Por Socorro Valdez Guerrero
Enfrentó violencia y discriminación, la trataron como ¡India mexicana!
Le ¡Arrebatan a sus hijos! Y comienzan las mentiras, el abuso de poder.
Se enfrenta al engaño y al encierro en un hospital psiquiátrico, donde su suegra, Fiorella Vulpiani, trabajó cuatro décadas, y fue consejera, coordinadora del servicio CUP del “Ospedale San Salvatore” de L’aquila, un poblado italiano a donde llegó ilusionada.
Hoy en México sufre un calvario para repatriar a sus dos hijos, tras el maltrato de una asistente social italiana que la hacía sentir una rata, una loca y la obligaba a cambiar constantemente de shampoo, porque olía sucia, “igual que todos los indios de su país”.
Sin estudios médicos previos, la diagnostican con ¡Psicosis paranoica!, y sin defensa legal, le suspenden sus derechos de madre, le ¡quitan! A sus hijos en Italia, una de ellas de origen mexicana.
Vive una pesadilla tras descubrir en la computadora del esposo, Roberto Cioni, un diplomático italiano, orgías, pornografía y zoofilia.
“Hechos que me alertan, porque me pide participar, aún embarazada, me niego, decido regresar a México. Y Comienza el calvario, soy ¡Retenida!”
Ahora lucha sola contra lo que considera una posible mafia coludida con médicos, jueces y gobiernos omisos de México e Italia.
¡Salven a mis hijos! Pide desesperada, con evidencias fotográficas de golpes, violencia, abuso, contubernio y corrupción.
Muestra audios y documentos, donde su suegra y esposo, Cioni tejieron una red de mentiras.
Luego de cuatro años de pesadilla, también en México es violentada.
Nadie la ayuda. Ni el consulado mexicano en Italia.
Hoy pide al presidente de la República, al canciller, escucharla. La jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum la recibe y le ofrece esperanza.
Anteriormente se encadena, y hoy, después de cuatro años siguen sin verla ni oírla.
Aumenta su angustia, porque “quiero sea el fin de ese infierno, que repatríen a mis hijos. En Italia están en peligro”.
Igual que otros niños de padres pobres. Algunas madres se han suicidado por impotencia, porque nadie investiga.
Vivimos, dolore e sofferenza di “nostri bambini shappati”, es decir, dolor y sufrimiento de niños y madres pobres.
No es sólo una guerra legal, lo que pasa en Italia, es algo satánico, asegura.
Al parecer, sostiene, es una red de psicópatas, coludidos con jueces, autoridades y psiquiatras italianos.
Secuestran “legalmente” a nuestros hijos para llevarlos a orfanatos, luego los dan bajo tutela o en adopción, hay intereses económicos de por medio.
Descubrí, confirma, que hasta algunos jueces italianos son dueños de orfanatos.
Es una mafia que los sustrae y a la fecha sólo el gobierno ecuatoriano, ¡actuó!
Envío abogados para defender el caso de de las madres de su país.
El de México, está sordo, ciego, es ¡Sumiso! En su consulado ni abogados tienen y su cancillería, es ¡Negligente!
Incluso, quieren que regrese al infierno para defenderme y no les importa que mi esposo sea funcionario del gobierno italiano.
Mi pequeño de nacionalidad italiana, padece, sufre. Ni a mi hija de origen mexicana la han salvado, a ella también la violentan.
Es una joven que la usan de trabajadora doméstica, cocinera y niñera de una empleada del servicio social de un organismo similar al DIF en México.
Alma Cecilia Contreras Soto, narra y afirma que en México no la defienden.
Tengo conversaciones con el director de Protección a mexicanos en el Exterior, Octavio Perales, de su asistente, Andrés Ruiz y del cónsul, Rodrigo Ramos atracándome con mentiras y sin ofrecer apoyo.
La guanajuatense, sólo pide rescatar a sus hijos, porque estoy muerta en vida, me medicaron y un director del psiquiátrico, Alessandro Rissi, me pedía favores sexuales para “ayudarme y dejarme ver a mis hijos”.
Fui a Relaciones Exteriores en Guanajuato, después a la embajada de México y su respuesta fue: “Debió quedarse en Italia para ayudarle, ahora debe tener abogado internacional y un nuevo diagnóstico psicológico”.
Estoy sola. Acudí a todas las instancias. A Derechos Humanos, al DIF, a la Defensoría Federal, al Instituto de las Mujeres.
Busqué en todos, y de nuevo la misma respuesta: “No se puede hacer nada”. sucedió en Italia y debe regresar.
Caí en depresión por nueve meses. Me presionaron psicológicamente y mi esposo amenazó hasta con matarnos y suicidarse. Dijo que ningún juez permitiría que volvería tener a mis hijos.
Para mi es una red de trata de menores y en la embajada de México, así como en la de Protección a Mexicanos en el Exterior, son omisos.
Son diversos los casos con mutis del gobierno federal.
Se trata de una madre soltera desde los 19 años, que en México dedicó su vida a trabajar para ella y su hija.
En 2016 conoce a un italiano, hoy funcionario del gobierno de ese país, y por creer que era el ideal para formar una familia, se va a con él cuando su hija tenía 13 años.
“Pensé que era el momento de formar una familia y tener otro hijo, darle un padre a mi hija, y le doy un infierno”.
Creí en él, y todo lo vi prefecto, incluso su familia, aunque constato perversiones sexuales.
No digo nada, y busco sólo regresar a México. Él se niega, me quita los pasaportes y comienzan las golpizas, nos ¡retiene!.
Incluso amenaza con matar a su propio hijo e intenta tirarse del balcón, ¡suicidarse!
Idea un plan con su mamá, para encerrarme en un manicomio por ¡Loca!
Me refugio en el cuidado de mis hijos para olvidar y nos lleva a África, donde aumenta la violencia, se autolesiona y me acusa legalmente de lastimarlo.
No hablaba inglés y aunque no me detuvieron, ordenaron “manejar la situación en pareja”. Regresamos a Italia y decide denunciar, me lleva a un centro italiano antiviolencia, donde pido la custodia de mi hijo.
En 2018, un juez italiano me suspenden los derechos de madre y crece el ¡Infierno!
Todos los días drogada. Me suministran doce pastillas al día y salgo del psiquiátrico el 22 noviembre 2018, sin derechos como madre y obligada a firmar un diagnóstico de ¡Psicosis paranoica! No lo hice con mi firma original.
Ya mi hija de 15 años, enviada al orfanato ll “Nido delle A’quille” y mi pequeño de dos años, me dicen su propia pesadilla.
Un lunes tenía cita en el servicio social y ella me dice que tiene miedo, fue el último mensaje de mi pequeña, no supe más.
Sólo me confirman que mi hija estaba en un orfanato, sin decirme porqué, sin ¡Juicio! Ni oportunidad de defensa, sin recibir mis pruebas.
¡Nada de investigación!..
Esa la historia de una madre mexicana, que exhibe documentos, que exige de una cancillería investigar, apoyarla para recuperar de esa nación a sus ¡Hijos!, una de ellas, mexicana.
Inventaron las peores difamaciones! Dice, al momento que suspira, toma aire para continuar, y confirma: Es lo peor que me ha pasado en mi vida, Italia es un infierno disfrazado de paraíso.
Tengo ¡Pruebas! De ese infierno, del ¡Peligro, que es Italia para mis hijos, ¡urge repatriarlos! Grita.
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