En 2001 John David Battaglia asesinó a sus dos hijas, de 6 y 9 años, mientras hablaba por teléfono con su ex esposa. Fue arrestado horas después, tras que las niñas fallecieran debido a las varias heridas de bala que recibieron.

La Corte de Justicia de Texas le negó su último intento a Battaglia de suspender su sentencia de muerte y fue ejecutado hace unos días.

Entre los testigos que se encontraban en la sala el día de la ejecución estaba Mary Jean Pearle, ex esposa del acusado. Cuando las autoridades le preguntaron a él si tenía unas últimas palabras, contestó que no, pero rápidamente corrigió y dijo: “Bueno… hola, Mary Jean. Te veré luego. Adiós”. Luego agregó: “Procedan, por favor”.
Battaglia entonces se recostó y esperó, con los ojos cerrados, a que le inyectaran, pero después de unos minutos, abrió los ojos y preguntó de forma sarcástica “¿Estoy todavía vivo?”. Momentos más tarde añadió: “Oh… puedo sentirlo”, en referencia a la droga inyectada para terminar con su vida.

El acusado falleció 22 minutos después, pero para entonces Pearle ya se había retirado.

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Source: Ay Ojon