Antropóloga de la UNAM piensa que el fin de antigua metrópolis se debió a conflictos internos
Linda Manzanilla, antropóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha realizado un estudio en el que busca ofrecer una posible explicación al colapso de la antigua ciudad de Teotihuacán, y cree que fue debido a confrontaciones entre grupos con distintos intereses económicos.
Las ruinas de Teotihuacán, nombre cuyo significado en Náhuatl es el lugar donde los hombres se convierten en dioses, se encuentra a una distancia aproximada de 45 kilómetros del centro de la Ciudad de México, y representa un legado de la prospera metrópolis que una vez albergo a más de 125,000 personas, convirtiendo el sitio en la ciudad más poblada de las Américas precolombinas.
La ciudad tuvo sus inicios alrededor del año 100 a.C., pero para el siglo VIII estaba completamente diezmada. El por qué de su colapso ha sido sujeto de debate entre historiadores y antropólogos por varios años. En un nuevo esfuerzo por obtener una explicación, Manzanilla sugiere que la razón del declive de la gran ciudad no es una sequía o invasores, sino un conflicto interno entres sus habitantes.
La antropóloga basa su reclamo en la examinación de partes de la ruinas, en conjunto con un análisis de restos humanos y otros artefactos hallados en el área. Manzanilla sugiere que debido a erupciones volcánicas en los siglos I y IV las personas fueron obligadas a moverse de la cuenca sur, terminando en Teotihuacán, lo cual resulto en una mezcla de etnicidades. Los marcadores de actividad, patrones nutricionales, isótopos y análisis a ADN antiguo mostraron que los migrantes solían vivir en las afueras de la ciudad en distintos vecindarios y fueron asignados a realizar trabajos específicos ayudando a fortalecer la economía. Lo cual provocó rivalidades entre los vecindarios.
La investigadora piensa que con el paso del tiempo las tensiones entre los líderes de los vecindarios fueron creciendo, involucrando a personas que formaban parte del gobierno. La tensión aumentó cuando el gobierno insistió en mantener el control sobre los recursos naturales. Eventualmente el conflicto llegó a un punto cumbre resultando en turbas furiosas quemando áreas principales de la ciudad, destruyendo esculturas y estructuras icónica, derivando al colapso total de la ciudad.
Los resultados, publicados en el diario Proceedings of the National Academy of Sciences, afirman que no se ha encontrado evidencia de alguna invasión extranjera de ningún tipo.
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