Investigadoras relatan historias de exclusión y lucha en el ámbito académico
Toluca, Méx.– Aunque las diferencias intelectuales no son un impedimento para que las mujeres accedan a la educación y la ciencia, la violencia y la cultura patriarcal siguen representando barreras que limitan su desarrollo profesional.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, las investigadoras Claudia Nelly Orozco, Brisol García, Roxana Michel Márquez y Jessica Borbolla escribieron para Universitaria el texto “Mujeres que no llegaron a la ciencia”, donde relatan historias basadas en hechos reales que evidencian los obstáculos que enfrentan muchas mujeres al intentar construir una carrera en el ámbito científico.
El texto presenta cuatro casos:
- Elena, una joven que soñaba con ser nefróloga, pero fue asesinada por su expareja. Su historia ilustra una estadística alarmante: más de 3 mil mujeres son asesinadas cada año en México, y el 60 % de las víctimas de feminicidio tienen entre 15 y 29 años.
- Rebeca, científica y madre, enfrenta la carga de equilibrar su carrera con las responsabilidades del hogar. La desigualdad en la distribución de las tareas domésticas sigue afectando el desarrollo profesional de muchas mujeres.
- Ana, quien dejó pasar una oportunidad de ascenso por presión de su pareja, un hombre celoso e inseguro. Las autoras destacan que, si bien las mujeres han logrado un mayor acceso a la educación, aún enfrentan limitantes para ejercer su derecho a una carrera profesional plena.
- María, quien fue víctima de un matrimonio forzado a los 15 años, dejando atrás su deseo de estudiar. Años después, repitió el ciclo al pactar el matrimonio de su hija mayor.
Las investigadoras subrayan que, si bien ha habido avances en la educación femenina en las últimas dos décadas, siguen existiendo brechas significativas en algunas regiones del país. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 95 % de los hombres entre 25 y 54 años participa en el mercado laboral, mientras que solo el 52 % de las mujeres puede hacerlo, debido a la carga de trabajo no remunerado en el hogar.
Además, persisten desigualdades en la elección de carreras: las mujeres predominan en educación, ciencias de la salud, ciencias sociales y derecho, mientras que los hombres son mayoría en ingeniería, manufactura, tecnologías de la información, agronomía y veterinaria.
Las historias de Elena, Ana, Rebeca y María reflejan una realidad que aún persiste en muchos sectores. Para cambiar este panorama, las investigadoras concluyen que es fundamental eliminar las barreras más visibles y transformar las estructuras que perpetúan la desigualdad.
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