CIUDAD DE MÉXICO
Este sábado, 20 de enero, se cumple un año de gobierno de Donald Trump como mandatario de Estados Unidos.
La victoria del magnate republicano, que periodistas y especialistas políticos califican de colérico, egocéntrico, poco apto para gobernar y machista, no fue parte de un reality show.
Desde la Casa Blanca, o de alguna de sus propiedades, el mandatario ha atacado a la prensa, a su excontrincante electoral Hillary Clinton, a las políticas de su antecesor Barack Obama, a los migrantes, a los países africanos y latinoamericanos, hasta a Corea del Norte.
Trump ha gobernado a “golpe de tuits”, con insultos y sin diplomacia, conforme a varios analistas.
Por ello, les mostramos algunas de sus ofensas “preferidas” en Twitter.
Cabe señalar que el diario The New York Times lleva un registro de las personas, lugares, acciones o cosas a las que el republicano ha insultado en la red social.
Asimismo, las palabras de carácter negativo o despectivo que el magnate ha compartido desde que anunció formalmente su candidatura a la presidencia, en junio de 2015 hasta el 3 de enero de este año.
Los términos más usados son: crooked (indecente) contabilizado 255 veces y usado, en su mayoría, para referirse a Hillary Clinton.
Bad (malo) fue utilizado en 141 ocasiones para aludir al sistema, los juicios, las políticas y claro, a su exrival demócrata.
Dishonest (deshonesto) apareció 107 veces en sus tuits para mencionar situaciones con medios de comunicación, políticos, jueces y, obviamente, Clinton.
Failing (fallido) fue parte de sus comentarios en la red en 102 ocasiones para hablar de los demócratas, medios de comunicación o la política sanitaria de Obama.
Dumb (tonto) aparece 47 veces; corrupt (corrupto) 25; loser (perdedor) 21; goofy (bobo) 19 y fool (loco) 17.
Mientras que otros de sus vocablos predilectos son disaster (desastre) e ilegal (ilegal), las cuales tuiteó en 47 y 28 ocasiones, respectivamente.
Sus tres personas en la mira, a las cuales ha gustado insultar, mencionar, culpar o criticar son: Hillary Clinton, Barack Obama y el líder norcoreano, Kim Jong-un.
Aprobación por los suelos
Y gracias a lo anterior, podemos entender la razón por la cual Trump concluye su primer año presidencial con los índices de aprobación más bajos jamás registrados en los primeros 365 días en la Casa Blanca.
El presidente más impopular después del primer año, hasta ahora, había sido Bill Clinton, cuyo promedio fue diez puntos más alto, del 49 por ciento.
Así lo indicó la encuestadora Gallup, según la cual Trump registró una aprobación promedio del 39 por ciento, y 57 por ciento dice que desaprueba la gestión.
Recientes consultas indican que los estadunidenses lo consideran una figura que genera divisiones e incluso cuestionan sus aptitudes para gobernar.
La ciudadanía generalmente le da al nuevo presidente el beneficio de la duda, pero en el arranque de su mandato, los índices de aprobación no pasaron del 45 por ciento.
Lo anterior refleja que el magnate ha estado por debajo de los 40 puntos porcentuales más tiempo que ningún otro mandatario en su primer año.
Todavía hay esperanza, ya que la marca semanal más baja de Trump que registró Gallup fue del 35 por ciento.
Otros jefes de Estado tuvieron registros inferiores: Truman, Richard Nixon y Jimmy Carter alguna vez estuvieron por debajo del 30 por ciento.
Al respecto, una encuesta realizada por la Universidad Quinnipiac, publicada la semana pasada, revela que 63 por ciento de los encuestados cree que no es honesto; 59 por ciento que no tiene buenas habilidades de liderazgo y que no le importan los estadunidenses promedio.
Economía, uno de sus puntos fuertes
Ya si le buscamos puntos a favor, tiene uno.
De acuerdo con el Departamento de Trabajo de Estados Unidos la tasa de desempleo cerró diciembre de 2017 estable en un 4.1 por ciento, el nivel más bajo desde 2001.
Payroll employment increases by 148,000 in December; unemployment rate unchanged at 4.1% https://t.co/NsuHovcqn0 #JobsReport #BLSdata
— BLS-Labor Statistics (@BLS_gov) 5 de enero de 2018
https://platform.twitter.com/widgets.js
La economía estadunidense está en su mes consecutivo número 87 de crecimiento constante, lo que marca un noveno año de recuperación, luego de la gran crisis económica que se desató en 2007-2008.
Incluso en la encuesta de Quinnipiac los participantes dijeron estar más proclives a señalar que Trump está ayudando a la economía: 37 por ciento opinó que lo hace, mientras que 29 dijo que no.
Pero, al margen de la economía, hay pocos temas en los que se resalte el trabajo del magnate.
El plan de salud ha sido un sector en el que se ha mantenido bajo continuamente.
La agencia Associated Press publicó que siete de 10 personas desaprobaron su manejo en esa área en una consulta realizada en diciembre junto a NORC.
Otra consulta de AP-NORC, llevada a cabo a fines del 2017, indicó que apenas 23 por ciento de la población considera que cumplió con las promesas que hizo en su campaña presidencial; 30 por ciento estima que intentó cumplirlas y no pudo y 45 por ciento que ni lo había intentado.
Más de la mitad opinaron que el país está actualmente peor que cuando Trump asumió.
¿Pacifista?
Y si pensamos en sus capacidades diplomáticas, las podemos resumir con este tuit:
Kim Jong-un dijo que el botón nuclear está en su escritorio todo el tiempo. ¿Podría alguien de su hambriento y mermado régimen decirle que yo también tengo un botón, pero que el mío es mucho más grande y más poderoso que el suyo, y que funciona?”.
En septiembre pasado, durante su estreno ante la Asamblea General de la ONU, Trump amenazó a Norcorea con la “destrucción total” si ponía en riesgo la seguridad estadunidense y remató llamando “hombre cohete” a Kim Jong-un, tras lo cual hubo respuestas y amenazas.
El cruce de insultos se repitió en noviembre, cuando en la recta final de su gira asiática, el magnate llamó “gordo y bajo” al Líder Supremo después de que los medios norcoreanos se expresaran del presidente norteamericano como un “viejo lunático”.
Desde entonces, como si fuera un pleito de estudiantes, o por lo menos a los ojos de los expertos, ambos chocan sin pensar que son los hombres que tienen en sus manos el mayor pulso nuclear del mundo.
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Source: Excelsior