CIUDAD DE MÉXICO.
Cerca de 800 piezas y fragmentos de origen prehispánico, pertenecientes a las culturas azteca, teotihuacana, tolteca y mezcala, fueron recuperados por investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el ex Lago de Texcoco, antes de que iniciaran los trabajos para construir el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que lleva un avance del 31 por ciento y, a finales de octubre, será propuesto a consulta ciudadana por el presidente electo Andrés Manuel López Obrador para determinar su viabilidad.
Así lo revelan tres informes que el INAH desclasificó recientemente, en torno a las excavaciones arqueológicas de 2013 y 2015, bajo el título Proyecto Lago de Texcoco Oriente (Latexo) que, en opinión de los expertos, “aportaron nuevos conocimientos sobre los asentamientos prehispánicos” en esta región.
Dicha información fue solicitada al INAH en 2015, luego de que Jeffrey R. Parsons, investigador emérito por la Universidad de Michigan, quien hizo excavaciones en esa zona en 1967 y 2003, alertó a Excélsior (13/04/2015) que el INAH no había realizado una exploración arqueológica extensa y profunda.
Y, aunque el INAH sólo tomó como referencia 30 de los mil 100 lugares detectados por Parsons en sus estudios, los investigadores descubrieron cientos de navajillas, lascas, cuchillos con punta de obsidiana gris y verde, utilizados para actividades como la caza, la pesca, y la preparación de alimentos, corte de plantas y fibras.
Así como un número importante de morteros, metates, raspadores de basalto, ollas, cajetes y cazuelas usadas para contener líquidos y alimentos, o en los procesos de extracción de la sal, recolección de moscos, ahuautle y demás insectos comestibles.
Y numerosas figurillas, braseros, sahumadores y anafres, empleados para la celebración y ritos relacionados con las deidades del mundo mágico religioso, que abarcan del año 900 a 1521, de acuerdo con las exploraciones realizadas por Francisco Balcorta Yépez, Axel Díaz Pelagio, Joselyn Amyrani Terrones, Betsabé Piña Morales, Tulio O. Cordero y Francisco Ortuño Cos.
Durante las exploraciones, los arqueólogos detallaron que muchos de estos espacios “fueron trabajados en tiempos recientes para agricultura y obras hidráulicas, lo que ocasionó la remoción o modificación del lugar y materiales originales”.
Flauta antropomorfa descubierta en la Cala 29.
Espacios rituales
La exploración también ubicó al menos la existencia de tres espacios rituales principales en el ex Lago de Texcoco -en los sitios El Zopilote, Tonalco y Cala 29-, construidos sobre pilotes de madera y destinados a la adoración de Ehécatl-Quetzalcóatl (dios del viento), Tláloc (dios de la lluvia) y Chalchiuhtlicue (diosa de los lagos y corrientes del agua).
El primero estaría en El Zopilote, “área que presenta parte de una ofrenda en superficie, afectada al utilizarse los terrenos como zona de cultivo, en los surcos dejados por la maquinaria que dejó elementos semicompletos de piezas, relacionados con algún ritual de ofrecimiento al agua”.
Así como el altar de la Cala 29, donde existió otro espacio ritual asociado a una ceremonia de fertilidad, dedicado a Ehécatl-Quetzalcóatl, la deidad que según las fuentes barría el camino a Tláloc para atraer las lluvias.
La peculiaridad de este último, indican los investigadores, es que aporta una cabeza de Ehécatl-Quetzalcóatl tallada en basalto y encalada con chapopote, junto a una flauta con una figura antropomorfa, adornada con mazorcas y flores y numerosos sahumadores “matados” y colocados en lugares específicos de manera intencional.
Estacado de madera, uno de los hallazgos del Proyecto Lago de Texcoco Oriente (Latexo).
Sin acceso
A lo largo de los tres informes, el INAH informa que los primeros arqueólogos que exploraron la superficie del ex Lago de Texcoco fueron: Román Piña Chan y Eduardo Noguera en 1957, Jeffrey Parsons en 1967 y, en compañía del investigador Luis Morett, en 2003.
Durante la exploración de 2003, Parsons y Morett levantaron cerca de 10 mil piezas y fragmentos, los cuales quedaron en poder de la Universidad Autónoma Chapingo (UACH). Al respecto, Excélsior solicitó a Morett una visita para conocer las piezas recuperadas, pero ante la reiterada negativa se le cuestionó vía transparencia sobre el paradero de las mismas. Y respondió: “Por tratarse de materiales arqueológicos todavía en proceso de estudio, éstos se conservan en buen estado en las instalaciones de la UACH, específicamente en el Laboratorio de Análisis de Materiales, edificio anexo, al Museo Nacional de Agricultura, bajo resguardo directo del suscrito”.
Por último, el INAH tampoco ha informado por qué sólo consideró 30 de los mil 100 puntos arqueológicos sugeridos por Parsons, ni cuál será el destino del material arqueológico recuperado entre 2013 y 2015 bajo el título de Proyecto Lago de Texcoco Oriente (Latexo).
cva
Source: Excelsior