Pocas series son tan duras pero tan necesarias como The Handmaid’s Tale. La segunda temporada de la exitosa serie de Hulu es aún más oscura y densa que la primera, pero sigue siendo tan actual que mirar hacia otro lado es como negar nuestra propia realidad.
La primera temporada llegó en un momento crítico de Estados Unidos: la elección de Donald Trump, un presidente conservador y respaldado por un segundo mando abiertamente homofóbico como Mike Pence que provocó el miedo y la incertidumbre de las mujeres y minorías de todo el país. Entre comentarios sexistas y planes para quitarle fondos a Planned Parenthood, la organización para la salud reproductiva de las mujeres, parecía que Gilead, el país teocrático de la serie, estaba a un paso de convertirse en realidad.
En ese momento la serie, que en realidad está basada en una novela que Margaret Atwood escribió en los años 80, parecía demasiado cercana a la realidad, y ahora el panorama no ha cambiado. The Handmaid’s Tale sigue reflejando a la sociedad americana y los paralelismos son terroríficos.
En el último episodio de la nueva temporada sucede algo inimaginado: June(Elisabeth Moss) se rencuentra con su hija, Hannah. Sin embargo, ese encuentro dura poco y no es como ella hubiera querido: su hija le reprocha que no la buscó lo suficiente y, cuando por fin se reconcilian, son separadas a la fuerza otra vez.
Además de ser uno de los episodios más fuertes hasta el momento, también marca un paralelismo perturbador con la realidad. Para aquellos que no saben, la política de «tolerancia cero» de Trump convierte en criminales a cualquier inmigrante que cruce la frontera ilegalmente — incluso a los que buscan asilo — y ¿qué pasa con los niños de los delincuentes? Los separan de sus padres y se los llevan a centros de detención.
Que este episodio haya llegado justo cuando el escándalo de las separaciones familiares en la frontera está en primera plana de los medios de todo el mundo es una coincidencia perturbadora, pero muy necesaria para darle visibilidad. Leer noticias sobre los centros de detención lo hace parecer lejano, abstracto, pero verlo plasmado en la pantalla, con los llantos de la niña y la actuación siempre excelente de Moss ayuda a recordarnos que la tragedia tiene rostro humano. La ficción, ahora más que nunca, se parece a la realidad.
Nada de la novela de Atwood salió de su imaginación, todo había sucedido en algún momento de la historia. Con este episodio sucede lo mismo. Si bien Yahlin Chang, la guionista de este episodio, lo había escrito meses antes de que saliera a luz el escándalo de la frontera, había consultado con expertos para que la escena fuera lo más realista posible.
«Investigué mucho para la escena», explicó en una entrevista con The Hollywood Reporter, «hablé con trabajadores sociales, psicólogos y expertos de la ONU para saber qué pasaría [en el caso de una separación]. Ahora no parece tan raro, pero cuando lo escribí, hace muchos meses, me sorprendió saber que esta escena sucede todo el tiempo, porque las madres y los hijos son separados con frecuencia, ya sea por la guerra o porque los hijos son alejados de las madres porque tienen un hogar poco seguro».
Por si no crees que esto se aplica en el caso de los inmigrantes latinos en Estados Unidos, solo necesitas saber esto: siempre reaccionan igual. «Todos dijeron las mismas cosas», agregó Chang, «todos dijeron que este escenario no va a desarrollarse de la forma que tú quieres. No es una reunión feliz con besos y abrazos. Dijeron que los niños van a sentir mucho resentimiento y enojo. Todo lo que sabe es que ella quería a su madre, y que su madre no estaba allí, y que su madre la abandonó. A pesar de que vio cómo se llevaron a su madre, ella aún la culpa».
Antes de que se llevaran a Hannah, June se acercó a su hija y le dijo que disfrutara su vida y amara a sus nuevos padres. Quien no llora en ese momento simplemente tiene un corazón de piedra, en vez de rebelarse o de decirle a su hija que resista, ella deja ir todo rastro de egoísmo y se concentra en lo único que le importa: la felicidad de su hija. Esto, también, es algo que ocurre con frecuencia en la realidad.
«Los expertos de la ONU me dijeron que en los casos donde los padres son alejados de sus hijos y están por ser ejecutados, en el último momento le dan todo los consejos que pueden resumir en esos últimos minutos y dicen: “disfruta tu vida”», explicó Chang, «y eso es lo que llevó a June a decirle eso a Hannah, (…) Quiere recordarle a su hija lo mucho que la ama y que siempre tendrá eso, y también algunos consejos para seguir con vida y sobrevivir en Gilead».
Afortunadamente, Gilead existe en la ficción (¿y en nuestras pesadillas?), pero en la realidad hay miles de niños que viven así.