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Investigadores han descubierto que la exposición a corto plazo a la contaminación atmosférica puede incrementar el riesgo de sufrir un ictus.
Investigadores descubrieron que hay una conexión entre la exposición a corto plazo de la contaminación del aire y un incremento en el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.
Un estudio publicado en la revista Neurology sugiere que estar expuesto a la contaminación del aire durante un corto período de tiempo puede aumentar el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.
El estudio realizado por la Universidad de Jordania en Amán examinó la exposición a corto plazo ocurrida en los cinco días previos al ictus.
Investigaciones previas han demostrado que existe una relación entre la exposición prolongada a la contaminación del aire y un incremento en el riesgo de sufrir un derrame cerebral. Sin embargo, no se ha establecido de manera tan clara la correlación en el caso de la exposición a corto plazo.
En lugar de analizar un período de tiempo más largo, este estudio se enfocó en solo cinco días y encontró que hay una conexión entre la exposición a corto plazo a la contaminación del aire y un mayor riesgo de sufrir un derrame cerebral. Ahmad Toubasi, uno de los autores del estudio y de la universidad mencionada, mencionó esto según lo citado por Neurology.
El equipo llevó a cabo un análisis conjunto de datos de 110 estudios anteriores y de 18 millones de casos de accidente cerebrovascular, para examinar los efectos de varios contaminantes como el dióxido de nitrógeno, el ozono, el monóxido de carbono y el dióxido de azufre. También tuvieron en cuenta las diferentes partículas contaminantes, como las PM1 (de menos de una micra de diámetro), las PM2,5 y las PM10.
Las partículas PM2,5 son aquellas que provienen de diversas fuentes como los gases de escape de los vehículos, la quema de combustibles en las industrias o los incendios en los bosques. Por otro lado, las partículas PM10 comprenden el polvo generado por las carreteras o las obras de construcción.
Las personas que estuvieron expuestas a altos niveles de contaminación del aire de diferentes tipos tenían un mayor riesgo de sufrir un derrame cerebral. Se encontró que una mayor concentración de partículas PM1 se relacionaba con un aumento del 9% en el riesgo de ictus, mientras que las partículas PM2.5 y PM10 mostraron un aumento del 15% y 14% respectivamente en el riesgo de sufrir un derrame cerebral.
Se encontró que las mayores concentraciones de dióxido de nitrógeno están asociadas con un aumento del 28% en el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Los niveles más altos de ozono se relacionan con un aumento del 5% en dicho riesgo, mientras que el monóxido de carbono y el dióxido de azufre están relacionados con un aumento del 26% y 15% respectivamente.
Asimismo, se encontró una correlación entre los niveles más elevados de contaminación del aire y un incremento en la probabilidad de fallecer por un accidente cerebrovascular.
De esta manera, se encontró que las concentraciones más altas de dióxido de nitrógeno están asociadas con un incremento del 33% en el riesgo de muerte. Por otro lado, las concentraciones de dióxido de azufre se relacionaron con un aumento del 60% en el riesgo de muerte. También se encontró que las concentraciones de partículas PM2,5 están asociadas con un aumento del 9% en el riesgo de muerte, mientras que las concentraciones de partículas PM10 presentan un aumento del 2% en el riesgo de muerte.
Según Toubasi, existe una conexión importante entre la contaminación del aire y el riesgo de sufrir un ictus, así como la posibilidad de fallecer por esta enfermedad en los cinco días posteriores a la exposición. Esto destaca la importancia de implementar políticas a nivel mundial que reduzcan la contaminación atmosférica.
Una desventaja del metaanálisis fue que la mayoría de los estudios se llevaron a cabo en naciones con ingresos altos, mientras que había escasa información de países con ingresos bajos y medios.
Basado en datos de la agencia de noticias
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