El cuidado de la piel no consta solamente de lo que aplicamos directamente sobre ella, sino que es todo un conjunto de buenos hábitos que fomentan su bienestar, la protegen de las agresiones externas y previenen su deterioro prematuro. El sol, la contaminación, el estrés, el tabaco o el alcohol y sí, también la dieta, juegan un papel esencial a nivel cutáneo.
Y puede que el efecto de nuestra dieta no sea tan evidente a corto plazo, pero lo cierto es que está muy ligada al aspecto que presenta la dermis. “Aproximadamente, un 70% de nuestro envejecimiento es causado por factores externos, entre ellos la alimentación”, confirma Helena Rodero, farmacéutica especializada en dermocosmética de Naturadika, que nos da las claves de los alimentos que pueden ser ‘malos’ para la piel o afectarla negativamente (y los que serán más beneficiosos, claro).
Cuidado con el azúcar y los carbohidratos (de liberación rápida)
No es ningún secreto que el azúcar es uno de los principales ingredientes que deberíamos reducir en nuestra alimentación, pero lo que quizá no sabíamos es que tanto los azúcares como los carbohidratos de liberación rápida -es decir, los hidratos de carbono simples-, pueden ser bastante negativos a nivel cutáneo.
Según apunta Helena Rodero, “su consumo afecta directamente al colágeno de nuestra piel, que es la proteína que nos da sostén y firmeza. Una vez ese azúcar es absorbido, el organismo intenta retirarlo cuanto antes. Uno de los mecanismos que utiliza para eliminar la parte que no se puede almacenar por exceso es la caramelización del colágeno, una reacción que deja afuncional al colágeno, produciendo su rigidez.
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Además de esto, un efecto más conocido -aunque no ocurre en todas las ocasiones, es el de que puedan aparecer granitos (de ahí, por ejemplo, la creencia de que el chocolate provoca espinillas). En este caso, la experta en dermocosmética afirma que “todos los alimentos con índice glucémico alto (es decir, con un alto contenido en azúcar libre que se absorba rápidamente y produzca un pico de glucosa en sangre) son susceptibles de producir acné o lesiones acneiformes”.
El caso de la lactosa
Helena Rodero señala que esta reacción tampoco tiene por qué ser algo muy habitual si no nos excedemos en su consumo, excepto si somos intolerantes: “El consumo puntual de un alimento como la leche, si la persona no tiene una intolerancia a la lactosa o a su proteína (lo que podría provocar una reacción en la piel), no debería causar ninguna reacción importante a ese nivel.
De todas formas, hay personas que pueden ser más susceptibles al efecto de los alimentos de índice glucémico alto y puedan notar un efecto negativo que provoque acné con un consumo puntual, pero creo que eso pasa en casos muy concretos”, puntualiza.
Muchos procesados y pocas frutas y verduras: mala combinación
“Nuestra piel está expuesta a factores oxidantes como la radiación solar y el estrés. Cuanto mejor nos alimentemos, mejor podremos combatir los radicales libres causantes de esa oxidación”, explica la especialista. Esto se traduce en poner en práctica algo que ya deberíamos hacer para tener buena salud: consumir frutas y verduras, pues son la mayor fuente de antioxidantes. “Si no las consumimos regularmente, estamos expuestos a que esas causas externas nos afecten más de forma negativa”, comenta Rodero.
Los alimentos que sí benefician a la piel
Si bien una dieta equilibrada será lo mejor -evitando esos alimentos ‘malos’ para la piel-, todavía es posible afinar un poco más el tiro según los beneficios concretos que busquemos. Por un lado, la experta recomienda los antioxidantes procedentes de la naturaleza, que muchas veces también se emplean en nutricosmética, como “el betacaroteno (precursor de la vitamina A, que se encuentra en frutas y verduras con color anaranjado), hidroxitirosol (olivo, aceite de oliva), quercitina (cebolla), resveratrol (piel de la uva y arándanos) o el galato de epigalocatequina (té verde)”.
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Otros ingredientes muy positivos son “los elementos traza o minerales como el silicio (bambú) que nos ayuda con la firmeza, selenio (protege la membrana de nuestras células) y el zinc, que además de estar involucrado en nuestro sistema inmune, tiene un efecto antiacné”.