A solo dos meses de que se cumplan 20 años del fallecimiento de la Princesa Diana, el Príncipe Harry ha abierto su corazón para recordar uno de los momentos más difíciles de su vida, el funeral. Seguido por millones de personas alrededor del mundo a través de la televisión y con miles en las calles de Londres, es imposible olvidar aquella imagen de los Príncipes William y Harry caminando detrás del féretro de su madre, el cual tenía un arreglo de flores con la palabra “Mommy”. Escena que sigue siendo muy difícil de aceptar para el quinto en la línea de sucesión al trono.
“Mi madre acababa de morir y yo tenía que caminar detrás de su féretro, rodeado por miles de personas viéndome mientras millones más lo hacían en televisión. Pienso que no se le debería pedir a ningún niño que hiciera esto en ninguna circunstancia. No creo que eso pasaría en estos días”, ha dicho el Príncipe durante una sincera entrevista con Newsweek. Estas palabras confirman aquellos rumores de años, en los que se ha dicho que los Príncipes no querían hacer la procesión protocolaria y que fue solo hasta que su abuelo, el Príncipe Felipe, prometió hacerla con ellos, que aceptaron.
“Mi mamá murió cuando yo era muy joven. No quería que me pusieran en la posición en la que estaba, pero eventualmente salí de las sombras, empecé a escuchar a la gente y decidí usar mi papel para el bien”, dijo el Príncipe, que a sus 32 años se ve muy cómodo en su labor humanitaria y sus compromisos como parte de la Familia Real Británica, pero que según ha contado en esta entrevista, tuvo problemas para aceptar su posición.
“Ahora estoy emocionado y tengo más energía y amo las caridades, conocer gente nueva y hacerla reír. A veces siento que estoy viviendo en una pecera, pero ahora lo manejo mejor. Todavía soy un poco travieso, lo que disfruto y es como me relaciono con las personas que se han metido en problemas”, dijo el que en definitiva ha sido el más rebelde entre los dos hermanos.