En una cámara refrigerada y cerrada llena de viejas bobinas, un equipo de curadores británicos trabaja dando vida a obras maestras de los inicios del cine ahora olvidadas.
En el ambiente del archivo del Instituto Nacional Británico (BFI) del Cine hay un fuerte olor a productos químicos. Allí se apilan desde el suelo hasta el techo 250.000 bobinas de viejas películas.
“A medida que las restauramos estamos retirando un velo a la historia”, dijo a la AFP el curador Bryony Dixon en una visita al archivo situado en la ciudad de Berkhamsted.
Actualmente, una selección de estas películas está siendo exhibida en un festival organizado por BFI en Londres, incluyendo una historia que dura más de una hora y media sobre la historia de amor que inspiró el Taj Mahal.
“Shiraz: A Romance of India”, será exhibida al público este sábado por primera vez desde su estreno en 1928, después de meses de restauración.
“Es hermosa, es dramática, tiene locaciones increíbles y está muy bien actuada. Y es única, ya casi no quedan películas indias de esa época, así que es muy especial”, contó Dixon.
Para acompañar la proyección muda, los espectadores escucharán una música compuesta por Anoushka Shankar, hija del maestro indio del sitar Ravi Shankar y mediohermana de la cantante de jazz Norah Jones.
– Trabajo manual –
A pesar de que el objetivo es la digitalización, el proceso incluye muchas labores manuales.
“Hay mucho trabajo de reparación manual sobre las copias originales, utilizando cinta para asegurarse que la película pueda pasar por las máquinas limpiadores y también por el escáner”, explicó Kieron Webb, responsable de la conservación.
Para “Shiraz” los expertos usaron los negativos originales, además de una copia hecha décadas antes, combinando ambas de forma digital para obtener las mejores imágenes y restaurar decenas de miles de fotogramas.
Para sacar las rayas y la suciedad y mejorar la “estabilidad” y la luz de las imágenes se requieren cientos de horas de trabajo, contó Webb.
“En el momento que uno mejora la nitidez de la imagen, se acentúan los detalles pero también las imperfecciones”, destacó Ben Thompson, encargado de la calidad de la imagen.
Las técnicas digitales, que han remplazado muchos de los procesos químicos, permiten a los restauradores ser más precisos en su trabajo y mejorar cada toma de una película como “Shiraz”.
– Un registro del siglo XX –
La película india tiene casi 90 años pero otras obras del BFI son aún más viejas y datan de la década de 1890.
Pese a los años, para los expertos son más fáciles de restaurar porque son más breves.
“Algunas de ellas duran un minuto”, dijo Dixon.
Para las obras de la década de 1920 el trabajo se vuelve más complejo porque las películas son más largas y la estructura narrativa implica que si hay una parte que falta hay que compensarla de alguna manera para que sea comprensible para la audiencia.
El color y el sonido añaden complejidad a la labor, aunque las películas mudas tampoco son simples porque carecen de cualquier documento que indique la velocidad de proyección.
La restauración es un proceso costoso y el archivo trabaja en base a fondos públicos y a donantes privados, además del dinero recaudado de las proyecciones.
Pero los restauradores dicen que el valor cultural no tiene precio, ya que le da a las audiencias una ventana para ver una época desconocida con lugares que ya no existen.
“Películas de ficción o de no ficción, es un archivo fantástico de todo el siglo XX que la gente puede ver (…) Para los que se tomen el tiempo, esto es una experiencia real”, dijo Dixon.
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