Fueron doce días de acusaciones de traición, quejas y protestas. Boca Juniors fue protagonista aquella vez, de una situación muy parecida a la actual, pero ante Independiente, por las semifinales de la Copa Libertadores de América de 1965.
Independiente se clasificó directamente a semifinales por ser el campeón de la edición anterior, la de 1964, y Boca, campeón del torneo nacional, pasó la fase inicial de grupos, ante The Strongest, de Bolivia, y Deportivo Quito, de Ecuador, por lo que los dos equipos argentinos debieron enfrentarse a doble partido en el estadio Monumental, el mismo del escándalo actual.
El primer partido lo ganó Independiente 2-0, con goles de Osvaldo Mura y Mario Rodríguez, el 24 de marzo, y cuatro días después se jugaría la revancha en el mismo escenario, pero en el medio, comenzaron las intrigas y los tironeos fuera de la cancha, tratando ambos de sacar alguna ventaja.
Todo comenzó cuando la dirigencia de Boca se enteró de que Víctor López, delegado de la Primera B en la AFA y al mismo tiempo asambleísta en Independiente, se acercó a la AFA para averiguar si el jugador xeneize Oscar Tomás López estaba habilitado para jugar, por lo que ante la duda, al igual que lo que ocurrió en 2018 con Ramón “Wanchope” Ábila ante Libertad de Paraguay, Boca decidió no incluirlo para la revancha.
El 28 de marzo, otra vez en el Monumental y sin que contaran los goles de visitante, Boca venció 1-0 a Independiente con gol de Alfredo Rojas y obligó a un tercer partido, en el mismo escenario, para determinar el finalista de la Copa.
En medio de las disputas de los partidos, los dirigentes de Boca, revolviendo papeles y buscando antecedentes de los jugadores que acababa de incorporar Independiente, encontraron que dos de ellos, el uruguayo Elbio Ricardo Pavoni y el delantero Roque Avallay, habían sido contratados después de la fecha límite establecida, que era el 15 de febrero (Pavoni el 17/2 y Avallay el 15/2).
En el tercer partido, el decisivo, otra vez en el Monumental, Boca e Independiente empataron 0-0 por lo que la diferencia de un gol le dio a los rojos el pase a la final, aunque Boca formalizó su queja ante la Confederación Sudamericana de Fútbol (CSF) –así se llamaba antes la Conmebol- por mala inclusión de Pavoni y Avallay por parte de Independiente, y estalló el escándalo, con declaraciones durísimas entre los dirigentes de ambos clubes y con la aparición de otros actores.
La CSF, luego de largas deliberaciones y presiones de todo tipo, consideró que los jugadores estaban bien incluidos, aunque en votación dividida. A favor del fallo, votaron el dirigente de Racing Club y miembro de la Unión Cívica Radical, el secretario de la entidad, Daniel Piscitelli, y el tesorero del organismo, el peruano Teófilo Salinas- luego presidente de la entidad-, mientras que Raúl Horacio Colombo, que acababa de dejar la presidencia de la AFA para pasar a ser el de la CSF, se abstuvo.
Este voto estaba influido por el informe anterior de la AFA a la CSF, en el que la entidad futbolística argentina sostuvo que los jugadores de Independiente estaban bien incluidos.
Boca tomó el voto de Piscitelli -representante de la AFA ante el Comité Olímpico Argentino-, como una traición, al punto de considerarlo luego “persona no grata” para la entidad, y el clima político fue en aumento cuando el presidente de Boca, Alberto J. Armando, sostuvo que la AFA era “un antro de corrupción”, justo cuando Colombo le había cedido el mandato a Francisco Perette, hermano del vicepresidente argentino Carlos Perette, durante el gobierno de Arturo Illia.
Desde el momento en que Boca quedó eliminado de la competencia, Armando inició una movida para desplazar a Colombo de la CSF, aunque señaló como principal responsable de lo sucedido al presidente de Independiente, Herminio Sande y en menor medida, al dirigente Samuel Vega, de River Plate, si bien el presidente de este club, Antonio Liberti, se mantuvo al margen de la polémica.
Sande había sido el secretario ejecutivo de la CSF hasta que fue reemplazado por Piscitelli en ese cargo, y Boca se lanzó entonces contra estos dos dirigentes y contra Colombo, el máximo referente, al considerar que los tres fueron fundamentales para generar la clasificación de Independiente a la final mediante hechos corruptos.
Una versión nunca confirmada oficialmente indica que fue José Epelboim, tesorero de la comisión directiva de Sande, y representante de Independiente ante la AFA y la CSF, el que logró adulterar los registros de los fichajes de Pavoni y Avallay al ingresar en el edificio de la AFA antes del horario de apertura de ese día en la calle Viamonte, cuando aún no habían llegado los controles.
El escándalo entre Boca e Independiente fue tan grande que el diario Clarín llegó a llamarlo “Los 12 días que conmovieron al mundo futbolístico”.
Independiente luego sería campeón por segunda vez consecutiva, al vencer a Peñarol de Montevideo en la final.
Source: Infobae