El propósito de los exámenes de detección de cáncer es encontrar la enfermedad en estapa temprana, antes de que cause síntomas
- La eficacia en su diagnóstico puede significar la diferencia entre la vida y la muerte para los pacientes
El cáncer es una de las enfermedades que más fallecimientos provoca en el mundo. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, esta enfermedad provoca cada año un promedio de 9.6 millones de muertes.
Asimismo, estima que para el 2030 los casos nuevos sobrepasarán los 20 millones anuales. Por ello, la detección oportuna de la enfermedad es uno de los puntos clave en el combate contra dicha enfermedad.
De acuerdo con los expertos en oncología, cuando la enfermedad se diagnostica en sus primeras etapas, la tasa de supervivencia es más elevada. Para ello se requieren de estudios cada vez más certeros en la detección, incluso antes de que la enfermedad presente síntomas.
Pruebas de laboratorio
Las concentraciones altas o bajas de algunas sustancias en el cuerpo pueden ser un signo de cáncer. Uno de los métodos para detectar estas sustancias son los análisis de sangre, de orina u otros fluidos corporales que miden los componentes y ayudan a los médicos a establecer un diagnóstico.
Sin embargo, los análisis de laboratorio anormales no son un signo seguro de cáncer, por ello es necesario que un doctor sea el encargado de analizar los resultados y complementarlos con otros estudios.
Pruebas con imágenes
Las pruebas con imágenes reproducen áreas internas del cuerpo que ayudan al doctor a detectar la presencia de un tumor. No obstante, una prueba de este tipo no es suficiente, ya que no detecta oportunamente la enfermedad, únicamente determina su presencia.
Algunas veces, cuando los tumores son detectados, se encuentran en etapas avanzadas, lo que disminuye la esperanza de cura.
Estás imágenes se pueden obtener a través de diversos métodos: tomografía computarizada, radiografía, resonancia magnética, tomografía nuclear, gammagrafía ósea, ecografía y rayos x.
Mastografía
Una mastografía, es un tipo de radiografía de las glándulas mamarias que permite detectar lesiones no palpables. Este es el estudio preferente para el diagnóstico oportuno del cáncer de mama.
El aparato con el que se lleva a cabo este examen es un mastógrafo, instrumento que explora por medio de rayos X los senos de la paciente. Sin embargo; una de las características más criticadas sobre la mastografía es que es un estudio que se recomienda para las mujeres de 40 a 69 años.
Para las mujeres de 30 y menos son pocas las opciones de estudios que existen, esto porque la tendencia de este tipo de padecimiento es que aparece en mujeres mayores de 40. Además, la mastografía es un procedimiento doloroso e invasivo que no se recomienda pues podría provocar lesiones en tejido que todavía se considera en desarrollo.
Sin embargo, es cada vez más común que el cáncer aparezca en jóvenes por lo que resulta urgente la innovación en métodos de detección oportuna.
Biopsia
Cuando se determina la presencia de un cáncer en el cuerpo, los médicos inician con la toma de biopsias para un diagnóstico correcto.
El procedimiento consiste en que el doctor extrae una muestra de tejido. Un patólogo experto realiza diversas pruebas en el tejido extraído y determina el tipo de cáncer que se padece.
El patólogo describe los hallazgos en un informe de patología, el cual contiene los detalles del diagnóstico.
Los informes de patología cumplen una función importante en el diagnóstico de cáncer y ayudan a decidir entre las opciones de tratamiento.
Existen dos tipos de biopsias: con aguja, que es un método en donde el doctor extrae un poco de tejido o fluido, esto incluye la aspiración de médula ósea, las punciones lumbares y algunas biopsias de seno, de próstata y de hígado.
Con una aguja: El doctor usa una aguja para extraer tejido o fluido. Este método se usa para realizar aspiración de médula ósea, punciones lumbares y algunas biopsias de seno.
Otro métodos para obtener muestras de tejidos son las pruebas con endoscopios, en donde se inserta a través de las aberturas naturales del cuerpo, como la boca o el ano.