La firma refresquera estadounidense compró la cadena británica Costa
Con las ventas de bebidas azucaradas a la baja, Coca–Cola ha decidido apostar por el café con la compra de la cadena británica Costa, una adquisición que sitúa al gigante de los refrescos en plena competencia con Starbucks.
La operación, anunciada hoy por $4,368 millones de euros o unos $5,100 millones de dólares, es la mayor compra en la historia reciente de la compañía con sede en Atlanta (Estados Unidos).
El movimiento de Coca–Cola confirma la tendencia adelantada por otras empresas de acumular cada vez más distintos tipos de bebidas bajo un mismo paraguas.
La caída en la venta de refrescos -que los consumidores ven como poco sanos y que en muchos lugares tienen ya impuestos para disuadir de su consumo- han empujado a los gigantes del sector a otros campos.
Este año, PepsiCo se hizo con SodaStream, que fabrica un aparato para hacer bebidas gaseosas caseras, mientras que la empresa de cafeteras Keurig unió fuerzas con el productor de refrescos Dr Pepper Snapple.
Según Quincey, la empresa británica ayudará a Coca–Cola a entrar en el mercado del café y las bebidas calientes, del que se ha mantenido bastante al margen durante sus más de cien años de historia.
“Estos son tiempos de cambios extraordinariamente rápidos en nuestra industria”, admitió.
Frente al retroceso de los refrescos, el café continúa al alza, con un mercado de enorme crecimiento en China, y ha atraído al sector a más y más competidores.
Nestlé, que además de Nescafé y Nespresso tiene la cadena de cafeterías Blue Bottle, anunció esta misma semana un acuerdo para vender café y té de Starbucks fuera de las tiendas de la empresa estadounidense.
Para Quincey, Costa es “la mejor vía” para que Coca–Cola tenga una “plataforma de café global” que complemente el resto de su negocio.
La batalla con Starbucks se mantendrá por el momento fuera de Estados Unidos, pues el consejero delegado de Coca–Cola adelantó hoy que no planea ahora mismo abrir cafeterías de Costa en el país.
Dos horas después de la apertura de Wall Street, las acciones de Coca–Cola retrocedían alrededor de un 0,70 %, mientras que las de Starbucks avanzaban en torno a un 0,45 %.
Los títulos que se disparaban eran los de la británica Whitbread, propietaria de Costa, que subían en Londres más de un 14 %.
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