Si bien la inclusión de Ignacio Ovalle Fernández en el estrecho círculo de quienes operarán cerca del próximo Presidente pasó prácticamente desapercibida para los más, lo cierto es que para los más abocados a tratar de entender y “adivinar” la orientación del gobierno por venir, la misma resultó “la pieza que faltaba…” para asegurar que, si bien con (obvios) matices, la próxima administración será más un reflejo de lo ocurrido durante el echeverriato que de cualquier otra.

Y esto, no sólo porque el excolaborador cercano de Luis Echeverría Álvarez esté siendo nominado para encabezar Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), producto de la fusión de Liconsa y Diconsa y que, en opinión del priista-cenopista Arturo Zamora aspirará a reeditar la Conasupo que (se manejó) “con precios de garantía, subsidios indiscriminados y un abasto subsidiado” generador de un déficit creciente en la década de los 60-70 sino, esencialmente, porque la multiplicación de nombramientos de personajes vinculados con el expresidente, el de Luis Antonio Ramírez, hijo del echeverrista Heladio Ramírez López, como próximo titular del ISSSTE apenas el lunes, es previsible (y así se anuncia) continuarán…

Ello, más la estrecha y consolidada cercanía existente entre Andrés Manuel López Obrador con el emblemático Porfirio Muñoz Ledo que, con Cuauhtémoc Cárdenas y otros más dejó el priismo para dar forma al PSUM-PRD que luego de encabezarlo todos dejaron y que, se sabe ya, será el responsable de colocarle la banda presidencial el próximo 1 de diciembre, más su histórica vinculación con el también tabasqueño Enrique González Pedrero con cuyo apoyo alcanzó la dirigencia del priismo estatal, permiten, casi sin margen de error, vincular al ahora Presidente electo con “el priismo pro-socialista y particularmente populista de otro tiempo…”.

Augurar hoy entonces, según los más diversos analistas, el arribo de un régimen de corte izquierdista aunque no radical, impulsor de una economía con prevalecía del Estado, populista en lo que a su quehacer en materia social refiere y orientado a reeditar algunas páginas del pasado presidencialismo omnímodo, característico de los mejores años del “partido-gobierno”, no parece en forma alguna exagerado…ni menos esperanzador según los mismos.

No esperemos, pues, sorpresas mayores a las que desde ya se prevén dado que, a fuerza de ser sinceros, nada parece más claro sino que estamos ante un régimen que, con obvios matices, insistamos, podría estar aspirando a reeditar etapas y/o gestiones que, con sus muy particulares características, identificaron al priismo de otras épocas. Ni más ni menos…

Asteriscos

* Apenas concluir la segunda reunión entre gobernadores electos y en funciones con el ya ahora Presidente electo, este lunes, el quintanarroense expriista Carlos Joaquín González, perredista-panista hoy, viajó a Ciudad del Vaticano para, presumiblemente, encontrarse hoy con el papa Francisco, con el propósito de concretar sean artesanos de su estado quienes monten la ofrenda navideña de este diciembre en la Plaza de San Pedro.

* Creciente reclamo para que, al margen de gozar del fuero legislativo que le garantiza la curul senatorial que le obsequió Morena, el impresentable Napoleón Napito Gómez Urrutia esclarezca el destino que dio a poco más de 54 millones de dólares que, afirman sus detractores, sustrajo y se apropió, cuando pertenecían a un fideicomiso del sindicato minero…

* Se tardaron es verdad, pero el comando del más que cuestionable Partido Verde acabó haciendo lo que mejor sabe: arriar banderas cuando su socio de turno —el tricolor en este caso— cae en desgracia, para acomodarse con el triunfador del momento… Arturo Escobar, exsubsecretario hasta hace poco, fue el encargado de anunciar el término de su alianza con el priismo.

Veámonos el viernes, con otro asunto De naturaleza política.

                Twitter: @EnriqueArandaP