Murilo Kuschick[1]
[1] Profesor investigador, Departamento de Sociología, UAM Azcapotzalco, [email protected]
Pese a que la pandemia no ha desaparecido y después de más 60 días de que se iniciara la etapa de confinamiento y de sana distancia entre los habitantes del país y aun cuando a que se había pronosticado por el subsecretario de Salud, Hugo López –Gatel el “aplanamiento de la curva” y por lo tanto la disminución de los contagiados y la etapa de reducción de los muertes derivados de la enfermedad; sin embargo, esta situación aún no sucede, pues ha habido más de 90,000 contagiados y 9930 muertos con un alta tasa de letalidad del 11%, la más alta en América Latina derivada de la baja cantidad de pruebas que realiza la Secretaria de Salud.
A nivel internacional, Estados Unidos de América se encuentra al frente con más de 100,000 muertos seguido por el Reino Unido con 38,000, le sigue Italia con 33,000 y después Brasil con casi 30,000 casos; sin embargo China en donde se dio inicio la epidemia sólo reporta 4,000 muertos, es decir una cantidad muy bajo si lo comparamos con otros países del mundo, como es el caso de México que presenta una alta tasa de letalidad, que es la cantidad de contagiados dividido entre el número de muertos, mientras que a nivel internacional esta es de 6%. Esta diferencia en las estimación de letalidad deriva de la cantidad de pruebas que se realiza entre la población para verificar el grado de expansión de la epidemia entre una población determinada, así que al aumentar el número de casos de personas que reportan síntomas de la enfermedad y pudiendo localizarlas territorialmente podría existir la posibilidad de intervenir en éstas regiones.
Casos de Coravirus a nivel Mundial, según la universidad John Hopkins
Este indicador el índice de la letalidad ya generó una controversia entre el presidente y la prensa la cual fue condenada por amarillismo, es decir, López Obrador no está a gusto con lo que publica la prensa, ya que quisiera él que la prensa y los medios de comunicación en general difundieran buenas noticias y que dijera de la buena situación que vivimos y que pese a la pandemia a México le va muy bien ya que sólo se han perdido 1,000,000 de empleos de 20 millones de personas que están empleadas de manera formal , además de dos millones personas que perdieron su empleo en el mercado informal, los cuales suman cerca de 31 millones de personas; si tomamos en cuenta que en los Estados Unidos se calcula que perdieron su empleo cerca de 20 millones de personas es imperativo por las consecuencias nefastas que acarrea el virus e intentar dar inicio a un proceso de recuperación de la economía, pese a que las posibilidades de nuevos contagios aún está latente entre la población.
Como se puede ver las intenciones de reanudar la actividad económica está ligada principalmente a que la epidemia ha hecho estragos muy amplios a la planta productiva del país y que los sectores que están ligados a la economía norteamericana por el tratado de libre comercio T-MEC, signado entre México, Estados Unidos y Canadá necesita reanudar su actividad en virtud de que perderían su participación en el mercado del cual hacen parte, para evitar una crisis mayor ya que las fuentes de ingreso del país comienzan a mermar y no existen alternativas viables, pues la industria del petróleo, antes una de las principales proveedoras de los ingresos del país se encuentra en crisis.
Frente a esto la reacción primordial del presidente ha sido por un lado negar la crisis existente tanto de en el ámbito de la salud por la precariedad de la infraestructura y de los recursos para atenderla ya que por los grandes recortes que sufrió el sector salud y la dirección de los mismo hacia otras áreas como es el caso de los programas sociales del presidente, y las obras que se están llevando a cabo en aeropuerto de Santa Lucia y en la construcción del Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, si tomamos en consideración estos programas que son finalmente los objetivos primordiales del programa de gobierno de López Obrador.
Frente a esta situación y el hecho de que si antes del Covid-19 la economía estaba en crisis y con un crecimiento negativo, la situación ahora va a ser dramática con una depresión económica que acarreará al país años para volver a la senda del crecimiento, de ahí los intentos del presidente por plantear que el crecimiento, no es suficiente si no se obtiene el desarrollo y si no se logra el bienestar. ¿Ahora cómo se logra el desarrollo, cómo se logra el bienestar? Si bien esta discusión no la podemos dar ahora es importante que aumentar el PIB (Producto Interno Bruto) no significa que se vaya a distribuir, si no hay algún esquema o programa.
La idea del presidente que es redistribuir parte del ingreso que se genera en el país mediante becas y apoyos en la zonas en donde no llegan los frutos del crecimiento; empero para distribuir es necesario que existan ingresos y si estos ingresos merman y si a los productores de la riqueza, -los empresarios-, se les quita una parte de sus ingresos para poder repartir entre la población necesitada vía la carga impositiva; mientras esta carga no aumente y los empresarios sigan creyendo en el país, posiblemente todo siga igual, mientras los demás grupos sociales y clases sociales no se sientan relegados y que sus demandas no son atendidas, podrá n seguir recibiendo el discurso presidencial que entra en conflicto con ciertos sectores de la sociedad. Si la pandemia es controlada o hay una disminución en sus efectos negativos, talvez el país pueda regresar a una supuesta normalidad, pero si esto no se logra otras crisis se van avecinar y por más giras presidenciales que haga el presidente y por más conferencias matutinas que haga en donde pretende dar buenas noticias, no serán suficientes para acallar el clamor, que si bien ha comenzado en las clases medias podrá dirigirse hacia otros grupos sociales.