La misteriosa muerte de la tripulación de un histórico submarino, una nave pionera en el combate naval durante la Guerra Civil estadounidense, parece haber sido resuelto. Y la causa, al parecer, fue un desastre autoinflingido que los propios marineros jamás esperaron que sucediera.
El submarino confederado HL Hunley, llamado así por su inventor, Horace Lawson Hunley, fue construido en Mobile, Alabama, transportado luego por ferrocarril a Charleston, Carolina del Sur, y lanzado al mar allí en julio de 1863.
Tenía unos 12 metros de largo, pesaba unas 7 toneladas y podía trasportar una tripulación de ocho marineros.
Su misión era clara: ser un arma furtiva para destruir los barcos de la flota del Norte que bloqueaban el puerto de Charleston. La idea era aproximarse hasta los buques enemigos, arremeter contra ellos y detonar una suerte de torpedo explosivo que el submarino portaba en la punta de un poste horizontal colocado en su proa. Antes de la detonación, al parecer ejecutada al jalar un cordón o posiblemente con un circuito eléctrico, el submarino debía alejarse todo lo posible del buque atacado.
Aunque no fue el primer submarino, sí fue el primero en lograr hundir un buque, aunque a un inmenso precio. Y, en realidad, la suerte del HL Hunley pareció sentenciada desde su inicio: en una de sus travesías de prueba, en agosto de 1863, se hundió matando a cinco de sus tripulantes. Fue sacado de las aguas y puesto en operación de nuevo, solo para hundirse otra vez. Todos sus ocho tripulantes murieron, incluso su propio creador, Horace Lawson Hunley.
Pero las fuerzas de la Confederación, que para finales de 1863 se encontraban ya en grave predicamento, derrotados sus ejércitos de modo decisivo en Gettysburg y Vicksburg y estrangulada su economía por el bloqueo naval de sus puertos por la Marina de la Unión, al parecer necesitaban soluciones urgentes. El HL Hunley fue nuevamente reflotado y preparado, esta vez, para atacar.
Así, el 17 de febrero de 1864 el HL Hunley atacó en la bahía de Charleston al barco USS Housatonic (de 62 metros de largo, 1260 toneladas de desplazamiento y tripulación de 160 marineros), a unas cinco millas del puerto. Como estaba planeado, el submarino arremetió contra el barco, insertó el torpedo en su casco y lo detonó, alejándose todo lo posible en el breve intervalo disponible.
El USS Housatonic se hundió, el primer barco hundido en combate por un submarino, aunque la mayoría de su tripulación logró salvarse y solo cinco de ellos murieron.
La suerte del HL Hunley fue muy severa, pues se hundió tras su ataque y toda su tripulación, ocho personas, pereció. Históricamente, se pensó que el submarino fue dañado por la propia explosión de su torpedo, y que el mismo explosivo que hundió al USS Housatonic perforó también al HL Hunley y lo hechó a pique. Encerrados en una estrecha cabina, los tripulantes del submarino no habrían tenido tiempo o posibilidad de escapar.
Así, la fuerza del explosivo y la cercanía del submarino al sitio de la detonación se unieron para sellar fatalmente la suerte del HL Hunley.
Pero hay algo más en su historia, a la vez sorprendente y macabro.
Cuando en el año 2000 el submarino fue sacado del fondo de la bahía de Charleston (luego de una punzante y controversial competencia entre varios exploradores que duró décadas) se identificó que el HL Hunley no presentaba daño significativo en su estructura. La explosión no lo destruyó ni lo envió a pique. Y los restos de su tripulación no mostraron evidencia, incluso, de haber tratado de huir o de evitar el hundimiento. Sus esqueletos fueron hallados en sus puestos, como si los marineros hubiesen sido fulminados en sus posiciones sin poder hacer nada.
Ahora, el enigma del HL Hunley al parecer ha sido resuelto por una investigación de científicos de la Universidad Duke, recientemente publicada en la revista PLOS One. El torpedo que el HL Hunley detonó contenía 61.2 kilogramos de pólvora y, una combinación de mal cálculo en el diseño, una insuficiente retirada del lugar de la explosión y las peculiaridades, al parecer no consideradas en su momento, de las ondas expansivas bajo el agua, acabó matando casi instantáneamente a la tripulación del submarino.
Al parecer, para atacar al USS Housatonic el torpedo fue colocado en el submarino no al final de un poste horizontal largo, sino a una distancia mucho más cercana de su propia proa. Además, una vez insertado en el casco del barco enemigo el HL Hunley no fue capaz de alejarse lo suficiente antes de la detonación (en realidad, quizá nunca habría sido capaz de hacerlo, aunque su tripulación y sus superiores no lo supieran) y, finalmente, el poder de la onda expansiva del estallido, que se propaga en el agua con un poder y una duración muchas veces mayores que en el aire, literalmente destruyó por dentro los órganos de los ocho tripulantes del submarino.
Experimentos con explosiones con cargas similares bajo y fuera del agua permitieron identificar las peculiaridades y posibilidades destructivas de ese torpedo.
Es por ello que, se desprende del estudio citado, los restos de la tripulación fueron hallados en sus posiciones, sin que se percibiera en ello ningún intento de escapar o de evitar el hundimiento (lo que presumiblemente hubiese sucedido si el submarino hubiese tenido una horadación o hiciese agua). Tampoco mostraban haber tenido la actividad que, por ejemplo, habrían sufrido si hubiesen perecido por falta de oxígeno.
En realidad, todos habrían muerto casi instantáneamente, fulminados por la presión de la onda expansiva que destruyó sus vasos capilares y dañó mortalmente sus pulmones y su cerebro. La misión del HL Hunley habría sido, entonces, un acto suicida, aunque nadie lo habría sabido entonces. Luego, cuando toda su tripulación murió, el submarino, estructuralmente intacto, simplemente quedó a la deriva y se hundió. Sus restos fueron encontrados a unos 300 metros de los del USS Housatonic.
Una prueba más que refuerza esa explicación es que un reloj de bolsillo, hecho de oro, que pertenecía al capitán del submarino fue recuperado del naufragio: sus manecillas se detuvieron a las 8:23, justo la hora en que se realizó el ataque. De ello se concluye que tuvo que haberse recibido el impacto de una tremenda fuerza para que el reloj se hubiese detenido justamente a esa hora.
Con todo, la controversia persiste. CNN, por ejemplo, cita fuentes que señalan que tripulaciones de submarinos de la Segunda Guerra Mundial sobrevivieron el impacto de cargas de profundidad muy poderosas que detonaron muy cerca de ellos. Con todo, la estructura de hierro del HL Hunley era mucho más rudimentaria que la de los submarinos de mediados del siglo XX.
El misterio, así, comienza a disiparse y aunque, como en toda investigación histórica-científica, hay aún muchas interrogantes abiertas, los indicios apuntan severamente a que el primer hundimiento en combate de un navío hecho por un submarino -dato ominoso que prefigura la futura letalidad de esos buques en las dos grandes guerras mundiales- se cobró también y sin que entonces nadie lo supusiera o incluso hubiese podido evitarlo, la vida de sus osados tripulantes.
https://es-us.noticias.yahoo.com/misterio-historico-la-impactante-explicacion-de-la-muerte-de-la-tripulacion-del-submarino-hl-hunley-142922301.html