La búsqueda de alimento ha acercado a animales a los humanos, pero los gatos llegaron para quedarse. Los gatos se vieron atraídos por un suministro abundante de presas, como son los roedores, en las civilizaciones agrícolas.
Las primeras agrupaciones de personas se encontraron en Oriente y en el norte de África, donde los felinos se acercaron y permanecieron. El gato del bosque europeo y el gato salvaje del sudoeste de Asia, son dos linajes cazadores solitarios, los cuales carecen de una jerarquía social marcada, lo que los convertía en malos candidatos para la domesticación hecha por parte de humanos y por lo que no fue así.
En 2017 se realizó un estudio que arrojó la genética de más de 200 gatos, de cinco subespecies silvestres, junto con la de restos de gatos de Rumania en la edad de piedra y de momias de gatos egipcios relacionada.
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Los gatos domésticos se parecen todavía bastante a los gatos salvajes por su domesticación voluntaria. Fue por la función y no por la forma por lo que esto ocurrió. Sus cambios no se vieron reflejados durante miles de años. Fue hasta la Edad Media que comenzó la cría selectiva. La genetista evolutiva y coautora del estudio Eva-Maria Geigl comentó que no era necesario ese proceso de selección.
Los gatos no entraron por completo a los procesos sociales. Sus primeros genes domésticos identificados por científicos fueron el patrón de manchas en el gato atigrado. Después se encontraron los gatos atigrados rayados, que sus genes resultaron ser europeos de los gatos monteses antes de 6.500 a. C., los cuales permanecieron en Europa durante 3.000 años antes de emerger en Oriente.
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Los gatos atigrados desarrollaron sus manchas en el Imperio Otomano y no fue hasta el siglo XVIII que su patrón se asoció socialmente con la domesticación. En XIX los europeos seleccionaron ciertas características de los gatos para reproducirlos, dando como resultado al gato azul ruso.
Una noticia agradable sobre esta auto domesticación es que por su falta de cría selectiva la susceptibilidad genética a enfermedades está ausente en su mayoría.
