Por Zuleyka Franco
La formación integral tiene como objetivo central la consolidación de los alumnos como estudiantes, es decir que la mayoría logre el máximo aprovechamiento de su esfuerzo, y como seres humanos valiosos y creativos. En este sentido es importante fomentar y organizar actividades y programas extracurriculares, complementarios a los planes y programas de estudio, con el objetivo fundamental de fortalecer las actividades tendentes a la formación integral de los estudiantes para propiciar su desarrollo en los ámbitos educativo, humanístico, cultural, artístico, recreativo, cívico, deportivo y de salud. Esto deberá traducirse en el mejoramiento de su nivel de vida, de la comprensión de sí mismos, de su medio ambiente y de su sociedad.
Si partimos de la visión de la estrecha relación que hay entre la sociedad y la educación, es precisamente esta sociedad la que nos va determinando y la que va estableciendo cuáles son o cuáles deben ser los contenidos educativos que la escuela debe reafirmar. Por eso no se puede desligar que, cuando comenzamos en esa carrera hacia abajo y llegamos a la comunidad, es importante contextualizar las condiciones concretas en que esa comunidad se está desarrollando para que la escuela sea realmente el vehículo, el instrumento, que permita la educación, la formación, de los individuos.
Las acciones deben enfocarse a dar respuesta a las necesidades de salud, mediante la promoción del auto cuidado y de una relación adecuada con el entorno ecológico, propiciando la adopción de hábitos para una cultura física y recreativa, mediante la ejercitación y la práctica del deporte; estimulando la sensibilidad, la creatividad artística y el disfrute de los bienes culturales; incentivando la formación ciudadana con el reforzamiento de los valores de universalidad, pluralidad, tolerancia, respeto y solidaridad; y desarrollando vínculos con la sociedad, con el fin último de participar en el desarrollo nacional.
Lo más importante no es solo que el desarrollo educacional se mida por resultados cuantitativos en una evaluación, sino que justamente todo eso vaya significando, además de la aprehensión de los modos de conductas, modos verdaderamente humanos.
Por ahí está el gran reto que enfrentan cada día los educadores, de enseñar pero también de educar.
Ya lo dijo Gahandi: “No hay camino para la paz, la paz es el camino.”
La comunidad educativa tiene un importante reto: visibilizar que las distintas manifestaciones de la violencia son un problema que impide que la escuela sea el entorno protector que deseamos, un lugar donde todos sus miembros hagan real el derecho a la educación y alcancen el mayor de sus potenciales.
Educar a niños y niñas para que sepan identificar la violencia, protegerse de ella y evitarla en su comportamiento, les ayudará a crecer seguros y conscientes de la importancia de proteger la paz.
En Educación Primaria podemos empezar a hacer algunas reflexiones sobre qué es la violencia, de dónde viene y cuál es nuestro papel para prevenirla y atacarla.
El tema de las redes sociales, de la tecnología, de la electrónica, la robótica y todo este maravilloso mundo que están viviendo nuestros niños y jóvenes está súper revolucionado pero, también es en cierto modo un problema si no lo sabemos utilizar para bien. Uno de los elementos que determina la cultura científica de los países es poder generar en la población infantil motivación y competencias científicas que permitan formar a futuro científicos y profesionales innovadores que valoren la ciencia, la tecnología y la innovación como un elemento central en su quehacer profesional, una mayor búsqueda de conocimiento y su aplicación.
Se deben fortalecer sus competencias en estos temas debido a su formación, contar con estrategias y herramientas pedagógicas que permitan un acercamiento de los niños y niñas en temas científicos, no coartar su creatividad y en cambio si revisar como esto puede ser un motor de innovación, aplicación de ideas que puedan enriquecer el conocimiento y facilitar procesos claves en la adquisición de competencias.
Sin embargo, sabemos que hay comunidades que apenas tienen un aula con recursos cuestionables y a veces ni siquiera los indispensables, alejadas de toda civilización entre muchas otras cosas….
Hablando de todos estos problemas que se pueden presentar dentro de la educación en nuestro país, los principales nudos educativos y productivos de la actualidad pudieran ser los siguientes:
Los Docentes, desde luego tienen un rol invaluable y en la actualidad, están obligados a tener cambios de actitud, desarrollar destrezas y habilidades para sobrevivir en el entramado mundo de la Web, a efectos de almacenar, filtrar y distribuir información. El docente de hoy enseña al profesional del mañana, por lo tanto debe tener una visión 360 que le permita ver más allá e incursionar en los avances y tecnologías educativas sin miedo al cambio.
Los docentes deberían preguntarse: Qué estrategias necesito implementar para lograr los objetivos deseados.
Los estudiantes, sin duda, manipulan con eficiencia dispositivos tecnológicos y pueden familiarizarse y adaptarse a las nuevas tecnologías con cierta naturalidad y facilidad, sin embargo, hoy día son “algo flojos” (lo digo en forma de crítica constructiva), para la lectura y el estudio, esto se debe a mi consideración a que ellos aprenden de formas diferentes (no tradicionales) por lo tanto hay que enseñarles de forma diferente.
Instituciones Educativas. Creo que no están preparadas aún para incorporar Tecnologías de Información y Comunicación en los procesos educativos y, en algunos casos como ya habíamos hecho referencia, ni a lo básico se puede tener acceso. Cómo implementar tecnologías si en muchos de los casos no se cuenta con lo elemental?
Los jóvenes egresados de la educación media superior tecnológica se caracterizan por carecer de experiencia laboral, contar con escaso capital social y estar formados en un número reducido de carreras, muchas de ellas “saturadas” en el mercado laboral, lo que se traduce a menudo en altas tasas de desempleo y subempleo, una baja productividad e ingresos precarios en el primer empleo o actividad económica que realizan.
En México hay alrededor de 6 millones de jóvenes que no trabajan ni estudian y que, además, se enfrentarán en los próximos años a acelerados cambios en los procesos productivos, educativos y laborales promovidos por las nuevas tecnologías…. Para incorporarlos provechosamente al mercado laboral, es necesario adoptar los modelos más avanzados de integración entre educación y trabajo.
Vienen retos muy importantes para el mundo de la educación y el trabajo, con el internet, la automatización creciente y la inteligencia artificial, pero lo más importante es que nuestras autoridades tomen decisiones oportunas para hacer políticas públicas en beneficio de la educación, la cultura y la salud en México.
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