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Agradezco a mi querida bruja que continúa tejiendo para mí desde el reino de las hadas, donde creo que se encuentra.
Agradezco a mi amada bruja que siempre está presente para mí desde el rincón mágico de las hadas, donde supongo que se encuentra.
Tengo que admitir que cuando descubrí la realidad detrás de una historia que me acompañó durante mucho tiempo, no me sentí decepcionado. Quizás me alegré porque no hay nada más hermoso que estimular la imaginación de un niño y compartir con él la magia de adentrarse en el mundo de las hadas y los duendes.
Después de entender el verdadero significado, decidí mantener mi propia interpretación y lo guardo en mi corazón como un tatuaje.
Esta historia aparentemente se originó en Colombia y ha sido transmitida de forma oral, convirtiéndose en parte de su patrimonio cultural.
Había una persona ingenua que estaba intentando atrapar algo con urgencia. Saltaba, corría, se lanzaba, buscaba y se enroscaba, creyendo que estaba capturándolos.
Alguien con interés preguntó qué actividad estaba llevando a cabo.
– Estoy persiguiendo pispirispis-
"¿Puedes decirme cómo puedo ayudarte?"
– ¿Cómo puedo saber eso si todavía no logro capturar el primero?
Cuando era muy pequeño, mi tía Martha, a quien quería mucho, solía contarme historias fascinantes de mitos, leyendas y cuentos. Estoy seguro de que ella las modificaba a propósito para dejarme una enseñanza o un mensaje importante.
En ocasiones, los hijos mayores creemos que merecemos un trato especial por ser los primeros. A veces, se nos escapa el agradecimiento. Nos volvemos exigentes, inflexibles y algunos podemos resultar insoportables. Tal vez, darme cuenta de esto sin culparme fue lo que motivó a ella a crear una historia y darle un nuevo sentido.
La primera modificación fue sustituir la palabra "bobo" por "loco".
Un bobo es una persona que es simple y no reflexiona mucho, también puede tener dificultades para hablar correctamente.
Los individuos con problemas mentales en sus diversas formas resultan fascinantes. Desde que era niña, siempre me han llamado la atención aquellos que habitan en los pueblos. Me intriga saber qué los llevó a estar en esa situación. Aparentemente, en cada pequeña comunidad hay al menos uno de ellos. Son seres que, por alguna razón, han sufrido una fractura interna y se muestran deambulando por las calles, durmiendo en pedazos de cartón, alimentándose de los basureros y vistiendo harapos que apenas cubren sus partes íntimas. Sin duda, muchos de ellos presentan señales de alcoholismo, drogadicción, historias de abandono y abuso. Pero todos comparten algo en común: son marginados, excluidos y viven como parias.
¿Existen en las ciudades? En gran cantidad, habitando debajo de los puentes, en las rotondas con vegetación, en edificios abandonados, en las alcantarillas, en los parques, buscando sustancias para aliviar el frío, la pobreza y el hambre.
Sin lugar a dudas, existe una gran diferencia entre una persona ingenua y alguien completamente desequilibrado. Porque, por supuesto, también hay individuos que desafían las normas, tienen sueños y se aventuran en proyectos aparentemente irracionales.
Creo que al sustituir a una persona por otra, ella quiso comunicarme algo, aunque nunca sabré con certeza cuál fue su intención. Tal vez los que tenemos una pizca de locura nos atrevemos a cuestionar, a crear nuevas ideas y a cambiar la forma en que vemos las cosas, y ella y yo definitivamente pertenecemos a ese grupo.
Así que, mientras me contaba esta historia, él dibujaba con un palito en el suelo. Me preguntó si conocía a esos seres, si alguna vez los había visto. A pesar de saber que no, decidí mentir y, con una imaginación desbordante, miré sus hermosos ojos y le respondí: "Sí, los he visto. Tienen brazos que parecen alas, picos de pájaros, dos patitas y una colita de lagartija. Son pequeños, susurran como el viento y siempre dicen cosas bonitas, pero solo los niños pueden verlos".
Me dijo con una sonrisa encantadora y juguetona: "Incluso aquellos que tienen un corazón agradecido pueden verlos, aquellos que entienden que este acto tan maravilloso puede disipar la oscuridad que a veces se apodera del corazón".
El acto de agradecer nos permite apreciar y valorar todo lo que tenemos en el mundo. Nos motiva a estar alerta y sorprendernos ante las maravillas de la existencia. Es como ver el mundo con los ojos de un niño, sabiendo que somos amados y reconociendo cada regalo que recibimos sin dificultad alguna.
En aquel momento, no lograba comprenderlo, era demasiado abstracto para mí, las palabras que escuchaba sin entender del todo. Sin embargo, sus frases quedaron grabadas en mi corazón y simplemente crecí sintiéndome afortunada. El solo hecho de imaginar que podría verlos me ayudaba a sobrellevar esos momentos en los que el mundo parecía no tener sentido y se volvía gris.
Adquirí la habilidad de llamarlos, interactuar con ellos y aprender a comunicarme con ellos. Les contaba mis experiencias y disfrutaba admirando sus hermosas alas cuando visitaban nuestro mundo.
Eran tan pequeños que parecían partículas de polvo que brillaban cuando el sol las tocaba. Su lenguaje me daba una sensación de cosquilleo en los oídos y un aroma dulce a pera los rodeaba.
Durante mucho tiempo, Martha y yo creamos juntas el mundo de los Pispirispis, dándoles forma y alimentándolos. Para nosotras, se convirtió en algo que nos unía. Inventamos que eran una especie de seres que aparecían cuando las cosas se volvían complicadas, recordándonos que somos más que simples seres destructivos que a menudo olvidamos la belleza que hay en la vida.
Pensábamos en ellos como seres llenos de luz, orgullosos de su nombre y de su profundo significado. Según me dijeron, Pispirispi significa "agradecimiento" en su idioma, y para nosotros, los humanos, eso es la memoria del corazón.
Durante el día de hoy, he obtenido conocimiento acerca de cómo la gratitud puede ser una forma universal de fortalecer conexiones entre las personas, una manera de reconocer y elogiar la vida misma. Es un gesto de agradecimiento hacia los demás, hacia uno mismo y hacia esa energía creadora en la que algunos creen.
Estábamos discutiendo sobre cómo nos hemos conectado con el mundo material a través de objetos que dejan una huella, pero para nosotras, los Pispirispis representan pensamientos amorosos, conciencia y hermosas fantasías que surgen de la necesidad de recordar nuestra identidad y propósito.
Cuando todas las partes de nosotros se unen en este hermoso acto de gratitud, el corazón se llena de alegría.
Si en el pasado no comprendí lo que me dijo, ahora me hace sentir que realmente existen de esa forma.
En el folclore, el término "pispirispi" se refiere a una ilusión, un problema o una quimera que una persona busca intensamente y dedica la mayor parte de su tiempo a esa búsqueda.
Es posible que algunas personas que no están familiarizadas con estas explicaciones puedan considerar que son similares a los Orbes, que son elementos reflectantes en las superficies que muestran partículas suspendidas desenfocadas. A esto se le llama efecto de retrodispersión o backscatter. Incluso puede ser algo tan simple como la suciedad en el lente al tomar una fotografía.
En ocasiones, los observo volar a su alrededor, recordando mi infancia y pensando en que solo existen en mi imaginación.
Entonces, inclino mi cabeza y me propongo agradecer por todas las cosas que sí poseo, ya que ya no soy una niña y, a veces, en mi seriedad habitual, tiendo a olvidar que alguna vez lo fui.
Por lo tanto, doy gracias al hombre del pueblo que deseaba capturarlos, para que siempre recuerde la importancia de agradecer.
Agradezco a mi amada hechicera que continúa velando por mí desde el mágico reino de las hadas, donde creo que se encuentra.
Escrito por DZ
El nombre de la persona mencionada en el
La cuenta de Twitter de Claudia es @claudia56044195.
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