Andrés Manuel López Obrador, el mismo quien llevó al cenit al PRD en el 2006 ubicándolo a una pizca de llegar a la presidencia de México en las elecciones más controvertidas de la historia reciente, ahora lo hundió en las sombras.
Es la muerte del Sol Azteca.
Con el 100 por ciento de las actas computadas el PRD llega al 2.83% de la votación nacional para presidente de la república.
No alcanza el 3% requerido para mantener el registro como partido nacional. Trabajará, sí, como local donde haya rebasado este porcentaje pero no como nacional, medrando en la periferia del sistema político mexicano.
El epitafio está marcado con sangre y fuego en la ley general de Partidos Políticos (artículo 94), que reza:
“Dentro de las causas para la pérdida del registro (está) el no obtener en la elección ordinaria inmediata anterior, por lo menos el tres por ciento de la votación válida emitida en alguna de las elecciones para diputados, senadores o presidente de los Estados Unidos Mexicanos”.
(En el escenario más probable interpretando la ley a la letra, es una crónica de una muerte anunciada porque cuando menos en una de las contiendas, la presidencial, el PRD no cumple la cuota de votos del 3%. Hay un resquicio en una interpretación alterna, más improbable, de que si en una de las tres contiendas, de diputados o senadores rebasa el 3% puede mantenerse con vida)
La matemática es implacable:
2.83%, 1.6 millones de votos del total de 56.6 millones de mexicanos que emitieron el sufragio el pasado 1 de julio.
2.83%, 1.6 millones de votos, contra 16 millones en 2012 (¡perdió 14.4 millones de electores en seis años!) cuando AMLO se quedó a 6.6 puntos de Peña Nieto, el candidato del PRI quien llegó a Los Pinos, partido a quien ahora el hombre de Tabasco borró del mapa dejándolo en la inopia, con los resultados más humillantes de su historia.
La pregunta que tiene en desvelos al grupo compacto que ha terminado ser el PRD luego de la estampida hacia MORENA, es si en el conteo final de votos saldrán de algún lado 95700 votos adicionales al cómputo del PREP.
El partido que logró tener 16 millones de votantes hoy medra por 95 mil para no morir.
¿Qué sentimientos invaden a AMLO, quien dice no estar poseído por la venganza – un cristiano en la política- al ver la cabeza de su ex partido rodar por los suelos?
¿Qué siente el último presidente nacional del PRD, Manuel Granados, a quien le tocaría colocar el último clavo en el ataúd del partido que encabeza?
¿O Alejandra Barrales, quien maquinó la estrategia anti-natura de arroparse en las faldas de la derecha para sobrevivir, algo que claramente no fue posible?
¿Qué pensarán los personajes ilustres de izquierda, cobijados en las buenas épocas del partido del Sol Azteca, muchos de los cuales ya abandonaron el barco, al ver que el racimo de estados que gobernaban ha quedado reducido a uno (Michoacán)?
¿Qué siente Cárdenas, el hijo del tata, el más ilustre del panteón de héroes, quién abandonó el barco del partido que fundó? ¿Y Porfirio Muñoz Ledo? ¿Estará removiéndose en tu tumba el ilustre Heberto Castillo, quien fue hombre probo y leal de la izquierda? ¿O Amalia García, quien clavó la última daga en la lista de desertores ilustres del PRD off cors hacia MORENA el partido del momento, convenientemente (jeje) unos días antes del vendaval que se veía venir?
2.83%. Otra vez, 1.6 millones de votos del partido que gobernó los destinos de los capitalinos por dos décadas –hasta ahora que uno de los suyos lo hundió-, en una secuela que empieza con el hijo del Tata Cárdenas, Cuauhtémoc (1997), continúa con el propio AMLO (2000), Ebrard (2006), y Mancera (2012) el último -pésimo gobernante- quien deja como legado la pérdida del tesoro más preciado de la seguridad para los capitalinos?
Por cierto, ¿qué sentimientos embriagan a Ebrard?, hombre de pasiones más profundas, más seculares que las religiosas de AMLO… ¿Qué siente frente a su otrora aliado y sucesor Mancera, que se ha convertido en su archienemigo?
(El vendaval también podría arrastrar al PANAL, el PVEM, Encuentro Social y Movimiento Social)
Es un drama de Shakespeare, quien como ningún otro ha penetrado las pasiones del poder.
Pero me quedo con esta cita de Churchill, que dibuja a cuerpo entera la tragedia – salvo un milagro- espera al PRD.
“Algunos hombres cambian su partido por el bien de sus principios; otros sus principios por el bien de su partido”
O si quiere ver con humor, la sentencia más citada del inigualable Groucho Marx, amo y señor de la filosofía de la ironía, que apunta al núcleo del fenómeno.
“Tengo estos principios. Si no les gustan, tengo otros”.