Es cierto que a la hora de cuidar la piel y tenerla bonita, la edad cronológica (la que figura en el INE) no es tan importante como pensamos. Al fin y al cabo, se pueden tener 25 años y una piel más propia de los 45 (y a la inversa), entre otros motivos porque la genética, los hábitos de vida y la exposición solar también afectan de manera directa y determinan el aspecto de nuestra piel independientemente de su edad.
Sin embargo, es imposible pasar por alto cómo afectan a la piel los cambios físicos asociados a ciertas etapas de la vida. Efectivamente, la menopausia es uno de esos periodos que repercuten de manera directa a nuestra piel entre los 45 y 55 años. Así lo explica el dermatólogo Pedro Jaén en su libro Una piel para toda la vida (ESPASA).
“Los estrógenos están relacionados en la síntesis de colágeno y elastina. De la misma manera, su merma repercute en la aparición de arrugas, pérdida de todo muscular y flacidez de los tejidos”. Por tanto, parece justo y necesario tener en cuenta ciertas reglas de oro -y más si las dice uno de los dermatólogos más importantes de nuestro país- a la hora de cuidar la piel justo en ese momento en el que comienzan los desarreglos hormonales y el cese de la ovulación.
Hemos leído con fervor el libro del doctor Jaén y hemos llegado a la conclusión de que estas pueden ser buenas pautas para empezar:
#1. Cremas de tratamiento con alfahidroxiácidos, retinoides y vitamina C
A la hora de buscar una buena crema de tratamiento para una piel que, inevitablemente, empieza a perder elasticidad y luminosidad, el doctor Jaén aconseja cremas específicas que combinen alfahidroxiácidos (AHAs), retinoides y antioxidantes como la vitamina C.
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“Estos ingredientes aceleran la renovación celular -un proceso que se ralentiza con la caída de estrógenos y el paso de los años- y aportan a la piel jugosidad y luminosidad”. A esta recomendación del doctor añadimos un consejo práctico: los alfahidroxiácidos más utilizados en cosmética (y más comunes en cremas de tratamiento) suelen ser el ácido glicólico y el salicílico, aunque también pueden ser el ácido láctico y el málico.
#2. Ácido hialurónico para evitar la pérdida de humedad
Dado que la pérdida de humedad -tan habitual en la piel durante la menopausia- puede favorecer la aparición de arrugas e irritaciones, el doctor Jaén insiste en la importancia de usar cremas de hidratación y cuidado diario con ácido hialurónico “por su enorme capacidad para atraer y retener el agua, de manera que la piel está más hidratada y con un aspecto más saludable”. Esta regla también es apta a la hora de elegir cremas de cuerpo.
#3. La importancia de no fumar
Es un consejo universal a cualquier edad, pero si a los 45 sigues fumando, dejar el tabaco es primordial también para la salud la piel y del pelo. De hecho, en otro capítulo de su libro, el doctor Jaén explica cómo la nicotina y otros agentes químicos presentes en el tabaco no solo favorecen la deshidratación de la piel, sino también dificultan la cicatrización al obstaculizar la síntesis de colágeno.
Además, el tabaco reduce el aporte de oxígeno y hace que el tono de la piel se apague, dificulta la absorción de vitaminas que dan jugosidad a la piel, estropea el cabello y lo hace más quebradizo y hasta puede aumentar la aparición de vello facial y corporal por el desequilibrio que causa a nivel hormonal.
#4. Despigmentantes
Las manchas envejecen más incluso que las arrugas. Y es inevitable que a partir de los 45 su presencia se haga más obvia, entre otros motivos por la acumulación de la radiación ultravioleta durante años. Aunque Jaén insiste en la importancia que tiene la prescripción experta de las cremas despigmentantes, desvela el nombre de dos de los activos más eficaces en este sentido: hidroquinona o ácido kójico.
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#5. Fotoprotección de barrera
La fotoprotección diaria es innegociable a cualquier edad, pero cuando comienzan la menopausia y los desarreglos que implica, el doctor Jaén insiste en completar con fotoprotección de barrera. Es decir, con el uso de ropa, sombreros y gafas de sol que complementen la fotoprotección que se lleva a cabo con cremas.