CIUDAD DE MÉXICO.
El Consejo Nacional de Huelga (CNH) le propuso al gobierno un diálogo público y televisado. A través de un manifiesto, los jóvenes dijeron que querían exponer y debatir sus puntos de vista sobre la situación del Movimiento Estudiantil.
El 16 de agosto de 1968, fecha en que Excélsior publicó los cuatro puntos del manifiesto del CNH, como respuesta a los editorialistas de varios periódicos que sugerían entonces que los estudiantes dialogaran con las autoridades, también se informó sobre una resolución tomada por el Consejo Universitario.
A una parte del pliego petitorio del CNH presentado al gobierno, el Consejo Universitario se sumó. El Consejo Universitario es la autoridad colegiada de la UNAM y está presidido por el rector en turno.
Hoy hace 50 años, Excélsior publicó la información con la cual la estructura docente, administrativa y educativa de la Universidad Nacional Autónoma de México, la máxima casa de estudios de México, entraba de lleno al Movimiento Estudiantil. Es quizás el momento en que los estudiantes de la UNAM empiezan a ganar terreno a los del Politécnico dentro del CNH.
Fueron los consejeros universitarios Alfredo Adam Adam, María Josefina Patricia Morales, Roberto Suárez Argüello, Ricardo Guerra, Víctor Flores Olea y Gustavo Romero Kolbeck quienes presentaron al Consejo Universitario la propuesta de crear una comisión que formalizara las demandas de la Universidad ante el gobierno federal.
Los tres principales puntos que el Consejo Universitario aprobó apoyar fueron: respeto irrestricto a la autonomía universitaria, al considerar que eso es parte del orden legal de la República y el reconocimiento a la libertad de expresión, esencial para el cabal cumplimiento de las funciones de los centros de enseñanza del país; respeto a las garantías individuales consagradas en la Constitución, en la cual se funda el sistema jurídico que se ha otorgado soberanamente el pueblo de México; y no intervención del Ejército y de otras fuerzas del orden público para resolver los problemas que son de la exclusiva competencia de la Universidad.
En la nota, firmada por Antonio Ortega, se lee que las demandas del CNH fueron detalladamente analizadas por los consejeros universitarios, alumnos y maestros que se reunieron en la rectoría en la víspera de la publicación de esta nota, el 16 de agosto de 1968.
Mientras los universitarios deliberaban y llegaban a un acuerdo en el Pedregal de San Ángel, sobre si entrar de lleno al Movimiento Estudiantil, al otro lado de la ciudad los alumnos del Poli decidían que el paro de clases continuara y que aceptarían el diálogo con el gobierno, siempre y cuando éste fuera público y una vez que los tres principales jefes de la policía, Luis Cueto Ramírez, Raúl Mendiolea Cerecero y Alfonso Frías, fueran destituidos de sus cargos.
En la sesión del Consejo Universitario publicada hace medio siglo, se lee que no hubo objeciones cuando se presentó el punto relativo a la liberación de los estudiantes presos a raíz de los hechos violentos de, para entonces, casi un mes de presión con hechos violentos de forma intermitente.
La liberación de las personas presas por motivos políticos o ideológicos fue el punto que, según la información periodística, despertó mayor interés entre los miembros del Consejo Universitario.
En la sesión universitaria se dijo que el gobierno no puede aceptar que existan “presos políticos”. El director de la Facultad de Derecho de la época, Ernesto Flores Zavala, expuso: “Se trata de responsables de delitos del orden común; la presión que han ejercido diversos sectores en favor de la libertad de estos detenidos ha sido contraproducente, pues ya llevan diez años de prisión”.
De acuerdo con la información publicada hoy hace 50 años, Carlos Robles Valdez, entonces consejero estudiante de medicina, advirtió que “el Consejo Universitario no debe aprobar este punto, pues se pone en defensa de grupos ideológicos y se viola el artículo dos de la Ley Orgánica…”.
Ante esa posición, Ricardo Guerra, miembro de la comisión redactora y director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, entonces esposo de la escritora Rosario Castellanos, respondió que se debía dar el apoyo a esa demanda de la comunidad universitaria, pues es parte importante y fundamental en las argumentaciones de maestros y estudiantes, y se debe, dijo, recordar que fue tratado como punto central en las asambleas efectuadas en Ciudad Universitaria.
Cuando la reunión del Consejo estaba en el punto de que Ricardo Guerra solicitaba incorporar a distintas personas como asesores en la comisión organizadora, estudiantes de la Facultad de Derecho irrumpieron en la sesión.
Según la nota firmada por Ortega, era para “protestar por la burla de haber presentado otro pliego de peticiones, que no es el redactado por su comité de huelga”.
Algunos dirigentes intentaron entrar a empellones. El salón era insuficiente. Gritaban los líderes y tenía que suspenderse el debate de los consejeros. El consejo autorizó que hablaran Jorge Salomón y José Carreño. Ambos manifestaron su inconformidad por la participación del Consejo Universitario en gestiones de demanda ante las autoridades.
En el contexto de esa sesión del Consejo Universitario, publicada por Excélsior, se menciona en el texto que se comentaba también que se debía evitar que en la comisión redactora participaran personas de la Coalición de Profesores, en la que figuraban dos cabezas principales, Eli de Gortari y Heberto Castillo, de conocidas “tendencias extremistas”.
(De Gortari y Castillo fueron presos políticos. Eli de Gortari fue arrestado en septiembre de ese año, mientras que Castillo se convirtió en un militante de partidos políticos de izquierda y salió de la cárcel en 1971.)
La nota periodística de hace 50 años refiere que el estudiante Luis González de Alba —que se convirtió en uno de los líderes más emblemáticos del Movimiento Estudiantil y que estuvo preso también—, pidió la palabra para decir que el Comité de Huelga de Estudiantes Técnicos y el Consejo Nacional de Huelga rechazaban toda participación de esas gestiones oficiales. Dijo que ellos ya se habían dirigido a las autoridades, y que cualquier respuesta sería atendida si iba directamente a ellos, no a las autoridades de la UNAM o del IPN, como había ocurrido.
González de Alba, quien murió el 2 de octubre de 2016, se lee en la nota, provocó sonrisas cuando comentó que el Consejo Nacional de Huelga aceptaría la adhesión del Consejo Universitario en las condiciones señaladas, pues es el único autorizado como Consejo Nacional de Huelga, y así terminó esa sesión del Consejo Universitario, según se publicó hoy hace 50 años.
El 16 de agosto de 1968, El Periódico de la Vida Nacional también publicó la información de que los estudiantes habían acordado en la víspera, integrar brigadas políticas, de unos 200 estudiantes, para efectuar mítines en distintos puntos de la ciudad, principalmente en fábricas, sindicatos, mercados y otros sitios públicos. La idea era “informar al pueblo y a los trabajadores lo que verdaderamente ocurre en México y la razón de nuestra lucha”.
Sobre el manifiesto del CNH, se lee en la nota, fue entregado a los representantes de los medios, bajo la siguiente premisa: “Después de la manifestación del martes pasado, en que se demostró ampliamente la unidad, combatividad y sentido de responsabilidad de los estudiantes de México, en muchas publicaciones se sugiere de diversas maneras que los estudiantes debemos iniciar el diálogo con las autoridades…”.
De esa manera los estudiantes señalaron que todo lo relacionado con el Movimiento lo harían de forma pública; que la forma en que actuaban satisfacía a los estudiantes y al pueblo que los apoyaba, remarcando que la forma pública de establecer el diálogo tenía la ventaja de la participación masiva y democrática; que quería evitar pláticas particulares y así también las interpretaciones interesadas; y por tanto propusieron: “Si el medio periodístico de establecer el diálogo público les parece lento a las autoridades, con gusto aceptaríamos participar en discusiones públicas televisadas, en donde ambas partes expondrían sus puntos de vista particulares”.
Puntos
El Consejo Universitario demandó respeto irrestricto a la autonomía universitaria; reconocimiento a la libertad de expresión; respeto a las garantías individuales, y la no intervención del Ejército.
Source: Excelsior