Sherice Richardson estaba en camino a recoger a su hija de la guardería, alrededor de las 5 de la tarde del lunes por la noche, cuando de repente vio luces azules intermitentes. Su primer instinto fue disminuir la velocidad, pero cuando se acercó “no podía creer lo que veía”, escribió en una publicación en su cuenta de Facebook.
Del automóvil salía una capa de humos y el parabrisas tenía orificios de balas. Dentro, un oficial de policía estaba herido, su cara no dejaba de sangrar. Sherice, que es enfermera, supo que no podía simplemente irse a su hogar.
El policía Daniel Harrell le decía que lo habían baleado y llamó al 911, número de emergencia.
Pero Sherice sabía que no podía perder tiempo, así que entró en acción y presionó la cara del oficial con una gasa que encontró dentro del coche. Mientras esperaban por ayuda especializada, ella comenzó a consolarlo. “No merecía que le dispararan así tratando de hacer su trabajo”, dijo la enfermera a ABC11.
El momento fue especialmente personal para Richardson, que había visto a su propio hermano tumbado en el suelo “sin vida con la esperanza de que tuviera una segunda oportunidad”.
“No desearía ese dolor en la familia de nadie, especialmente en el cumplimiento de su deber. Esta fue definitivamente una experiencia que me cambió la vida”, aseguró.
Richardson dijo que ella cree que Dios la puso “en ese camino por una razón en ese momento”.
Gracias a la ayuda de Sherice, Harrell fue llevado de urgencia al hospital con lesiones graves pero que no amenazaban su vida. Fue liberado el miércoles. “Sólo estoy agradecido”, dijo.
Las autoridades dijeron que el coche patrulla de Daniel Harrell tenía 12 agujeros de bala en el parabrisas y daños en la parte delantera. Tres hombres están actualmente en la cárcel por estar involucrados en el tiroteo del oficial.
Source: UPSOCL
