La organización neonazi y presunto grupo paramilitar Atomwaffen Division fue fundada en Florida, Estados Unidos, en 2015 y posee con una agenda marcada por el odio, el racismo y el llamado a la lucha armada en el contexto de una “revolución blanca”.
Las autoridades en los Estados Unidos no la habían tomado demasiado en serio, considerándola uno más de los cientos de grupo neonazis que existen especialmente en el sur del país y que, pese a la retórica, rara vez actúan.
En mayo de 2017, esta percepción cambió. Devon Arthurs, un miembro de 18 años del grupo, entró armado a una tienda y amenazó de muerte a los clientes. Afortunadamente, la situación no derivó en muertes, y la policía logró arrestarlo sin que ofreciera resistencia.
Pero entonces Arthurs confesó que acababa de asesinar a dos jóvenes con los que vivía y que eran también, como él, miembros de la Atomwaffen Division (División de Armas Atómicas). Cuando la policía se trasladó a la vivienda encontró los cuerpos de Jeremy Himmelman y Andrew Oneschuk.
¿Pero qué había pasado? Arthurs acababa de convertirse al islam salafista, una variante extremista, y sus amigos lo hostigaban y ridiculizaban a diario. Entonces, los mató. “Las cosas que planeaban eran horribles. No eran buena gente”, intentó justificarse.
Aunque extraña, la relación entre el neonazismo y el salafismo existe. La Atomwaffen Division incluso llamó “héroe” a Omar Mateen, el joven que asesinó a 49 personas en una discoteca gay en Orlando y se declaró leal al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) y salafista.
Meses después, Brandon Russell, quien también vivía con Arthurs y es el fundador del grupo, fue arrestado por el FBI, y en su garaje se encontraron potentes explosivos utilizados en bombas caseras y una foto enmarcada de Timothy McVeigh, terrorista de ultraderecha que en 1995 mató con una bomba a 168 personas en Oklahoma.
De acuerdo con el Tampa Bay Times, Russell, un ex miembro de la Guardia Nacional de los Estados Unidos, planeaba usar estos explosivos para atentar contra la planta nuclear de Turkey Point. No se sabe con qué miembros del grupo compartió la información ni si han desistido o no de ese siniestro plan.
En diciembre, un neonazi de 17 años asesinó a Buckley Kuhn-Fricker y Scott Fricker, padres de su novia que habían intentado terminar la relación debido a las ideas extremas de su yerno. El muchacho les disparó y luego intentó suicidarse, pero sobrevivió a la herida y continúa hospitalizado.
El Huffington Post reportó que el joven era fanático de Atomwaffen Division y de James Mason, histórico líder espiritual de los neonazis en los Estados Unidos, aunque no se sabe aún si era, de hecho, miembro.
El último caso: un crimen de odio
En enero de este año, Atomwaffen Division volvió a ser noticia cuando Samuel Woodward, un miembro de 20 años, fue arrestado por el asesinato de Blaze Bernstein, a quien presuntamente mató por ser judío y homosexual.
Woodward, quien había sido compañero de Bernstein en el secundario, lo acuchilló 20 veces y luego lo enterró en un parque del condado de Orange, en California, según reportó ProPublica.
Los aproximadamente 80 miembros de Atomwaffen Division celebran al dictador alemán Adolf Hitler, pero también a asesinos seriales, como Charles Manson, e incluso al líder norcoreano Kim Jong-un.
De acuerdo con su página web, se definen como una “organización revolucionaria nacional socialista” y declaran estar entrenándose para el activismo y el combate, apelando a los “radicales” para derrocar al capitalismo y al sistema, que han permitido que el mundo cayera bajo el control de “las oligarquías judías” y la “banca internacional”.
Según un testigo ex miembro del grupo que conocía a Woodward, el joven se unió en 2016 y recibió un entrenamiento de tres días en el uso de armas de fuego antes de partir a California para tratar de crear una célula allí.
Ideología nazi, odio racial y llamados al levantamiento
Los carteles propagandísticos que el Atomwaffen Division exhibe en su página web y distribuye en las redes sociales dan muestra de la ideología del grupo y de sus pretensiones.
La calavera cruzada de huesos es su símbolo, que guarda fuertes vínculos con los nazis en la Segunda Guerra Mundial. La “Totenkopf” (la cabeza de la muerte, en alemán) fue nombre y emblema de la 3ra división SS, una unidad de combate formada por los guardias de los campos de concentración.
Los miembros del grupo se cubren la cara precisamente con una calavera por esta razón.
Además, la cruz esvástica es otro símbolo siempre presente en carteles que llaman a la “revolución blanca” y a la creación de un nuevo orden adoptando los principios del futurismo, un movimiento artístico nacido en Italia a principios de siglo XX y que tuvo una fuerte influencia en el fascismo.
Uno de los carteles incluso vincula a Harvey Weinstein, el productor de Hollywood acusado de múltiples violaciones y abusos sexuales, cuyo destape dio inicio al movimiento #MeToo, con las “oligarquías judías” y señala que “Hitler lo advirtió”.
También hay llamados a la “guerra racial” y pedidos de reclutamiento de “francotiradores”.
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Source: Infobae