La periodista Lydia Cacho, reconocida por sus investigaciones sobre abuso infantil, denunció esta tarde que su casa fue allanada, se robaron copias de su trabajo periodístico y envenenaron a sus mascotas.
La organización Artículo 19 denunció que el día de ayer dos sujetos, cuya identidad es desconocida hasta el momento, entraron a la casa de la periodista Lydia Cacho para robar equipo de trabajo y material periodístico altamente sensible.
Artículo 19 reveló que los supuestos ladrones también mataron a las dos perras de Lydia Cacho, quienes estaban encargadas de la protección de la casa ubicada en Puerto Morelos, Quintana Roo.
El delito del que fue víctima Lydia Cacho ha sido considerado una represalia a su ejercicio de defensa de derechos humanos y de su libertad de expresión.
De acuerdo con las primeras versiones de los hechos, los dos sujetos entraron a la casa de Lydia Cacho tras romper los cables de las cámaras de seguridad y desactivar la alarma.
Entre las cosas robadas se encuentra una grabadora de audio, 3 cámaras fotográficas, varias tarjetas de memoria, una computadora portátil y 10 discos duros con información de alto interés público relacionado con casos de pederastia.
Los individuos también ocasionaron destrozos en la casa de la periodista, pues desordenaron su recamara y destrozaron fotografías familiares y ropa interior.
El trabajo periodístico de Lydia Cacho la llevó a ser víctima de tortura en 2005 por parte de un grupo criminal de poder encabezado por altos funcionarios y empresarios de los estados de Puebla y Quintana Roo.
Lydia Cacho señaló que posee respaldos de las investigaciones periodísticas que le robaron.
“Es cierto, los niveles de violencia y crueldad aumenta en la misma medida en que la impunidad les protege. Gracias por su solidaridad. Mis investigaciones periodísticas están seguras fuera del país; se llevaron copias, la verdad nadie se la roba. #AquíNadieSeRinde”, señaló Lydia Cacho a través de Twitter.
Por su parte, expertos en seguridad han alertado sobre el ataque porque aseguran que “iban por ella” y que, afortunadamente, no se encontraba en su hogar.
RF