Las protestas por el asesinato del ciudadano estadounidense George Floyd a manos de la policía de Minneapolis llegaron el día de ayer a su octavo día, a pesar de los señalamientos de Trump de usar a las Fuerzas Armadas, señalamiento que fue criticado por los gobernadores de Nueva York e Illinois.
En las protestas en Washington según señaló la agencia de noticias EFE en la primera línea de las protestas se escuchó la consigna “No tienen vergüenza, en la Casa Blanca hay un racista”.
Expresión que los manifestantes dirigieron a las fuerzas de seguridad del otro lado de la valla metálica que estaba colocada la mañana del martes al norte del Parque Lafayette, el cual se encuentra en una zona contigua a la Casa Blanca.
Con esta valla se buscaba impedir que los manifestantes acercarse a la residencia presidencial estadounidense y el Parque Lafayette, lugar que el lunes fue escenario de la polémica debido a que se dispersó a los manifestantes con gases lacrimógenos con el fin de que Trump pudiera caminar hasta la iglesia cercana y se tomara la foto sosteniendo la Biblia.
Episodio que le generó muchas críticas por parte de líderes religiosos, demócratas y un senador republicano, aunque en el líder del Senado, Mitch McConnell bloqueó una resolución de condena que fue impulsada por la oposición.
La controversia acerca del desalojo en Lafayette creció cuando se supo que el artífice de tal orden fue William Barr, el fiscal general de los Estados Unidos, quien pidió que se extendiera el vallado alrededor de la Casa Blanca en el momento que se realizaba una manifestación pacífica en el área.
Esto con la intención de que Donald Trump pudiera acercarse a pie a la Iglesia de Saint John para posar con la Biblia en la mano, gesto que fue considerado por algunos como un guiño a sus votantes.
Al respecto de este hecho el jefe de la Policía de Parques de Estados Unidos, Gregory T. Monahan, negó que sus agentes o quienes le apoyan hubieran usado gas lacrimógeno, afirmó que lo que usaron fueron “bombas de humo y bombas de pimienta“, además de asegurar que fue en respuesta a agresiones por parte de manifestantes.
Al darse cuenta los manifestantes que no podían ir a la Casa Blanca decidieron moverse al Memorial de Abraham Lincoln, lugar en el que Martin Luther King Jr. pronunció su famoso discurso de “I have a dream“, lugar en el que se mantuvieron en silencio y al filo del comienzo del toque de queda a las 19:00 horas pronunciaron una oración con los efectivos de la Guardia Nacional observándolos desde lo alto de las escalinatas.
