Por Luis Maldonado Venegas*
“No sé cómo será la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta va a ser a palos y piedras”.
Albert Einstein
Unas gráficas prolijas de DBpedia, actualizadas por Wikipedia y Wikidata, nos presentan un despliegue de más de 12 mil batallas efectuadas en el curso de nuestra historia. Obviamente, se trata en algunos casos de cálculos aproximados, pero en muchos otros la fuente proviene de registros documentales y hasta orales si se quiere, pero producto de valiosas investigaciones.
José Brechner Zuker, periodista boliviano y acreditado analista político internacional, añade luz al tema: de los cinco mil 500 años de historia escrita sobre la humanidad, menos de 300 transcurrieron sin guerra. “El ser humano es competitivo y belicoso, y resalta más por sus defectos que virtudes… Las causas de la guerra son las mismas que las de la competencia entre individuos: afán adquisitivo, pugnacidad y orgullo; el deseo de alimentos, tierras, materias primas, combustibles, dominio. La diferencia está en que el Estado posee nuestros instintos sin nuestros frenos y eso lo vuelve capaz de cualquier cosa, porque no hay concepto moral ni ley que lo domine cuando se vuelve belicoso.”
Algunos datos de la numeralia belicista son espeluznantes. Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que tuvo lugar en Europa y el Cercano Oriente, murieron más de nueve millones de combatientes. La Segunda Guerra Mundial (1939-1945), fue la que causó más mortandad: de 50 a 70 millones de pérdidas humanas. Volúmenes publicados por el Museo del Holocausto señalan que hubo entre 15 y 20 millones de víctimas del genocidio, cifra que triplica los seis millones que se reconocieron en la posguerra.
De acuerdo con información del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), actualmente son más de 20 los países en guerra, externa o interna, y en ellas participan alrededor de 300 mil niños-soldados.
Los conflictos armados suelen derivar en masacres, hambrunas, pestes y genocidios. Y no es fácil, reiteramos, el registro de pérdidas de vidas humanas que conllevan. Sin embargo, investigadores diversos han documentado que desde el año 1700 han muerto más de 100 millones de personas, 90% en las dos grandes guerras del siglo XX y el resto de 1945 a la fecha.
Vietnam aportó su cuota fatal: en diez años de guerra (1965-1975) murieron 300 mil soldados survietnamitas, un millón 100 mil norvietnamitas y 58 mil 307 soldados estadunidenses. Sumadas las pérdidas de Laos y Camboya, cerca de 2.5 millones de seres perdieron la vida en ese conflicto.
Las cifras son variables y aun controvertidas respecto a la Conquista de México. Algunos autores e historiadores coinciden en los datos en cuanto a la Conquista española de toda América: 46 millones 400 mil muertos, pero incluyen guerras con los invasores, enfrentamientos tribales, torturas, represión y, particularmente, el azote de la viruela.
Algunos historiadores aventuran las bajas durante la Guerra de Independencia de México (1810-1821): de 250 mil a 500 mil muertos. En la Guerra de Texas (1835-1836), hubo tres mil 200 muertos; en la de California (1846) fueron cinco mil; la intervención estadunidense (1846-1848) produjo 25 mil muertos; la rebelión maya en Yucatán, 300 mil víctimas mortales; la Guerra de Reforma (1857-1861) dejó ocho mil decesos; la Segunda Intervención Francesa en México (1862-1867) causó 63 mil muertos…
Sobrevino el periodo de la Revolución Mexicana (1910-1920), que cobró la vida a tres millones 500 mil personas, en tanto el saldo de la Cristiada fue de 250 mil muertos (1926-1929).
Creo imprescindible citar dos datos relacionados con la violencia que durante siglos ha azotado a los mexicanos: La lucha contra el narcotráfico, que ronda las 150 mil víctimas mortales, y datos oficiales y de las asociaciones civiles coincidieron en señalar que 2017 fue el año más violento en los últimos 20 años, con 25 mil muertes violentas.
El 9 de septiembre (1828), se cumplirán 190 años del nacimiento del célebre autor ruso de la novela La guerra y la paz, Lev Nikoláievich Tolstoi, mejor conocido en Occidente como León Tolstoi. Unas palabras extraídas de su obra: “Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”.
Bienvenido sea todo esfuerzo a favor de la paz y la reconciliación en el mundo… y en México.
*Presidente de la Academia Nacional de Historia y Geografía de la UNAM.
Source: Excelsior