Nadie está preparada para ser madre, y pido disculpas por lanzar una frase de ese talante desde mi género, pero es lo que se suele escuchar en el sexo opuesto. Sin embargo, hay un momento en la vida de las mujeres -no todas, obviamente- en que ese deseo aparece con fervor, y empiezan a ver la ropa de bebé con otros ojos.
Ya sea porque “llegó el momento”, por cierta estabilidad económica y/o social, o porque simplemente se le antojó hacer una familia, las féminas toman la determinación de dar ese gran paso. Uno que, dicho sea de paso, no es obligación. En esa misma línea, un estudio determinó que dicha decisión puede estar fuertemente influenciada por el entorno, y precisamente las amigas, como si se tratara de un “contagio”.
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La investigación de Nicoletta Balbo, doctora de la Universidad de Bocconi, y Nicola Barban, socióloga en la Universidad de Groningen, llegó a la conclusión de que cuando una mujer lleva mucho tiempo siendo amiga de otra, y esta se embaraza, las probabilidades de que la primera también decida iniciar una familia incrementan considerablemente.
¿Cómo llegaron a dicho resultado? Las profesionales analizaron a mil 700 mujeres estadounidenses que mantuvieron amistades desde los 15 a los 30 años -o sea, desde la secundaria-, y las similitudes que presentaban con sus pares, considerando ítems como ingresos, educación y cercanía geográfica.
De los 820 embarazos entre las participantes, las cuales en promedio tenían 27 años y eran parecidas a sus amigas, el 53% de los intencionales fue porque estas se comparaban con sus pares, y sentían la presión de tener hijos ya que ellas ya tenían.
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Algo que, vale decir, no sucede con los hermanos. Es más, las intenciones de quedar embarazadas se reducen al año de que nazca un sobrino, por lo que la familia es todo lo contrario a un incentivo para ídem. Esto se explica en el impacto que tienen las amistades en el mundo moderno, siendo, en algunos casos, incluso “más importantes que los hermanos y otros miembros de la familia”.
Las académicas concluyeron que tener la intención de quedar embarazada va más allá de una decisión personal, y tiene un fuerte componente social, casi como si se tratara de un “contagio”. Más que mal, los humanos somos animales sociales que aprendemos de nuestro entorno, y en este caso, de la maternidad que vivan nuestras amigas.
Es más, puede que dicha amistad se fortalezca y se mantenga si ambas están en “la misma etapa”. Aún así, y como todo en la vida, esto es sólo en el papel, y que tus cercanas se embaracen no quiere decir que empezarás a gestar al día siguiente. A final de cuentas, depende de las características de cada uno.
Source: UPSOCL