Lamentablemente México ocupa el primer lugar de obesidad infantil en el mundo. El 33 por ciento de los niños y niñas de entre seis y 11 años de edad presentan esta condición, según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut). Sin duda este porcentaje será rebasado a consecuencia del confinamiento y la falta de actividad escolar.

Ya sabemos que la obesidad es un grave problema de salud pública, provocada por factores como una mala alimentación, el sedentarismo y el estrés que, si no se actúa de inmediato la salud comienza a mermarse y es la causa de enfermedades cardiovasculares, diabetes infantil, discapacidad o hasta una muerte prematura.

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La obesidad infantil es un factor de riesgo para enfermedades crónicas no trasmisibles en la vida adulta, por lo tanto, resulta apremiante cambiar hábitos en el entorno familiar. Sabías que la obesidad en los niños y niñas puede arrebatarles hasta 10 años de su vida. ¿Quiénes se llevan la peor parte? Los menores en edad preescolar es la población más afectada.

Dieta poco saludable: de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) de debe tener una ingesta calórica equilibrada con el gasto calórico para evitar el sobrepeso y la obesidad, esto depende de varios factores como la edad, sexo y actividad física de cada persona; sin embargo, hay estándares para no exceder el consumo de calorías.

En el caso de los menores de tres a cinco años se recomienda consumir mil 300 calorías por día; de 6 a 11 años alrededor de mil 600 y de 12 a 14 años cerca de dos mil 100, de acuerdo con la Academia Nacional de Medicina; sin embargo, con una dieta poco saludable los menores son capaces de consumir hasta 40 porciento más calorías, la mayoría procedentes de los alimentos procesados.

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Sedentarismo: para los niños y adolescentes, la OMS sugiere realizar actividad física de moderada a intensa al menos una hora diaria tres días a la semana. ¿Cuánto tiempo se ejercitan tus hijos? Recuerda que la falta de movimiento es una de las principales causas de enfermedades cardiovasculares; acaba con este hábito y ofrécele a tus hijos una mejor calidad de vida.

Hábitos familiares: como dice el dicho: hay que predicar con el ejemplo. Desde el entorno familiar se aprenden hábitos que nos acompañan toda la vida. Si quieres mejorar la salud de tus hijos y acabar con la obesidad, comienza a evitar los alimentos procesados, comidas rápidas y demás productos con alto contenido de azúcares añadidos, sodio, grasas trans o harinas refinadas.

Pon el ejemplo en casa, lleva una dieta saludable; dale a tus hijos alimentos nutritivos, frutas, cereales, verduras, granos y más; actívate y actívalos, pueden realizar una caminata juntos, dar un paseo en bicicleta o saltar la cuerda. Adoptar mejores hábitos desde la familia hará nuevas generaciones más sanas.