Juan Luis Arzoz, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, señaló que el sector sufre severas pérdidas
Magdiel Torres
El año pasado, ante la situación pandémica, el gobierno federal consideró a las librerías como establecimientos esenciales. Sin embargo, esa condición tenía fecha de caducidad: diciembre de 2020. Actualmente, no son consideradas esenciales, por eso, la Cámara Nacional de la Industria Editorial hizo un llamado a las autoridades para que vuelvan a ser consideradas esenciales.
“Lo que estamos solicitando es que ser reconocidos como industria esencial, que sea plasmado en el diario oficial de la federación y que sirva para toda la república”, explicó Juan Luis Arzoz, presidente de la Cámara.
La industria editorial no fue inmune a las repercusiones económicas de índices globales que trajo la pandemia. Una de las actividades que se cancelaron y que migraron a un formato virtual fueron las ferias de libros.
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“Las ferias del libro eran un espacio que tenían muchísimas ciudades para tener acceso a todas la novedades que se presentaban a lo largo de un año en el país, ya que el país tiene una carencia muy importante de librerías. Hay 1590 librerías en México, hace diez años había dos mil, lo cual indica que ha habido una reducción muy importante”, agregó Arzoz.
En la Ciudad de México, por ejemplo, se permitió que las librerías colocaran mostradores en el exterior, así los consumidores pedían el libro que deseaban, del interior les era traído y pagaban. Pero este formato, explicó Arzoz, impide la experiencia que resulta de buscar en una librería algún material que cautive al lector.
Argumentó que se ha tenido una recuperación equiparable a lo alcanzado hacia finales del 2019 y que esperan un repunte cuando abran las escuelas y se comercialicen libros de textos escolares. Por ahora, el llamado es que las librerías, con toda la cadena de producción que suponen, vuelvan a ser consideradas esenciales.
ACTIVIDADES CONSIDERADAS ESENCIALES
Actividades financieras, de recaudación tributaria, distribución y venta de energéticos, gasolineras y gas, generación y distribución de agua potable, industria de alimentos y bebidas no alcohólicas, mercados de alimentos, supermercados, tiendas de autoservicio, abarrotes y venta de alimentos preparados; servicios de transportes de pasajeros y carga; producción agrícola, pesquera y pecuaria, agroindustria, química, productos de limpieza; ferreterías, servicios de mensajería, guardias en labores de seguridad privada; guarderías y estancias infantiles, asilos y estancias para personas de la tercera edad, refugios y centros de atención a mujeres víctimas de violencia, sus hijas e hijos; telecomunicaciones y medios de información, servicios privados de emergencia, servicios funerarios y de inhumación, de almacenamiento y cadena de frío de insumos esenciales, logística (aeropuertos, puertos y ferrocarriles), así como actividades cuya suspensión pueda tener efectos irreversibles para su continuación.
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