En Nueva York un hondureño podría ser deportado por cruzar mal una calle, lamentablemente tras este suceso se encuentra detenido.
Desde hace más de un año la familia de Javier Castillo vive con inquietud y miedo por su estatus migratorio. Javier, joven hondureño de 27 años, cometió la “falta” en Bronx, Nueva York.
A raíz de ese arresto, el hondureño estuvo en distintas cárceles de Nueva York, Nueva Jersey y Louisiana. Aunado a esto, un juez de inmigración rechazó su solicitud para salir de prisión bajo fianza esta semana.
Antes de que pasará esto Javier se puso bajo la protección de un programa de alivio migratorio temporal para jóvenes inmigrantes. Actualmente espera la resolución de otro juez y de ésta dependerá si es deportado a Honduras o se le permite reunirse con su familia en el Bronx.
La hermana de Javier, Dariela Moncada Maradiaga, solicitó el 24 de enero de 2021 en Nueva York la libertad para su hermano, cuyo arresto se llevo a cabo en 2019, y el cual está en bajo custodia.
Este tipo de situaciones han sido denunciadas por varios grupos y activistas defensores de los migrantes, también por congresistas. Sobre todo, porque Nueva York dijo públicamente que arrestar a Javier y llevarlo con las autoridades migratorias federales de inmigración es un error. Sumado a esto, se desestimaron todos los cargos, tanto por el cruce improcedente, como los delitos que le añadieron después.
“La continua detención de Javier por parte de las autoridades de inmigración y de muchos otros viola nuestras normas universales básicas de cómo la gente debería ser tratada en este país y por este gobierno”, dijo a la AP Terry Lawson, la directora ejecutiva de Unlocal, una organización que defiende a Castillo Maradiaga en las cortes.
La historia detrás de la familia hondureña
La madre del hondureño, Alma Maradiaga, se encuentra bajo el amparo migratorio llamado Estatus de Protección Temporal, más conocido como TPS. Ella está en EE.UU. desde 1997, sus dos hijos, Javier y Jason, uno de 8 años y otro de 6 años viajaron con ella y llegaron a la frontera en EE.UU. en el 2002. Más tarde, otra hija suya, Dariela, cruzó para encontrarse con ellos.
Anteriormente, la agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) comentó a la AP que un juez dictaminó que Javier debía regresar a Honduras, teniendo como fecha límite el 1 de enero del 2004. El niño permaneció en EE.UU.
Tiempo después, en diciembre de 2019 el hondureño cruzó mal la calle, por las autoridades migratorias lo retuvieron.
El pasado en enero, un juez de inmigración denegó el pedido del joven de suspender la orden de deportación. La Junta de Apelaciones de Inmigración desestimó, además, su apelación.