El día de ayer terminó el último torneo del fútbol mexicano, esto en un contexto sui generis, en un 2020 en el que pareciera realmente un mundo al revés, como dicen en los cuentos de hadas. Sin duda, ha sido una etapa ensombrecida de gran dolor, pero al mismo tiempo un espacio para logros. En este contexto, terminó la competencia del fútbol mexicano donde merecidamente el club León comandado por Nacho Ambriz terminaron como campeones en este maquiavélico, pero bendecido año. En teoría, estas líneas deberían de ser estrictamente imparciales, sin embargo, como dice el filósofo Sánchez Vázquez, respecto a la imposibilidad de una neutralidad ideológica, es decir, ésta no existe. Por cierto, a este personaje tuve el honor de conocerle precisamente en varios eventos hace algunos ayeres en la Universidad Nacional Autónoma de México, sede que cobija y al mismo tiempo alberga como símbolo a los Pumas del fútbol mexicano, equipo quien este veinte veinte fuera el digno rival del actual campeón. En el contexto ideológico, el de identidad, el deportivo, el futbolístico y, como dicen por ahí, a veces nos gana el corazón, así es que un servidor tendrá siempre su corazón con la garra puma del pedregal.
Tal vez lo correcto sería realizar una crónica de los hechos que se vivieron en los dos partidos de la final, el que se realizó en el estadio olímpico México 68 en la Ciudad Universitaria en el cual los Pumas, comandados por Andrés Lillini, dieron un buen partido que fue muy disputado, se jugaba, en voz del mismo técnico Universitario, contra el equipo que mejor juega hoy día en México. No fue hasta el minuto setenta y uno que llegó el gol de la garra puma. Llega un centro certero para Carlos González quien solo coloca el balón a contra pie de Cota quien no puede hacer nada por el balón ¡El paraguayo nos dice que los del Padregal ya ganan el encuentro! Pero poco duró la alegría del ¡Goya, Goya cachún, cachún ra ra, Goya, Universidad! Fue la última vez en toda la final que el balón golpeado por la garra del Pedregal traspasará e impactará la red defendida por los esmeraldas. Así es que diez y siete minutos después los panzas verdes empataron el partido a escasos minutos del final. Centro del Avión Ramírez para Gigliotti y éste sólo tiene que empujar el balón en el área chica. De esta manera terminaba el primer partido con nada para nadie y a esperar para escribir una nueva historia en el partido que definiría al campeón actual. Sin embargo ese gol en los últimos minutos sería la posibilidad que le abrió la puerta a la otra fiera para coronarse.
También habría que hacer mención que en este año tan extraño las condiciones no habían sido vividas y menos aún considerando las pasiones de la afición al futbol en nuestro país y el mundo entero. Los partidos sin afición en las tribunas, un tema que sin duda afecta tanto a los jugadores como a la afición. Así es que no es de extrañar que en esta final también se contó una historia triste en varios sentidos. Por un lado el silencio y el vacío en el estadio de la afición de dos fieras que se enfrentaban en esta final sui generis. Así es que la afición también contó una historia, una parte de ella olvidando por completo el contexto de la pandemia que tiene de cabeza al mundo entero, donde las pasiones de la afición se desbordan, olvidando inclusive que pudiera ser el último festejo de sus vidas por un riesgo alto de un contagio que se puede complicar y cobrar la vida misma. También hay que decir que hubo esfuerzos interesantes de alguna de las porras, que no mencionaré, para evitar que den polémicas que no tienen sentido para el propósito de este espacio, pero lo rescatable es que se pondrían de acuerdo para festejar de una manera más segura haciéndolo de manera ordenada, en vehículos, quiero pensar que con cubrebocas. Sin embargo, para un servidor, la manera más segura sería cada quien desde un televisor o monitor, la impuesta por la pandemia, eso sí con toda la pasión, ya sea celebrando al campeón, o al subcampeón y por qué no al fútbol mexicano. Un servidor hizo lo propio respecto a las dos últimas alternativas. Así es que me permitiré plasmar aquí un apasionado ¡Goya, Goya, Cachún, Cachún Ra Ra, Goya, Universidad!
Llegó lo inevitable, la mención del partido, conclusión que determinó que muy merecidamente el club León sea el actual campeón del fútbol mexicano. También tengo que decir que festejo que ambos equipos honraron cada uno a su manera y en una esperada nueva normalidad, al fútbol de nuestro país. Merecida una amplia felicitación a ambos conjuntos que se han merecido ser unos auténticos guardianes veinte veinte. Así es que La Fiera inició con todo, desde los primeros minutos, presionando desde la salida a los Pumas. De esta manera recuperaba el balón en el propio terreno de los pupilos de Lillini. Así que todo el despliegue físico rindió frutos demasiado temprano, pues a los doce minutos de este segundo capítulo lograron abrir el marcador con un gol del Puma Emmanuel Giglioti en un claro error de Alfredo Talavera, quien colaboró en la anotación equivocando un ataque felino hacia el balón. Más adelante el Ángel del gol, el esmeralda, intentó seguir en el campo de juego, pero el esfuerzo fue imposible ante la lesión presentada, por lo que el tico Joel Campbell entró de cambio. Minutos más tarde los Pumas llegaron con peligro a la otra área felina con un centro desde la banda derecha que Dinenno bajó como poste para Vigón, parecía que se saboreaba para dejar sin oportunidad a Cota y resonar en las redes, pero una barrida, que podría ser sublime, pero con un aroma de exceso de fuerza, de Nacho González evitó el disparo de la garra puma.
Seguían en el intento de lograr el empate para aspirar al campeonato, así que ingresó Juan Iturbe antes de que concluyera la primera mitad, con la idea de ir con todo hacia el frente. Pero la realidad es que les faltó profundidad e inteligencia en tres cuartos de cancha y a la hora de dar el último pase. El primer tiempo terminó con 1-0 a favor de los campeones, que en el inicio de la parte complementaria intentaron retomar lo hecho al principio del juego, logrando borrar a la ofensiva del cuadro el Pedregal, que aunque tuvo el control del balón, no tuvo llegadas de peligro en el marco de Rodolfo Cota. Hasta aquí todavía no se inclinaba del todo la balanza, era cuestión de una visita del balón a cualquiera de la redes de una y de la otra fiera. Y así fue, al minuto ochenta y tres, ya con unos Pumas tristemente sin muchas garras para atacar, Yairo Moreno, un jugador de baja actividad por lesión, marcó el segundo y definitivo gol de la noche con el que León le dio calma al juego en los minutos finales. Después de este ataque mortal pintado de esmeralda no hubo reacción del conjunto universitario, que por muchos momentos del juego, parecía descontrolado, ansioso y un tanto desesperado por no encontrar la manera de abrir a la zaga verde, que hoy despidió a Ignacio González, uno de los artífices del ascenso y el Bicampeonato entre 2013 y 2014. El silbante puso punto final al minuto noventa y cinco, y con ello el León firmó y bordó su octava estrella al escudo, igualando a Cruz Azul, equipo que curiosamente ganó su último campeonato en la misma cancha donde La Fiera se coronó esta noche. Así es que felicitaciones al nuevo campeón y al sub campeón, la una y la otra fiera honrando el fútbol mexicano