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domingo, marzo 16, 2025

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Las Anginas Del Cronista.

Juan Carlos Hernández Nieves

 

Entre nuestros próceres tequisquiapenses existe uno que hasta hace unos años estaba casi en el anonimato, y digo casi, porque realmente los familiares tenían el orgullo y honor, pero faltaba rendirle homenajes, expandir su memoria no solamente en lo local, sino en todo el estado, me refiero a José Domínguez Paulín, un personaje nacido en Tequisquiapan el 16 de enero de 1893, entre las aptitudes que desarrolló fue sin duda un impulso, las cátedras de su distinguido maestro Rafael Zamorano (tanto que a su primer hijo lo nombró Rafael) estudioso, culto y sobre todo, un ser humano hogareño e inquieto, descubrió el mundo asistiendo a conciertos de música clásica, obras de teatro y ópera.

A la corta edad desde los 14 años ya escribía algunas reflexiones, a los 17 ya estaba redactando un diario en el que además de sus impresiones existenciales, también realizaba análisis político, a los 22 presenció en Palacio Nacional la protesta de los Secretarios de Estado con el presidente Eulalio Gutiérrez, a los 23 años viajó a San Antonio Texas por cuestiones laborales y a esa misma edad ya en la capital queretana en noviembre asistió como oyente a algunos debates y reuniones del congreso constituyente convocado en la ciudad de Querétaro en 1916, mantuvo charlas con Félix Palavicini, y amistades con Darío Rubio, Jorge de Godoy, Luis González Obregón y Amado Nervo (Domínguez Paulín dio este nombre a la primera biblioteca en Tequisquiapan en 1922).

Su obra impresa en 1926 se denominó “Verdad y Fantasía” que en la corriente literaria llamada histórico-imaginativa nos refiere a contar una historia verídica y agregar alguna historia de fantasía, vale decir, de la mente del autor, la obra contiene 6 cuentos realmente llamativos y creativos, uno de ellos lleva por titulo “La Pluma del Chambergo”, cuento que narra la fundación de Tequisquiapan pero con la inserción de una historia familiar dentro de los naturales otomíes que habitaban este territorio, en el lenguaje usado por Domínguez Paulín damos cuenta de la capacidad literaria de este tequisquiapense destacado.

La historia versa en una familia otomí en que el padre comerciante viajaba a distintos lugares, en alguno de estos viajes para comerciar, escuchaba rumores que ya venían los extranjeros, pero la hija, una jovencita de 15 años que ante tantas historias que llegaba a contar su padre de aquellos hombres extranjeros, fantaseaba con conocerlos; a la llegada de los españoles al hoy Barrio de La Magdalena, se dio el acto de fundación, medición, bendición, bautizo  y nombramiento de las primeras autoridades, en el acto de bautizo, la jovencita casi estaba desesperanzada de ver a aquellos hombres altos, rubio y ojos azules que ella imaginaba, pues los españoles en alianza con los caciques otomíes de Jilotepec no cumplían sus expectativas libidinales.

Al momento del bautizo de las mujeres, arribó el español don Felipe de Godoy y Vibar, allí estaba, aquel hombre apuesto y atractivo que la jovencita esperaba, y tocando en suerte de apadrinarla y bautizarla justamente a ella, poniéndole el nombre de María Asunción, al retirase el susodicho padrino quitó una pluma azul de su sombrero y se la obsequió, ella, entre suspiros la llevó a su pecho, sintiendo las palpitadas de su corazón a tope. Pasaron 60 años, el pueblo estaba habitado por españoles rio abajo y ya se hablaba el español, allí estaba una ancianita que todos daban su respeto y cordura, trataban de convencerla de ir al nuevo poblamiento, pero ella se rehusaba, y al contar esta historia, ella, siempre mostraba una pluma que llevaba consigo, aquella ancianita era ni mas ni menos que María Asunción Quijano, manteniendo ahora la esperanza y memoria de aquel sueño que hasta ese momento hacía latir insaciablemente su corazón.

José Domínguez Paulín falleció casi al recibir sus obras impresas el 2 de noviembre de 1926.

Años después el cuento de Domínguez Paulín fue inspiración de un texto publicado por el licenciado José Guadalupe Ramírez Álvarez en 1967 incluido en su obra “Leyendas de Querétaro”, básicamente Ramírez Álvarez retrata la misma historia aunque más sintetizada y añadiendo su retórica extraordinaria, además de dedicar el texto a Dinorah Perusquía, hija de don Ernesto Perusquía quien fuera gobernador emanado de la constitución en 1917 y dueño del emblemático Hotel Relox en Tequisquiapan, el maestro y cronista Ramírez Álvarez hace mención de que su texto fue inspirado en el cuento del tequisquiapense Domínguez Paulín, sin embargo existe una anécdota inédita en relación al cuento que en el anonimato fue famoso e inspiración para otros trabajos: el reconocido presentador Jorge Marrón conocido con el mote de Dr. I.Q. impulsó turísticamente a Tequisquiapan al hacer mención de este pueblo en su programa televisivo, incluso llegó a vivir a este, dado esto, en la primera semana del mes de julio de 1954, el señor Marrón buscó a la viuda de Domínguez Paulín, la señora Asunción Anaya Carvajal para pedirle la obra “Verdad y Fantasía” de su finado esposo, y sí, el señor Marrón publicó en el periódico Excelsior el 23 de julio de 1954 un artículo titulado “Bautizo de un Pueblo”, que era ni más ni menos que el cuento de Domínguez Paulín, el 30 del mismo mes la hija de Domínguez Paulín, María de la Paz Domínguez Anaya envió una carta dirigida al señor Rodrigo de Llano, director general del periódico Excelsior solicitando se publicara dicha carta en el periódico y se le diera el reconocimiento a su padre por ser el autor del texto y no el señor Marrón, en la carta decía a la letra “…no me explico como una persona de la honorabilidad y cultura del señor Jorge Marrón pudo haber cometido un acto de estos, al que bien se le puede dar el nombre de plagio o robo, pues si el citado señor Marrón quiere elogiar o hacer publicidad por el pueblo de Tequisquiapan, de donde fue mi padre y soy yo, y donde él vive actualmente, lo haga con artículos propios o en su defecto pida el consentimiento…”, casi al final de la carta dice “…esta carta es solo de una hija para honrar la memoria de su padre…”.

Al mismo tiempo se publicaba en el periódico un fragmento titulado “Lamentable Coincidencia” que redactó Ramón Anaya Aguilar, quien fuera hasta ahora el único gobernador tequisquiapense en 1931 y cuñado de Domínguez Paulín, diciendo: “…es verdaderamente lamentable que un buen memorista como es el señor Marrón, haya olvidado que la bella leyenda que él publica como suya es original de mi finado cuñado…como tequisquiapense y como hermano político del finado señor Paulín ruego a usted que, como tributo a la justicia y por respeto a la memoria del verdadero autor sea usted tan bondadoso de ordenar se publique la presente aclaración.”

Quizá la muerte prematura de Domínguez Paulín fuera un motivo por el que su memoria quedara en el anonimato por años, y que por eso mismo la ventaja de otros autores se volvió indefendible, hasta que su hija veló por honrar la creatividad de su padre, lo que debemos resaltar es que ahora en Tequisquiapan se ha nombrado un andador con el nombre de tan distinguido tequisquiapense, sé bien que cualquier homenaje es poco para todo lo que merece nuestro paisano, y que en la crónica, estoy con la empatía y orgullo de resaltar su labor en cualquier sitio que así sea requerido, agradezco a los nietos de don Pepe Domínguez Paulín porque siempre lo han mantenido en su memoria como un hombre ejemplar, yo y ustedes, que no nos quede la menor duda. ¡Que Viva Nuestra Ilustre Promesa de las Letras Queretanas, José Domínguez Paulín!

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