La crisis de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) marca este 1 de mayo, como reflejo del nuevo escenario que se presenta para el mundo del trabajo como una oportunidad para dar inicio a una nueva etapa en la organización sindical.
El congelamiento de la participación de actores relevantes, como el Colegio de Profesores y de la Confusam en la multisindical, a modo de presión para reformar el actuar de la CUT, abre el debate respecto del estado actual de la organización de los trabajadores en el país. En este sentido, la palabra fragmentación se repite e impulsa a revisar la actividad sindical en los últimos tiempos.
De hecho, para este lunes están convocadas tres marchas en Santiago: La de la CUT, que se desarrollará entre Plaza Italia hasta Santa Rosa desde las 10 de la mañana; la de No+AFP, donde participarán las organizaciones que se descolgaron de la multisindical en crítica a las irregularidades de la última elección, la que se concentrará en Alameda con Brasil; y el llamado del Comité de Iniciativa por la Unidad Sindical (CIUS), que marchará desde Alameda con Brasil hasta la USACH.
Tres movilizaciones por un mismo motivo, una evidencia de que el movimiento de los trabajadores se encuentra en búsqueda de un nuevo modo de acción.
En este sentido, el dirigente y miembro de la mesa ejecutiva de Nueva Democracia, Cristián Cuevas, sostiene que “efectivamente estamos en un escenario que es complejo. Primero, por la arremetida empresarial para impedir cambios, siendo estos últimos años un retroceso; también la reforma laboral y las negociaciones del sector público son un ejemplo”.
El diagnóstico es compartido, con matices, por el investigador de la Fundación Sol, Recaredo Gálvez, quien expresa que “se ve un proceso de fragmentación, pero no es el único que se está desarrollando. En el mundo sindical se están llevando a cabo procesos de convergencia entre las organizaciones algo más pequeñas, en paralelo a los problemas que se evidencian en los sindicatos grandes o las confederaciones”.
Responsabilidad de los dirigentes
Al ser consultado respecto de las responsabilidades que caben a los dirigentes sociales de no aunar voluntades en torno a la unidad del movimiento sindical, Cristián Cuevas asume y sostiene que “existe una orfandad del mundo sindical, por una incapacidad política sindical de las dirigencias y la descomposición de la organización histórica de los trabajadores”.
En la misma línea se manifiesta Recaredo Gálvez, quien además apunta a la cooptación por parte de los partidos en los últimos 25 años del movimiento sindical, como una de las causas del actual estado, señalando que “la gran crítica hacia la CUT tiene que ver con que la línea de la dirigencia está vinculada a la línea de los partidos, del Gobierno”.
¿Hay responsabilidad de las cúpulas para el actual escenario? Cuevas señala afirmativamente que “no se puede soslayar la responsabilidad de la dirigencia en esta crisis. Ahora estamos generando espacios de reflexión que puedan restituir la unidad sindical. Hay que hacer una reflexión profunda de nuestra labor, para poder reconstruir esta descomposición”.
De todas formas, esto no significa que los trabajadores estén desmovilizados. En palabras de Gálvez, se está llevando a cabo un proceso en la base trabajadora, el que se supone una transición a otra etapa del movimiento. “Vemos momentos de claro-oscuro, como parte de una transición. Los trabajadores están desarrollando nuevas instancias de organización, con espacios más separados de la burocracia dirigencial de los partidos políticos (…) el trabajador, como sujeto colectivo, no está fragmentado, está en un proceso de transformación, ya que las dirigencias llevan 20 años al ritmo de los partidos políticos y dejando de lado a los sindicatos de base”.
Politización de los trabajadores
En los últimos tiempos, la despolitización ha sido uno de los asuntos que más se han repetido, considerando básicamente la baja participación electoral. Aunque, esto no dista tanto de lo que sucede a nivel de sindicalización por parte de los trabajadores.
Pero eso no significa que no se estén organizando a través de diferentes demandas sociales. Hecho que es destacado por el investigador de la Fundación Sol, el que señala que “hoy tenemos que hay 11.400 organizaciones sindicales y la mitad es de 40 o menos socios, y lo que podemos ver es que se agrupan en espacios como el No+AFP, donde hay una combinación de orgánicas de acuerdo a un objetivo político”.
De esta forma, al finalizar, Gálvez recalca a modo de proyección del movimiento sindical que “hay una politización, que se entiende en que la movilización puede generar procesos de transformaciones estructurales en la sociedad. El proceso de politización ha logrado que los sindicatos no solo piensen en el paseo de fin de año, sino que buscan participar de la construcción de una sociedad con derechos garantizados”.
José Robredo H.
El Ciudadano
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1 de mayo: Los desafíos del mundo del trabajo
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