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sábado, noviembre 16, 2024

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Factores Internos y Externos de la Morfopsicología

Por Zuleyka Franco

La Morfopsicología no es una simple descripción facial, son matices, detalles, características a las que hay que dar una composición, una estructura y una definición que habrá que sintetizar como parte de un todo.

El rostro es un resumen de nuestro cuerpo, la cara de un ser humano es como el reverso de su mente, ver una cara es como ver un alma.

Inequívocamente cuando salimos de un spa, relajados, después de habernos consentido, sin estrés, sin preocupaciones, nuestro rostro será un rostro que refleje serenidad, felicidad, satisfacción etc., por el contrario, cuando nuestras preocupaciones y aflicciones están presentes, es difícil ocultarlas, nuestro cuello y mandíbula se tensará, nuestra cara al igual y difícilmente emanará una sonrisa de ella.

Las emociones se reflejan constantemente en nuestro rostro al igual que las enfermedades en nuestro cuerpo. La Morfopsicologaía se asienta metodológicamente en leyes biológicas con características observables y analizables como la tonicidad, atonía, dilatación, retracción, armonía, equilibrio, integración, evolución, etc.

Las emociones también pueden ser fingidas, dicho esto debemos saber que ciertos músculos responden a una emoción genuina a diferencia de cuando ésta llega a fingirse. Es muy fácil diferenciarlas, sin embargo, hay personas las cuales viven con estas emociones aprendidas de por vida, incluso, existen a las que llamamos Emociones Permanentes. Si quieres conocer un ejemplo de ellas podemos nombrar a Angélica María, quien a pesar de las circunstancias, la mueca y comisura de su boca hacia arriba, siempre hará parecer que está feliz.

La dilatación y retracción también pueden ser indicios de cómo vivimos nuestra vida. Un cuerpo dilatado se expande, cuando éste ha cumplido su propósito, su entorno ha sido generoso con él o se ha conformado de alguna forma con su estilo de vida se refleja en la dilatación, por el contrario, cuando un ser vivo carece de un medio ambiente estable, permanece en un estado de vigilia constante, de estrés, de angustia o preocupaciones, esta actitud ante la vida termina por pasarle factura físicamente por medio de la retracción, el cuerpo y el rostro se encoge, se reprime.

El Modelado del Rostro por otra parte, nos habla de la adaptabilidad que tiene la persona y de cómo sociabiliza con los demás.

Si tenemos un rostro ondulado o un contorno en forma de serpentina, podemos decir que nuestro grado de sociabilidad será alto y dependiendo del momento podremos regular nuestra forma de interactuar. Si por el contrario nuestros contornos de rostro son planos o lisos, sin entradas ni salidas, el carácter de estas personas será más irritable, rebelde o tenso: con una dificultad más grande de adaptación o de sociabilidad hacia los demás. Tienden a ser algo tajantes y en algunas ocasiones un poco más violentos. Cuando nuestros contornos son redondos como el de un niño, serán personas muy sociables y sensibles, con una adaptabilidad máxima pero con poca capacidad de selección, suele darse mucho en personas dilatadas, son individuos que caen bien a todo mundo y no son conflictivos. El abollado sin embargo, tendrá contornos, como entradas y salidas muy marcadas o profundas, es el contorno del apasionado, puede haber un gran entusiasmo pero también una gran tensión, su adaptación es más complicada ya que son extremistas y no hay medias tintas debido a la coexistencia de los dos movimientos más antagónicos, la dilatación en las salidas y la retracción en las entradas.

La expansión y la retracción se pueden presentar en diferentes y variadas zonas no sólo en marcos faciales o contornos, también pueden estar presentes en la frente, las sienes o los receptores como nariz y boca.

La tonicidad y la atonía también juegan un papel importante dentro de los factores morfopsicológicos. La tonicidad es activa-emisora, la atonía es pasiva-receptiva, todo lo que sube o está tenso es tónico, todo lo que cae o retiene es átono. El rostro con la edad demuestra muy fácilmente esto, un rostro joven está tonificado y se mantiene en su lugar, tenso y pegado al músculo, mientras que un rostro de mayor edad retiene lípidos, su atonía disminuye y tiende a verse flácido, caído. La tonicidad es sinónimo de actividad y de fluida interacción con el exterior, la atonía es todo lo contrario, pasividad, y poca o nula actividad y comunicación.

Así podemos concluir diciendo, que mientras más equilibrio tengamos en nuestra vida más lo reflejaremos en nuestro físico, cuerpo y rostro. Mantengamos ese equilibrio sobre nuestros pensamientos y acciones para que nuestro caminar en esta tierra tenga un propósito mucho mejor que el que tiene ahora.

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