Hace diez meses (11 de marzo), cuando la Organización Mundial de la Salud declaró pandemia la propagación del virus SARS-CoV-2, el reto para todo el mundo era cómo detectar contagios, realizar pruebas de laboratorio y gestionar los posibles casos a nivel hospitalario. Un mes después, el reto se convirtió en cómo evitar el desbordamiento de los sistemas de salud ante la oleada de contagios. Muchos países no lo lograron y miles de personas murieron por falta de atención médica oportuna (dado que no había camas suficientes) y especializada (puesto que se trata de una enfermedad nueva, para la que no hay un tratamiento específico, y a la que el personal médico se enfrentaba a ciegas y con procedimientos de ensayo-error).
Con la entrada del invierno en el hemisferio norte, ha habido una segunda oleada de contagios que está arrojando saldos muy negativos. Desde noviembre Estados Unidos está superando promedios diarios tres mil personas muertas (el jueves pasado fueron más de cuatro mil). En México el repunte lleva más de tres meses. Japón, Alemania, Francia, España, Italia, Reino Unido, Brasil, la India, Irán, Rusia y decenas de países más están pasando por el mismo proceso.
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Sin embargo, desde hace unas tres semanas el reto está tomando un grado de complicación mayor, pues subsisten la mayor parte de las dificultades para contener los contagios y atender a los enfermos, pero ahora hay varias vacunas disponibles y se debe diseñar y ejecutar una estrategia eficiente para aplicarlas al mayor número de personas en el menor tiempo posible. Los gobiernos nacionales tienen ante sí ya no sólo la exigencia de contener los contagios y atender a los enfermos, sino ahora adquirir y aplicar las vacunas pronto y bien.
Se sabe que en todo el orbe existen más de 200 vacunas candidatas contra la COVID-19, aunque al día de hoy son 12 las que han llegado a iniciar ensayos clínicos fase 3 y sólo una cuarta parte de ellas ya han superado esta etapa y están siendo aplicadas.
México ha tenido acceso hasta el día de hoy sólo a la vacuna desarrollada por PfizerBioNTech y es la que está aplicando, pero es la primera vez que se utiliza una vacuna que requiere de ultracongelación a -70ºC y ello complica su manejo y aplicación. De acuerdo con lo que se sabe, la forma en la que la farmacéutica provee las vacunas incluye una charola que se debe descongelar y que contiene alrededor de mil dosis. Luego, tienen una vida útil de 5 días a temperaturas entre 2ºC a 8ºC. Ya se ha sabido de casos en varias latitudes en las que las vacunas han tenido que ser aplicadas a personas no originalmente consideradas, pues ya se habían descongelado y debían aplicarse o se echarían a perder.
De acuerdo a las proyecciones del gobierno federal, entre el pasado mes de diciembre de 2020 y diciembre de este 2021 se recibirán de Pfizer/BioNTech suficientes dosis para inmunizar 17.2 millones de personas, otros 35 millones con la vacuna CanSinoBio y 30.8 millones con la de AstraZeneca, con un total de 90.9 de mexicanas y mexicanos inmunizadas al finalizar el presente año. Además hay información de que se obtendrán otras 25.8 millones de dosis mediante el mecanismo COVAX, con un total máximo de 116.7 millones de personas vacunadas en México en un período máximo de 18 meses (mediados de 2022).
La primera etapa de todo este proceso es muy importante, pues determinará en buena medida qué tan eficientes resultan las estrategias diseñadas para administrar y aplicar una vacuna basada en tecnología no antes vista (un gen mensajero) y que demanda ultracongelación. Por esta razón es que deben ser centros de vacunación los que la suministren, pues resulta poco probable tener en todas partes condiciones adecuadas para su conservación. El gobierno ha decidido que sean centros militares los que funjan como puntos de vacunación, lo cual implica la logística de que la gente (miles de personas) acudan ahí en un tiempo determinado.
Otro tipo de logística es la que requerirán las vacunas que pueden ir hasta el sitio donde se encuentren las personas y ahí vacunarlas (en su domicilio, en un lugar comunitario, etc.). Ello requiere vacunas desarrolladas en plataformas más convencionales (como las basadas en virus inactivados, virus atenuados, subunidades de proteínas o partículas tipo virus), que no requieren la ultracongelación (como pueden ser las desarrolladas por CanSino y AstraZeneca).
Se puede adelantar, pues, que para dentro de un mes o dos deberán estar funcionando centros de vacunación masiva (por la cantidad de dosis que se estarán recibiendo, que suman millones cada mes) y lo que el gobierno ha llamado “brigadas de vacunación”, que buscarán grupos poblacionales objetivo (personas de la tercera edad, enfermos crónicos, etc.). Esto implica coordinación, vigilancia y eficiencia de miles de personas y millones de vacunas cada día; además de información adecuada y oportunamente difundida, orientación, farmacovigilancia y control de eventos adversos, entre otros factores.
Es uno de los actos de gobierno más trascendentes que tendrá que realizar la presente administración. Deberá echar mano de servidores públicos y personal voluntario por cientos de miles, coordinarse con autoridades locales, enfrentar críticas y, por si fuera poco, saberlo separar de un proceso electoral en curso en todo el territorio nacional. Tanto desde el gobierno como desde la oposición, durante las campañas proselitistas un eje discursivo muy importante va a ser el manejo de la pandemia. Es algo inevitable, sobre todo porque la política es básicamente una actividad relacionada con lo posible. El gobierno dirá lo que puede hacer y la oposición lo que podría hacer. Por eso es muy importante, estratégicamente muy valioso, lo que de un lado y otro se diga y haga respecto a quién debe ser vacunado, cómo, dónde y cuándo.
El cargo ¿A quién, cómo, dónde y cuándo vacunar? apareció primero en AD Noticias.