Una empleada doméstica de edad avanzada forja una relación con un vendedor ambulante al que se le notan bastante los años. Todo transcurre en el medio de un ventoso desierto donde no pasa nada. Suena como una trama poco llamativa, y sí, es una historia simple pero tan bien lograda en forma y fondo, que tanto en SANFIC como en Cannes han terminado aplaudiéndola.
En “La novia del desierto” Teresa, interpretada por Paulina García (Gloria), es una mujer de 54 años que pasó la mayor parte de su vida como empleada doméstica en Buenos Aires, básicamente viviendo para otros. Cuando la familia decide vender la casa, no le queda otra que aceptar un trabajo en la provincia de San Juan, pero su viaje se ve interrumpido al averiarse el bus en el medio del desierto. Cuando intenta conseguir un nuevo transporte, pierde su bolso, lo que la llevará a buscar ayuda con un vendedor ambulante (Claudio Rissi).
Los personajes interpretados por García y Rissi no son precisamente los roles estereotipo más atractivos para las audiencias. Él no tiene un gran físico, ni ella cara de modelo, y la trama no trata ninguna aventura imposible, pero la historia es tan conmovedora que logra atraer a un público más transversal de lo que se podría esperar de una película de este tipo (personas reales viviendo una vida sencilla).
“La novia del desierto” entrega la sensación de que la vida no se acaba a los 60, como se ha establecido tácitamente en la sociedad. El personaje de Teresa encuentra la posibilidad de vivir la vida que nunca vivió; la propia, y con ello la oportunidad de disfrutar y de amar otra vez.
Paulina García, actriz galardonada en el Festival de Cine de Berlín, sorprende otra vez convirtiéndose en una mujer madura que genera un nivel de empatía tan profundo capaz de sacar más de una lágrima.
Sus directoras, Cecilia Atán y Valeria Pivato, aprovechan los paisajes del norte argentino para darle un ritmo lento y a ratos relajante a una road movie que incluye elementos floclóricos como lo es la Difunta Correa, la “santa” popular argentina.
De una manera inesperada, esta breve cinta (de una hora y veinte), sostiene una historia potencialmente aburrida y aletargada, con dos interpretaciones fuertísimas como lo son las de García y Rissi; un guión bien desarrollado y una excelente dirección de fotografía. Con pocos elementos y sin hacer mucho alboroto, sus directoras lograron una historia redonda, y aunque no se trata de una obra maestra, esta conmovedora mezcla entre “La nana” y “Gloria”, hace un honesto retrato humano que desde su humildad nos hace reflexionar.
“La novia del desierto”, una delas dos cintas de habla hispana seleccionadas en Cannes, y una de las revelaciones del importante festival, se merece todos los aplausos que ha recibido.
¿Llegará a representar a Chile o Argentina en la competencia internacional de los Oscar?
Source: UPSOCL
