Primero Editores | Karina Bernal G.
Es común escuchar a personas engrandeciendo la adopción como el método para solucionar temas relacionados a los que viven los niños en situación de calle e incluso para ir en contra del aborto, justificando que el mecanismo para que alguien más se haga responsable de ese bebé, niño o adolescente, existe. Pero ¿en verdad funciona?
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) registró que, en México, 30 mil niños están en la espera de ser adoptados. La cifra deja ser sorprendente cuando nos damos cuenta de cuántas adopciones se concretan al año.
De acuerdo con los reportes semestrales del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), en la primera mitad del 2019 se concretó solo la adopción de una niña de entre 5 y 8 años de edad, mientras que en la segunda mitad se concretaron seis adopciones, de las cuales cinco fueron en niños de entre 0-8 años de edad, y sólo una fue en un niño de entre 9 y 13 años.
En el periodo de enero a junio de 2020, fueron adoptados ocho menores, y cabe resaltar que seis se fueron a Italia y España con su nueva familia, y los otros dos residen en la Ciudad de México, es decir, las adopciones logradas tienden a ser internacionales.
Sin embargo, siguen 30 mil menores esperando ser recibidos por una familia, pero el proceso para llegar a ello, ¿no ha permitido que ese día llegue?
Los requisitos para tramitar una adopción son: ser mayor de 25 años, tener 17 años o más que el adoptado, que la pareja esté de acuerdo en considerar al adoptado como hijo propio, contar con recursos suficientes para proveer lo que requiera el infante, integrar un expediente con todos los documentos requeridos, y por supuesto tener una buena salud.
En caso de que el menor que se va a adoptar sea mayor de 12 años, también se requiere de su consentimiento.
Parece ser que hasta aquí, todo va bien y lo que solicitan es lo adecuado para hacerse responsable de un menor, pero ¿por qué continúa siendo tan complicado?
Para el procedimiento administrativo es necesario asistir a una entrevista al área de Trabajo Social de los Centros Nacionales Modelo de Atención, Investigación y Capacitación (CNMAIC), en la cual te otorgarán una Ficha de Inicio de Trámite.
Después se debe acudir al área de adopciones de la Dirección de Asistencia Jurídica del SNDIF, para entregar la Ficha de Inicio de Trámite y recibir la información sobre la integración del expediente de adopción.
En caso de que consideren que eres una persona apta para esta acción, podrás seguir el procedimiento judicial, donde ante el Juez de lo Familiar se realizará el trámite, a través de las Diligencias de Jurisdicción Voluntaria de Adopción.
Y con ello, se te asignará un seguimiento Post-Adoptivo, ya que las autoridades están obligadas a dar seguimiento a la convivencia y proceso de adaptación, hasta que el menor cumpla 16 años de edad.
Si bien es necesario agilizar el proceso de adopción, puede que el problema no esté directamente en ello, la triste realidad es que las personas no quieren adoptar, ni están dispuestas a pasar por estos trámites. En 2019, sólo se recibieron 32 solicitudes de adopción, lo que cual no representa ni el 0.1 por ciento de los niños que la buscan.
El futuro de los menores que se encuentran en esta situación es incierto, sin mencionar lo que puede significar vivir dentro de estas casas hogar, pues múltiples veces se han presentado casos de abuso contra los niños, donde han huido con tal de no sufrir su estancia ahí.
Además, las consecuencias que les trae a los menores el hecho de no convivir en familia, de no saber lo que es, viéndose reflejado en trastornos de apego, ausencia en el sentido de identidad y pertenencia.
Esta institución ni siquiera los prepara con las herramientas suficientes para salir adelante, solo esperan que lleguen a la mayoría de edad para insertarlos a un mundo que desconocen, a una desocupación laboral, a un embarazo adolescente e incluso a la delincuencia. ¿Ese es el futuro de los 30 mil niños que esperan?
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