La clase política quedó advertida. Así como en junio 16 de 2015 Trump dijo de que buscaría construir un muro en su frontera sur que México pagaría y ha mantenido esa idea, la ha repetido cuanta ocasión ha podido, ahora las intenciones de Trump hacia el establishment —la clase política de EU— quedaron claras.
El discurso inaugural de Trump fue, sobre todo, un discurso antisistema. Con tres expresidentes ahí sentados y casi todos los integrantes de la Cámara de Representantes y del Senado, Trump les dijo a los ciudadanos que esa clase política no había hecho las cosas bien; que sólo había trabajado en su propio beneficio y les prometió que la forma como Washington funcionará cambiaría a partir de ese momento.
“No importa qué partido controle el gobierno; lo que importa es que el gobierno sea controlado por el pueblo americano”.
Republicanos y demócratas quedaron advertidos.
El mundo quedó bajo advertencia también. Retrasando el reloj más de 300 años, Trump declaró que —sabedor de que no sólo en EU estaban pendientes de sus palabras—, a partir de su llegada, cada país debe velar por sus propios intereses. Estados Unidos primero, fue la doctrina esbozada por Trump afuera del Capitolio frente a los presentes, física o vía los medios de comunicación.
Muchos habrán volteado a ver si Trump era la figura reencarnada de Charles Lindbergh, recordando ese movimiento aislacionista de los años 30 que buscaba impedir que EU participara en la Segunda Guerra Mundial como aliado de Europa para impedir el avance del nazismo.
“Hemos defendido las fronteras de otros países, rehusándonos a defender nuestra propia frontera. Nos hemos gastado trillones y trillones de dólares en el mundo mientras que nuestra infraestructura ha decaído. Hemos enriquecido a otros países mientras que nuestros propios recursos, fuerza y confianza se han disipado en el horizonte. La riqueza de nuestras clases medias les ha sido arrebatada y redistribuida alrededor del mundo.”
El mundo quedó advertido. A partir de ahora es EU por sí mismo. Adiós a las alianzas. Adiós al policía del mundo.
Y también advertidos quedaron los medios de comunicación. El ataque hacia el llamado cuarto poder no ha cesado. Ni en la campaña ni en las aproximadamente 120 horas que lleva Trump en la Casa Blanca.
Simbólico de esta advertencia ha sido ver cómo en estas primeras horas Trump y sus cercanos —Sean Spicer, vocero; Kellyanne Conway, la superasesora y exjefa de campaña de Trump— han mostrado lo que será el estilo personal del nuevo gobierno. Un gobierno confrontativo al grado absurdo de ponerse a discutir el número de asistentes al National Mall de Washington el viernes pasado en lugar de ponerse a trabajar.
Un estilo que implica el uso sin control de Twitter del ahora Presidente, a pesar de la importancia del mensaje que estas primeras horas representan para todo gobierno que se estrena.
Los medios en EU podrían ya dejar de pensar en la importancia de los primeros cien días del gobierno de Trump y mejor pasar a hacer una lista de las primeras 100 mentiras del Presidente que tiene su verdad alternativa. Seguramente éstas ocurrirán antes de la fecha tan simbólica.
APOSTILLA: Once años ha sido Excélsior mi casa editorial. Estoy sumamente agradecida por el espacio y la oportunidad que Olegario Vázquez, Ernesto Rivera, Ignacio Anaya y Pascal Beltrán del Río me han brindado. Hoy me despido de estas páginas agradecida, sobre todo, con mis lectores… A partir del viernes los espero en un nuevo espacio.
Twitter: @AnaPOrdorica
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Post y Contenido Original de : Excelsior
http://www.excelsior.com.mx/opinion/ana-paula-ordorica/2017/01/24/1141733
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