sensación de vivir.

– Pearl Jam, ‘Alive’ (1991)

“Son, she said. Have I got a little story for you./ What you thought was your daddy was nothin’ but a, while you were sittin’ home alone at age thirteen your real daddy was dyin’./ Sorry you didn’t see him but I’m glad we talked” (“Hijo, dijo ella. Tengo una historia que contarte. Quien pensabas que era tu padre no era más que un… Mientras estabas solo en casa, con 13 años, tu verdadero padre murió. Lo siento, no lo viste, pero estoy feliz de que lo hayamos hablado”). Estos fueron los versos con los que Eddie Vedder se hizo con el puesto de cantante en los futuros Pearl Jam al poner letra y voz a unas maquetas del guitarrista Stone Gossard que llegaron a sus manos a través del exbaterista de Red Hot Chili Peppers, Jack Irons. Una historia personal (que mezcla realidad y ficción) porque, siendo aún un adolescente, Eddie supo por su madre que el hombre que pensaba que era su padre era en realidad su padrastro y que su padre biológico había muerto de esclerosis múltiple. Esta revelación trascendental inspiró al surfista aspirante a cantante a escribir las letras de la trilogía Mamasan, integrada por tres canciones que pasan de la sorpresa al incesto, a la reacción violenta y finalmente la sentencia a muerte: Alive, Once y Footsteps. Purita esencia grunge materializada en el debut del grupo, Ten (1991), y la cara b del single Jeremy.

– Bryan Adams, ‘Summer of 69’ (1985)

La nostalgia de los veranos del pasado es un tema recurrente. El paso del tiempo y los recuerdos siempre son buen punto de partida para relatar historias. El canadiense Bryan Adams lo sabe bien, pues gracias a aquel Summer of 1969 que compuso junto a su colaborador habitual, Jim Vallance, dio el salto a estrella mundial con su cuarto álbum. “Mucha gente piensa que va sobre el año, pero en realidad es más sobre hacer el amor en verano. El 69 es una referencia sexual”, afirmó el músico a la CBS allá por 2008. Si nos fijamos en la letra, eso que tan poco hacemos con las canciones en inglés, en realidad queda poca duda: “Oh, yeah. Back in the summer of sixty-nine, oh. It was the summer of sixty-nine, oh, yeah. Me and my baby in sixty-nine”. (“Oh, sí, aquel verano del 69. Oh, fue el verano del 69. Oh, sí, mi chica y yo haciendo un 69”.

– Bruce Springsteen, ‘Dancing in the dark’ (1984)

Los mánagers son a menudo denostados e infinitamente criticados, pero los buenos están ahí por y para algo. Es el caso de Jon Landau, eterno escudero de Bruce Springsteen desde hace 45 años -también como productor y excrítico musical-, quien tuvo el valor de decirle al de Nueva Jersey que las 70 canciones que había compuesto para Born in the USA estaban bien pero… esto… que… lo que pasa es que… faltaba un single molón de veras. En sus memorias cuenta Springsteen cómo lleno de rabia escribió en una noche Dancing in the dark, una canción sobre la presión y la frustración por tener que hacer un gran éxito comercial a la fuerza.

Ese era el objetivo, dar ese salto hacia la cultura pop pues recordemos que, hasta entonces, a pesar de contar con una discografía impoluta, solo tenía un auténtico pelotazo en forma de canción en Estados Unidos: Hungry heart, número 5 en 1980. Pues bien, Dancing in the dark llegó al número 2 y se mantiene a día de hoy como su single más exitoso en listas. Imperial Landau guiando a Springsteen, quien canta así sobre la presión previa al que sería su gran álbum para la cultura popular, esa que llena estadios: “I get up in the evening and I ain´t got nothing to say./ I come home in the morning./ I go to bed feeling the same way./ I ain´t nothing but tired, man I´m just tired and bored with myself” (“Me levanto por la mañana y no tengo nada que decir./ Vuelvo a casa por la mañana y me voy a dormir sintiéndome igual./ No tengo nada, pero estoy cansado./ Estoy cansado y aburrido de mi mismo”).

– Little Richard, ‘Tutti frutti’ (1955)

Su padre era un diácono que vendía alcohol de contrabando y tuvo un club nocturno, mientras que su madre pertenecía a la Iglesia baptista del pueblo. En su adolescencia, Little Richard empezó a tener encuentros sexuales con hombres y mujeres, su padre le echó de casa a los 15 años por sus “maneras femeninas” y poco después fue detenido por conducta lasciva relacionada con el voyeurismo. Con todas esas historias que contar y con 23 años lanzó Tutti frutti, una composición con una letra original que hubo que repensar si querían que fuera un gran éxito, pues inicialmente decía “Tutti frutti, good, booty / If it don’t fit, don’t force it / You can grease it, make it easy” (“Tutti frutti, buen culito / Si no entra, no lo fuerces / puedes engrasarlo, para facilitarlo”). Tras la adaptación para todos los públicos, quedó como el onomatopéyico: “Tutti frutti, all rooty, a-wop-bop-a-loon-bop-a-boom-bam-boom”. No hace falta decir que el tema arrasó y es por derecho un estándar clásico del rock n’ roll. De cuando el rock n’ roll, por cierto, era verdaderamente peligroso y salvaje… como Little Richard -quien poco después se haría predicador-.

Little Richard en el camerino de uno de sus conciertos en 1959. Tuvo que cambiar la letra original de 'Tutti frutti' para que la pudieran emitir en las radios y ser un éxito.

– The Beatles, ‘Ticket to ride’ (1965)

A simple vista parece que es una canción dedicada a una chica que se larga de la vida del narrador. Pero Paul McCartney contó a su biógrafo Barry Miles que a él y John Lennon se les ocurrió un juego de palabras al visitar en tren a un primo suyo en la localidad de Ryde, en la isla de Wight. Pero hay más, porque aún queda la vuelta de tuerca definitiva, ya que en el libro A hard day’s write: The stories behind every Beatles song (Steve Turner, 2005), se citan palabras del periodista Don Short para apuntalar la versión más extendida sobre este clásico: “Las prostitutas que trabajaban en las calles de Hamburgo debían tener una tarjeta de sanidad que era entregada por las autoridades médicas y que certificaba que no tenían ninguna enfermedad de transmisión sexual. Yo estaba con los Beatles cuando regresaron a Hamburgo en junio de 1966 y fue entonces cuando John me dijo que él había acuñado la frase ‘ticket to ride’ [licencia para cabalgar] para describir estas tarjetas. Podría haber sido una broma, algo habitual en él, pero es algo que recuerdo muy bien”.

– Foo Fighters, ‘All my life’ (2002)

El sexo es otra de las grandes motivaciones a la hora de escribir canciones. Y la canción que ganó el Grammy a mejor interpretación de rock duro en 2003 se refiere concretamente a eso, tal y como explicó Dave Grohl, líder de Foo Fighters, a Q Magazine en una entrevista: “Esta canción es un poco sucia. Soy muy afectuoso haciendo sexo oral a las mujeres. Es una placentera experiencia dar placer, darle a alguien algo que recordará durante el resto de su vida. Y si tú lo haces bien, lo recordará”. En una visión más general, también puede ser un himno a la superación personal, aunque tras la confesión de Grohl estos versos son de lo más lúbricos: “If I get any closer, and if you open up wide, and if you let me inside, on and on. I’ve got nothing to hide” (“Si me acerco más, y si te abres de par en par, y si me dejas entrar, una y otra vez, no tengo nada que esconder”).

Dave Grohl pasándoselo bien en un concierto de Pink en Nueva York en 2002.

– Red Hot Chili Peppers, ‘Under the bridge’ (1991)

Durante la grabación del superventas Blood, sugar, sex magik (1991), Anthony Kiedis, cantante de Red Hot Chili Peppers luchaba por mantenerse sobrio y alejado de las drogas. En plena batalla, empezó a sentir un fuerte distanciamiento de sus amigos el bajista Flea y el guitarrista John Frusciante, quienes por entonces acostumbraban a fumar marihuana constantemente.

Conduciendo hacia su casa en Los Ángeles por la autopista 101 tras un ensayo, el vocalista empezó a recitar frases improvisadas en voz alta como forma de exorcizar sus demonios. Y lo explica así en su autobiografía Scar tissue: “La soledad que estaba sintiendo me trajo recuerdos de mi tiempo con mi exnovia Ione, cuando tenía a aquel ángel precioso dispuesta para darme todo su amor y, en lugar de abrazar eso, yo estaba en el downtown con maleantes de mierda drogándome con speedballs debajo de un puente (Under the bridge)”. En ese estado de soledad y desesperanza, la parte de la letra en la que dice “city of angels” no es casual, pues la ciudad terminó siendo un lugar al que aferrarse.

“Sentí que había desperdiciado tanto en mi vida, pero también sentía una explicable unión entre mí y mi ciudad. Había pasado tanto tiempo paseando por las calles de Los Ángeles y por las Colinas de Hollywood que sentía que había una entidad no humana, quizás el espíritu de las colinas y la ciudad, que me tenía en sus vistas y me cuidaba. Era un antisocial en mi propia banda, pero al menos todavía sentía la presencia de la ciudad en la que vivía”, confiesa Kiedis, quien no pensaba usar estos versos para una canción del grupo: ese mérito hay que otorgárselo a la insistencia del productor, Rick Rubin.

Red Hot Chili Peppers en un concierto en 1991.

– Lenny Kravitz, ‘Are you gonna go my way?’ (1993)

Sobre uno de los acordes de guitarra más pegadizos y trotones del rock cabalga una letra que nada tiene que ver con las drogas, el sexo y demás parafernalia habitual del género. Porque Are you gonna go my way, la canción que da título al tercer disco de Lenny Kravitz y que le abrió las puertas del éxito internacional, está cantada desde la posición del mismísimo Jesucristo quien, a través de la voz del Kravitz, lanza ese grito de guerra que es Are you gonna go my way (¿Vas a seguir mi camino?) y que dice cosas como: “I was born long ago, I am the chosen I’m the one. I have come to save the day and I won’t leave until I’m done” (“Nací hace mucho / Soy el elegido, ese soy yo / He venido a salvar el día, y no me marcharé hasta que termine”). Las creencias religiosas de Kravitz están presentes a lo largo de toda su discografía en otros clásicos como Believe e incluso tiene todo un álbum, Baptism (2004), en el que esta temática se pone aún más de manifiesto.

– Bon Jovi, ‘Livin’ on a prayer’ (1987)

El expansivo coro de este himno del rock de estadio es capaz de taparlo todo: tanto las carencias vocales de un Jon Bon Jovi incapaz ya de cantarlo, como la historia social que se relata en su letra. Los protagonistas son Tommy -que trabaja en los muelles- y Gina -camarera-, dos héroes anónimos de la clase trabajadora que luchan por salir adelante. El propio Jon explicó que están inspirados en una pareja real que, en última instancia, puede ser cualquiera. Y puede vivir tanto en Nueva Jersey como en cualquier otro lugar del mundo. “Creo que lo más interesante de la canción es que, por primera vez, usamos personajes”, declaró en 2012 Richie Sambora a Fuse TV, añadiendo:

“Decidimos saltar a las letras sociales. Tommy y Gina son gente obrera que intenta sobrevivir, como mis padres. Podrían ser cualquiera porque, en un momento dado, todas las parejas atraviesan esa dificultad para llegar a fin de mes y no es fácil superar ese obstáculo. Por eso es una canción tan inspiradora”. La pareja protagonista revivió en otro gran éxito posterior del grupo, It’s my life (2000), donde Jon canta: “This is for the ones who stood their ground./ It’s for Tommy and Gina who never backed down” (“Esto es por los que se mantuvieron en pie. / Para Tommy y Gina que nunca se echaron atrás”).

– Ed Sheeran y Justin Bieber, ‘I don’t care’ (2019)

La unión del inglés Ed Sheeran y el canadiense Justin Bieber es una de las canciones del verano de 2019 en todo el planeta gracias a su ritmo contagioso y jovial y a una letra de amor planteada desde una original perspectiva. Así, en lugar de cantar directamente a sus respectivas amadas -ambos se casaron meses antes-, lo que hacen es básicamente explicar que cualquier situación chusca se salva cuando están con ellas. Para apuntalar su argumentación, la canción empieza en una fiesta de esas de traje y corbata en la que el protagonista no quiere estar. Pero todo se salva por tener a su lado a la persona indicada. La unión de estas dos estrellas del pop actual acumula tres meses casi 900 millones de escuchas sumando Spotify y YouTube.

– Madonna, ‘Papa don’t preach’ (1985)

Madonna escribió este clásico del pop ochentero con Brian Elliot, quien se inspiró en un cotilleo que escuchó a través de la ventana de su estudio de grabación, cercano al North Hollywood High School. Y aunque la gran diva en realidad solo contribuyó en parte de la letra, su enérgico mensaje encajó a la perfección con la imagen empoderada de la reina del pop, mucho antes de que nadie hablara de empoderamiento femenino. Canta sobre una chica de instituto que confiesa a su padre que está embarazada y que ni piensa abortar ni darlo en adopción: “Papa don’t preach, I’m in trouble deep, Papa don’t preach, I’ve been losing sleep, But I made up my mind, I’m keeping my baby” (“Papá, no me sermonees / Tengo problemas serios / No me sermonees / No puedo dormir / Pero he decidido que me voy a quedar con el bebé”). En una entrevista con Rolling Stone en 2009, la estadounidense reflexionaba al respecto echando la vista atrás: “Simplemente encaja perfectamente con mi espíritu de enfrentarme a las autoridades masculinas, ya sea el papa, la Iglesia católica o mi padre y sus formas conservadores y patriarcales”.

Madonna durante un descanso de la grabación del vídeo de 'Papa don't preach'.

– AC/DC, ‘Whole lotta Rosie’ (1976)

En la mejor tradición del bravucón Bon Scott -fallecido en 1980 ahogado en su propio vómito tras la enésima farra-, esta canción relata un encuentro amoroso con Rosie, una mujer obesa de Tasmania con la que el vocalista tuvo un encuentro una noche en Melbourne. “Wanna tell you story about woman I know, when it comes to lovin’ she steals the show / She ain’t exactly pretty, ain’t exactly small” (“Voy a contar la historia de una mujer que conozco que en lo referente al amor se los lleva a todos de calle / No es que lo que se dice guapa, tampoco es que sea menudita”), comienza el cantante, que pasa luego a gritar sus grandes medidas. Más adelante, con la canción ya lanzada a toda velocidad por obra y gracia de los hermanos Young y compañía, Bon calcula su peso en torno a “nineteen stone”, esto es, 120 kilos. Por eso cuando AC/DC interpreta este frenético tema en sus directos siempre aparece esa gigante muñeca hinchable.

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