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sábado, septiembre 21, 2024

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Cómo fue que Cuba marcó a fuego la música de Gloria Estefan

(Archivo)

Miami – Su padre trabajaba en un granja de Cuba. Esa fue la historia que la gran Gloria, una mujer altísima de más de 1,70 m., le contó a su hija.

Gloria lo sabía mejor. Su padre, un policía que había servido a la primera dama cubana, Marta Batista, se unió a una brigada de exiliados isleños respaldada por la CIA. Fue capturado por las fuerzas cubanas después de la fallida invasión de la Bahía de Cochinas y estaba en prisión.

“Mi madre trataba de protegerme”, dice la cantante y compositora Gloria Estefan, de 60 años, y una de las ganadoras del Kennedy Center Honors del 2017. Hablamos de su suntuosa propiedad en la isla de Miami, su pasión por los Picasso y los Botero, y del rescate de animales de una perrera. “Yo sabía lo que estaba pasando”.

Su familia, como muchos otros cubanos, creía que su estadía en Miami sería fugaz. Cualquier día todos se iban a reunir en La Habana después de que la revolución de Fidel Castro cayera.

“Todavía tengo mi pasaporte cubano y mi billete de Pan Am de ida y vuelta en la caja fuerte”, comenta Estefan, que tiene una manera de hacer que las visitas se sientan como en casa, incluso cuando su hogar es un palacio lleno de personal. “¿Quién sabía lo que nos iba a pasar? Había tantas posibilidades, tantas cosas que podían pasar“, relata.

Lo que pasó fue esto: Estefan se quedó en Estados Unidos, vendió 100 millones de álbumes y ganó siete premios Grammy. Su banda, la Miami Sound Machine, se convirtió en la exportadora de un pop rítmico inspirado en los sonidos cubanos, algo que fue un auténtico éxito de los ochenta, y muchas de las canciones fueron escritas por el matrimonio Estefan, como Rhythm is Gonna Get You y Conga. Ella se convirtió en un titán de la música latina, una madrina para los artistas más jóvenes, una emisaria del sueño americano y alguien muy querida.

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Su niñez no había presagiado mucha gloria. Su padre, que había estado encarcelado durante tres meses después de que Castro asumiera el poder, finalmente llevó a su familia a Miami en mayo de 1960. Se unió a la brigada de la CIA y pasó dos años como prisionero político y, finalmente, fue liberado a través de un programa de intercambio iniciado por el presidente John F. Kennedy. Más tarde se alistó al ejército de Estados Unidos y sirvió en Vietnam hasta que regresó a casa diagnosticado con esclerosis múltiple. 13 años de terrible tratamiento hasta su muerte, en 1980.

“Cuando la conocí, había mucha tristeza en su rostro”, comenta Emilio Estefan, el primer y único novio de Gloria, y su esposo de casi 40 años, que salió de Cuba en 1967 a la edad de 14 años. “Me aseguré de que volviera a ser una persona feliz”, relata el productor.

Pocos artistas están tan arraigados en un solo lugar como los Estefan, que han vivido solo en el sur de la Florida desde que llegaron de Cuba. “Estamos lo más cerca posible de nuestras raíces, y aún vivimos en este magnífico país con su libertad y su belleza”, agrega Estefan, que lleva un vestido negro ceñido a su pequeño cuerpo y unas espectaculares botas de ante de la marca Prada.

La pareja vive en un complejo de la isla de la ciudad que rivaliza con cualquier complejo. Son, para emplear un término preferido de Estefan, bestias en el negocio: poseen hoteles, restaurantes, un estudio de grabación, una editorial, bienes raíces y una asociación minoritaria en los Miami Dolphins.

“Son como la realeza de Miami”, dice Rebecca Fajardo Cabrera, la hermana menor de Estefan. “No se puede cenar en un restaurante con ellos sin 40 interrupciones”, comenta.

(Archivo)

Su riqueza estimada está entre USD 500 y USD 700 millones.

“Emilio es el tipo de la idea. Ve el panorama completo, es el soñador. Me concentro en los detalles. Odia las finanzas. Me encanta”, asegura Gloria, señalando las propiedades que poseen en la bahía. “Nos encantan los bienes inmuebles. Nos encantan los bienes tangibles. Tenemos una mentalidad de inmigrantes”, añade.

Se ve a sí misma como una inmigrante, una exiliada, a pesar de que ha vivido en Estados Unidos casi toda su vida.

Ella nació siendo Gloria María Milagrosa Fajardo García Montaño y Pérez en la Habana, en 1957. “Me deshice de Milagrosa porque era demasiada presión”, bromea. Cuba, un lugar que no visitará, la define. Ella es la primera artista cubanoamericana y la séptima artista latina en recibir los Kennedy Center Honors. Hace dos años, tanto ella como su esposo recibieron la Medalla de la Libertad.

Asistió a la Universidad de Miami mientras actuaba por las noches y los fines de semana, y pensó en cursar una carrera de derecho o psicología. Pero la música le fue mejor.

(AP)

En sus veinte, con Emilio y las Miami Sound Machine, conquistó América Latina con canciones originales en español. En el sur de la Florida, mientras tanto, trabajaron en los circuitos de quinceañeras suplicando a las estaciones de radio que pusieran sus canciones.

“Éramos famosos en esos círculos, pero no aquí. Hacíamos estadios en América Latina, con 25,000 o 50,000 personas, pero volvíamos a Miami y cantábamos para una boda frente a 200 personas“, comenta.

Finalmente llegó el éxito. Grabar en inglés marcó la diferencia. Estefan se convirtió en la princesa del pop latino de los ochenta. Estuvo en lo más alto del mundo. Tuvieron un hijo, Nayib, que nació en 1980. Su hija Emily llegó 13 años después.

Source: Infobae

Erre&ErreRedacción
Erre&ErreRedacciónhttp://www.mexicoahora.com
Lic. en Sociología. Editor de noticias. Con amplia experiencia en servicios de contact center.

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