Jerson Trujillo ya se había hecho varias cirugías para hacer su cara más femenina y nunca había tenido problemas, por eso cuando hace cuatro años una doctora le propuso inyectarle una sustancia en los pómulos para darles más volumen, como él buscaba, no se preocupó.
“De pronto de ingenuo, yo no estaba al tanto de lo que me habían metido en el cuerpo”, le dijo a BBC Mundo este joven colombiano.
Un tiempo después se fue a una esteticista a hacerse un tratamiento de hidratación facial.
“Y cuando esta otra chica me realizó el procedimiento me inyectó unos aceites en la cara y esos aceites hicieron como una fusión con el polímero que yo ya tenía en mi cara, sin saberlo”.
“Tres meses después empecé a tener la piel dura, me empezaron a salir granulomas en la cara, se me ponía todo rojo, caliente…”.
Trujillo pensó que se le pasaría, pero todo fue a peor.
“Yo tenía mi cara destruida, podrida, me salía pus, me salía pudrición de mi cara“.
Hoy, con 28 años y tras cuatro cirugías más de reparación, Trujillo dice que ha recuperado aproximadamente el 50 o el 60% de su rostro. Pero estima que todavía le quedan dos operaciones más.
Operaciones defectuosas y médicos “intrusos”
El 16,5% de las operaciones realizadas por los cirujanos plásticos en España son para corregir otras anteriores defectuosas o de mala calidad.
Esa es una de las conclusiones de una encuesta reciente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE).
El problema se debe, en gran medida, a que solo 1 de cada 3 pacientes se informa bien sobre la cualificación de su médico, de acuerdo al sondeo.
Estas cifras de España ilustran un problema global para el que difícilmente se encuentran estadísticas, porque muchas víctimas se quedan fuera de los servicios oficiales de salud y porque las cirugías de mala calidad no se registran.
Algunas muertes relacionadas sí. En Colombia, uno de los países del mundo donde más cirugías estéticas se practican,en 2015 murieron 13 personas por cirugías estéticas y 30 en 2016, según el Instituto de Medicina Legal.
El problema es lo suficientemente grande como para que la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva lanzara ya hace unos cuatro años una campaña bajo el lema “No se convierta en el cuerpo del delito. Busque siempre un cirujano plástico cualificado“.
Y en Estados Unidos un estudio de la Escuela Feinberg de Medicina de la Northwestern University halló recientemente que menos del 18%de las publicaciones enInstagram que promocionan cirugías estéticas eran de cirujanos plásticos con una licencia del consejo oficial, el American Board of Plastic Surgery.
Muchas de las otras eran de médicos con otras especialidades, como ginecólogos o otorrinolaringólogos, que no hicieron los cinco o seis años de especialidad.
“No se deje confundir. Algunos profesionales solo realizan cursos de Estética sin que ello signifique un adecuado entrenamiento”, advierte la sociedad colombiana en su página web.
Pero confundirse es demasiado fácil, incluso para una persona bien informada y resolutiva, como la periodista Lorena Beltrán.
“Los senos estaban deformes”
“Cuando tenía 18 años me sometí a una reducción mamaria por cuestiones tanto estéticas como médicas, porque me daban dolores de espalda”, le contó a BBC Mundo esta joven de 22 años, que a raíz de lo que le pasó lidera una campaña en Colombia por las cirugías estéticas seguras.
Lorena acudió a un médico que le recomendó una colega universitaria que dijo haberse operado con él, “aunque yo sinceramente creo que era una reclutadora de pacientes“, apunta.
“El consultorio estaba en una zona exclusiva de médicos de Bogotá, así que no me dio desconfianza. No es que yo haya acudido a operarme a una clínica clandestina, a un garaje, como les llamamos acá.
“Aparentemente el médico cumplía con todos los requisitos. Tenía su pared tapizada de títulos”, recuerda la periodista.
“Pero los resultados fueron muy malos: los senos estaban deformes, había complicaciones serias y uno de mis pezones estaba a punto de desprenderse del resto de la sutura.
“Y el médico siempre decía eso es normal, estate tranquila, eso es normal.
“Finalmente me recuperé pero la apariencia estética fue pésima.
“Un año después me hizo otra operación para corregirme el procedimiento y fue mucho peor que la primera.
“Y ahí yo empiezo a sospechar que hay algo mal.
Como Lorena es periodista empezó a indagar y descubrió que hay un grupo de médicos colombianos que viajaron a Brasil para hacer cursos de corta extensión que luego fueron convalidados como una especialidad médica completa.
Lorena llevó su caso a los tribunales, donde permanece bajo investigación judicial.
Source: El Ciudadano