Una investigación publicada en días recientes por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y sus socios subraya los grandes beneficios que ofrece integrar las medidas en favor de la biodiversidad y el combate al cambio climático, a partir de nuevos datos y enfoques analíticos.
De acuerdo con el informe Fortaleciendo las sinergias: cómo la acción para lograr los objetivos mundiales de conservación de la biodiversidad pos-2020 puede contribuir a mitigar el cambio climático, la conservación de 30% de áreas terrestres en ubicaciones estratégicas podría salvaguardar 500 gigatoneladas de carbono almacenado en la vegetación y los suelos, –aproximadamente la mitad las reservas de carbono terrestres vulnerables del mundo– y reducir el riesgo de extinción de casi nueve de cada 10 especies terrestres amenazadas.
La investigación, elaborada por el Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación del PNUMA (PNUMA-WCMC) y varios socios, analizan las reservas de carbono en áreas naturales identificadas como prioritarias para cumplir los objetivos propuestos de conservación de la biodiversidad. Al hacerlo, se pueden asegurar mayores beneficios para las personas y el planeta.
El informe muestra que la coordinación de áreas prioritarias para conservar tanto la naturaleza como las reservas de carbono es clave para alcanzar objetivos ambiciosos climáticos y de biodiversidad. También destaca las áreas en las que la acción de conservación global puede aportar más a los esfuerzos para cumplir los objetivos de biodiversidad y mitigación del cambio climático.
Los autores destacan la interconexión entre las crisis del clima y de pérdida de biodiversidad y argumentan que las soluciones basadas en la naturaleza, sustentadas en una toma de decisiones inclusiva y que reconozcan los derechos a la tierra de los pueblos indígenas y las comunidades locales, son especialmente cruciales para actuar de manera efectiva frente a ambas crisis.
Cabe señalar que no hay solución al desafío climático sin una contribución total de la naturaleza. Como muestran tanto el informe del PNUMA-WCMC y como el trabajo del Programa ONU-REDD, si somos capaces de comprender los aportes de la naturaleza a la mitigación del cambio climático, también habremos logrado el objetivo de la conservación de la biodiversidad.
Es importante identificar zonas clave de biodiversidad como las regiones más importantes para priorizar las soluciones climáticas basadas en la naturaleza. Estas incluyen: el Bosque Atlántico de Brasil, Mesoamérica, gran parte de los biomas mediterráneos y el sudeste asiático, así como otros puntos críticos en la costa del oeste de África, Papua Nueva Guinea y el bosque húmedo del este de Australia. Otras áreas importantes debido a sus grandes cantidades de carbono incluyen las tierras bajas al sur de la bahía de Hudson, el bosque amazónico y la cuenca del Congo.
Si bien falta un año para la Cumbre del Clima COP26, en Glasgow, es importante que las naciones empiecen a tomar una posición sólida para impulsar la acción global. Esta importante investigación subraya las conexiones de importancia crítica entre el clima y la biodiversidad, y la urgente necesidad de proteger la naturaleza.
El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son crisis conjuntas que deben abordarse como una sola, con ambición y acción integrada. Este análisis destaca lugares en todo el mundo donde la conservación puede ayudar mejor a mantener las reservas de carbono almacenadas de forma segura y aumentar la protección de las especies amenazadas.
Dado que el progreso mundial está impulsado por la acción de los países, será fundamental aplicar los enfoques analíticos utilizados en este estudio para influenciar la toma de decisiones a escala nacional. En noviembre del próximo año, en Glasgow, tendrá lugar la conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP26), organizada por el Reino Unido, en asociación con Italia. El 12 de diciembre de 2020, el Reino Unido, las Naciones Unidas y Francia serán coanfitriones de una cumbre sobre ambición climática junto con sus socios Italia y Chile, en el quinto aniversario del histórico Acuerdo de París.
Se espera que los hallazgos de la investigación contribuyan al creciente cuerpo de conocimiento sobre la biodiversidad y el clima. Los científicos nos dicen que solo tenemos una ventana de 10 años para resolver la crisis climática y revertir la severa tendencia de pérdida de biodiversidad. Si trabajamos unidos y protegemos al menos 30% del planeta para 2030, estaremos en un camino claro para cumplir los objetivos conjuntos de mitigación del cambio climático y conservación de la biodiversidad.