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La industria escocesa de los títulos nobiliarios

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La industria escocesa de los títulos nobiliarios

¿Le apetece unirse a la nobleza escocesa? Esta región del norte de Reino Unido ha visto desarrollarse toda una industria que permite que la gente ordinaria haga justamente eso, algunos con más justificación legal que otros.

Una compañía, Highland Titles, ha ennoblecido –al menos sobre el papel– a alrededor de un cuarto de millón de personas en países tan lejanos como Australia, Canadá y Rusia.

Por tan sólo 29,99 libras (34 euros, 40 dólares) cualquiera puede comprar un certificado que le proclama “Lord” de un pie cuadrado de tierra en las majestuosas colinas de las Tierras Altas escocesas.

Peter Bevis, director de esta empresa con sede en las Islas del Canal -dependencia de la Corona británica-, afirma que los ingresos se usan para mantener reservas naturales.

También insiste en que sus clientes entienden perfectamente que no se han convertido en aristócratas de la noche a la mañana.

“Todos disfrutan del hecho de ser ‘pequeños Lords’ de un pie cuadrado” (0,09 m2), explica a la AFP.

“No tratan de fingir que se han convertido en grandes terratenientes o en competencia de los jefes de los grandes clanes de Escocia”.

Sin embargo, algunos críticos cuestionan el negocio y dicen que la tierra real todavía pertenece a Highland Titles.

El legislador escocés Andy Wight, experto en reforma agraria, dijo a la AFP que, para empezar, “legalmente no se puede poseer en Escocia un pie cuadrado de tierra”.

  • “Lo hacemos por diversión” –

Unos 100 de estos Lords y Ladies con títulos de Highland Titles se reunieron en el pueblo de Glencoe este mes, convencidos de que la inversión valió la pena.

“Lo hacemos por diversión. Es un placer ser parte de una comunidad de gente agradable que trata de hacer un mundo mejor”, dijo a la AFP Steven Scholte, un holandés de 73 años.

Victoria Zohner, una canadiense de Alberta de 31 años, consideró que “no es una pérdida de dinero”.

“Solamente el viaje ha sido increíble, puedes ver el trabajo que realmente están haciendo aquí”, afirmó.

Los propietarios de negocios locales se dijeron más que contentos con la afluencia de turistas inspeccionando “su” tierra.

“Están trayendo una cantidad significativa de negocio a la zona. La gente viene a visitarnos, vienen a ver los pedacitos de tierra que han comprado”, dijo David Cooper, propietario de la tienda Crafts & Things en Glencoe.

“Si quieren llamarse a sí mismos Lords o Ladies es cosa suya”, añadió.

Elizabeth Roads, encargada de registros de la autoridad heráldica escocesa (“Court of the Lord Lyon”), explica a la AFP que algunos llegan a Escocia con la impresión de haberse convertido de verdad en nobles.

“Hemos tenido personas que han asumido, por lo que se les ha dicho, que de alguna manera tienen derecho a llamarse a sí mismos Lords y a poseer un escudo de armas, y no es el caso”.

“No se puede comprar un señorío, no hay estatus legal para un título-souvenir”, añadió.

Sí se puede comprar “lo que una vez se conoció como baronías feudales, que es una entidad al margen de la tierra”, precisó Roads.

  • Baronías en venta –

Las baronías eran concedidas por los reyes escoceses y venían acompañadas de vastas extensiones de tierra, pero en 2004 el Parlamento escocés las separó del campo como parte de una reforma agrícola en un país donde la mitad de la tierra es propiedad de menos de 500 personas.

Brian Hamilton, un socio de Scottish Barony Titles, actualmente tiene dos baronías a la venta cerca de Aberdeen y Dundee por 85.000 libras (114.000 dólares, 96.000 euros) cada una, pero algunos de estos títulos pueden pagarse por mucho más.

“La baronía de McDonald se vendió a finales de los años 90 y alcanzó un precio muy alto”, dice a la AFP. “No voy a decir lo que en realidad costó, pero el precio de salida era de 1 millón de libras”.

Actualmente está negociando una venta con un comprador de China.

“¿Por qué uno compra un Ferrari? Algunas personas quieren sentirse bien con ellas mismas”, aventura. Otras “quieren consolidar su relación con Escocia, otros piensan que es una idea linda”, agrega.

“Algunos sugieren que podría ayudarles en los negocios. No estoy muy convencido de ello, ¿pero quién soy yo para disuadirlos?”, dice Hamilton.