Este viernes, 13 de abril, las comunicaciones privadas e internet recibieron un duro golpe en Rusia. Un tribunal de Moscú decidió bloquear por completo Telegram, una aplicación de mensajería que tiene más de 200 millones de usuarios. ¿Por qué? Porque la compañía —casualmente fundada por un ruso— se negó a darle al Servicio Federal de Seguridad las claves para desencriptar los mensajes de sus usuarios.
Según la BBC, todo empezó cuando los oficiales de seguridad en Rusia pidieron obtener las claves de la aplicación con el pretexto de monitorear terroristas. Entonces, pidieron una orden judicial para que Telegram rolara la información. En esa misma orden, la Roskomnadzor —el IFETEL de allá— anunció que tenían solo 15 días para dar los datos necesarios o sino, los bloqueaban. Ese lapso, oficialmente ya terminó.
Cuando les llegó la orden, el CEO de la compañía de mensajería dijo que “la privacidad no está a la venta y los derechos humanos no deben ser comprometidos por miedo o avaricia”. Además, la compañía aclaró que no tenía manera de acceder a los mensajes encriptados de sus usuarios, por la manera en la que está construido su servicio. Entonces, según esto, ni aunque quisieran dárselos podrían.
La aplicación, ha crecido exponencialmente gracias a su enfoque en seguridad y privacidad de la información; haciendo así que Telegram sea uno de los métodos más populares para las comunicaciones confidenciales. Telegram es muy popular en Rusia, el medio oriente y Europa, alcanzando los 200 millones de usuarios el mes pasado y presumiéndolo en sus redes sociales.
Según su fundador, Pável Dúrov, Telegram no va a aceptar las condiciones. Es más, declaró que su aplicación seguirá funcionando en Rusia porque “usará métodos nativos para evitar el bloqueo y no requerirá acciones de los usuarios”. Aquí se refiere a usar una red privada (VPN) para que la Roskomnadzor —el Ifetelosky— no los pueda atrapar.